Paradoja. Colombia, país de ríos, con un caudal de 58 litros por segundo en un kilometro cuadrado, sufre sed. Bien por efecto de las altas tarifas, bien por la mala calidad del servicio o bien por el incremento en la contaminación de sus aguas.

Sin conciencia, en muchas ocasiones, de esta realidad y de los riesgos que trae para el futuro la deforestación, la sobre explotación de las fuentes subterráneas del preciado líquido, el vertimiento de aguas negras a las quebradas y grandes ríos, así como la privatización de las principales fuentes de agua, los colombianos nos acercamos a épocas de escasez y en no pocas ocasiones, hasta de sequía.

Entre el país rural y el país urbano

Un gran porcentaje de los municipios del país se caracteriza por una baja inversión en infraestructura sanitaria y saneamiento básico, tanto pública como privada, con carencia de redes de alcantarillado y plantas de tratamiento de aguas residuales domésticas e industriales, proliferación de pozos sépticos con diseños inadecuados y redes de alcantarillado en mal estado y la disposición final de residuos líquidos industriales sin previo tratamiento aunado al inadecuado uso y disposición de agroquímicos. Vale la pena señalar que la prestación del servicio en cabeceras municipales lo suministran el 67% empresas municipales, el 22% otras oficiales y el 11% particulares.

Se presentan casos graves en los departamentos de Amazonas, Arauca, Bolívar, Caquetá, Casanare, Cauca, Chocó, Guaviare, Magdalena, Meta, Risaralda, San Andrés y Vaupés en los cuales ningún municipio de los que se obtuvo información, tienen agua apta para el consumo humano.

En el departamento de Santander sólo cinco (5) municipios consumen agua potable, uno está cercano a cumplir y 60 municipios están con mala calidad de agua. Cundinamarca con 23 municipios y Boyacá con 20, registran un alto número de municipios que consumen agua de muy mala calidad.

De una población de 22’464.114 habitantes de cabeceras de los municipios analizados, a el 55,3% o sea 12’000.000 se les suministra agua no apta para el consumo humano porque no cumple con el parámetro del 95% en los aspectos biológico y fisicoquímico. Pero más preocupante aún, es que de estos últimos, 1’847.618 personas (14.9%), consumen agua tan de mala calidad, que no obtuvo ningún grado de cumplimiento en los parámetros biológicos (Coliformes totales y E. Coli). Solo el 28,4% de la población muestreada recibe agua que se encuentra muy cerca de cumplir con los parámetros de la norma.

Aguas superficiales, subterráneas y marinas

Las aguas superficiales, de acuerdo al monitoreo realizado por el IDEAM entre el 2002 y 2003 de 39 corrientes muestra un deterioro en la calidad de los ríos, en cuyas cuencas se concentra la mayor actividad social y económica del país como Bogotá, Medellín, Chicamocha, Alto Cauca, Lebrija y Chulo (Boyacá). (ver gráfico 2)

Las aguas subterráneas también son afectadas por el crecimiento urbanístico y actividades agroindustriales con preocupantes impactos sobre su calidad. En lugares como la Costa Atlántica éstas representan la única fuente de agua para los municipios.

Las aguas marinas y costeras, con base en los monitoreos realizados por la Red de Vigilancia para la Protección y Conservación de la Calidad de las Aguas Marinas y Costeras, Redcam, muestra que en las regiones Caribe y Pacífico existen altos niveles de contaminación. La causa de que la mayoría de las fuentes de agua se encuentren en este estado se debe a los procesos de exceso de nutrientes, contaminación por hidrocarburos del petróleo, plaguicidas, metales pesados y contaminación microbiológica.