Hay tres aspectos a considerar al analizar y evaluar las caricaturas del profeta Mahoma. El primer aspecto es que el dibujar cualquier profeta está prohibido en la religión musulmana. El segundo es que no se tiene el hábito, en el mundo musulmán, de burlarse de nuestra religión ni de las de los demás. Así, estas caricaturas son consideradas, incluso por los musulmanes «moderados», como un atentado a una persona sagrada y como una provocación contra nuestra religión. El tercer aspecto es que los musulmanes deben comprender que burlarse de la religión forma parte de la cultura en la que viven en Europa, y que esta tradición se remonta a la época de Voltaire. Como nosotros, musulmanes, vivimos en este medio, debemos adoptar una posición conveniente y no reaccionar con emoción. Debemos ceñirnos a los principios de nuestra religión y no ceder ante las provocaciones.
La reacción de la mayoría de los países musulmanes ante estas caricaturas que se manifiesta mediante los llamados al boicot, apoyará las teorías extremistas que consideran imposible la integración de los musulmanes en Europa.
Lo que necesitamos es comprensión, no derecho. La libertad de expresión es un derecho protegido por ley en Europa y nadie debería impugnarlo. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que la composición de la población europea ha cambiado y que hay que tener en cuenta la sensibilidad de los musulmanes.
No hay límites jurídicos a la libertad de expresión, pero debe haber un límite cívico que debe llevar a cada cual a no herir las susceptibilidades. No creo que publicar caricaturas de este tipo sea una buena forma de establecer el debate sobre la integración dado que estos dibujos tienen un verdadero impacto emocional y provocador. El asunto ha tomado una envergadura de correlación de fuerzas. ¿Quién decidirá? ¿Quién dicta las órdenes? Publicar estos dibujos es una forma idiota de abordar el problema de la libertad de expresión.
En la actualidad se hace indispensable interrogarnos sobre el futuro de nuestra sociedad. Los musulmanes deben comprender, simplemente, que en Europa existe la libertad de expresión. Por otra parte, hay que adoptar una política de sensatez y evitar las provocaciones en cuanto a temas tan sensibles, pues tener el derecho jurídico a hacer algo, no nos obliga a hacerlo.

Fuente
International Herald Tribune (Francia)
El International Herald Tribune es una versión del New York Times adaptada para el público europeo. Trabaja directamente en asociación con Haaretz (Israel), Kathimerini (Grecia), Frankfurter Allgemeine Zeitung (Alemania), JoongAng Daily (Corea del Sur), Asahi Shimbun (Japón), The Daily Star (Líbano) y El País (España). Además, a través de su casa matriz, lo hace de manera indirecta con Le Monde (Francia).

«Free speech and civic responsibility», por Tariq Ramadan, International Herald Tribune, 5 de febrero de 2006.
« الإساءة للأديان.. رؤية في كيفية الخروج من نفق الدمار», Asharq Al Awsat, 6 de febrero de 2006.