¿Así que porque hubo en diciembre 2005, no en febrero 2006, un supuesto altercado entre Oscar Maúrtua y don Javier Pérez de Cuéllar, el canciller actual tiene que renunciar como lo solicitan desaforadamente algunos candidatos? Pero, poco tiempo después, la Cancillería, por mano de Maúrtua, premió –y éste no dijo nada- a Pérez de Cuéllar con una medalla. ¿Cuál es la verdadera naturaleza de este montaje asqueroso y que no engaña a nadie? Es obvio que una de las respuestas apunta a demostrar que Maúrtua es incómodo como titular de RREE.

Que el diario de la antipatria –Primero los chilenos que Piérola- El Comercio, Perú 21, Canal N y adláteres individuales pretexten una falta contra los buenos modales como causal de la renuncia de Pérez de Cuéllar a la Comisión Consultiva de RREE, es una estupidez digna de débiles mentales. ¿O será que ellos han leído y quieren reivindicar el sociológico manual de buenas costumbres, único libro que ha escrito en su luenga vida don Javier? ¡Qué disparate!

La señorita Lourdes Flores, indiscutible candidata de San Dionisio Romero Seminario, el banquero de los banqueros, parece no entender bien los juegos caviares en que la derecha momia de la que ella es parte fundamental y la zurda mediocre y farsante, son expertos y hábiles vectores. Que Niño Diego García Sayán, el que metió preso con sus marrullerías policiacas y judiciales al colega y amigo Ricardo Ramos Tremolada, “denuncie” actitudes personales, no tiene ninguna importancia, salvo graficar la tremenda trabazón que existe entre ciertos sectores pandilleros. ¿Va a manejar así la política exterior esta irresponsable de llegar a la primera magistratura? ¡Así se explica, pues, cómo entregó Tiwinza a los ecuatorianos en una actitud de lesa patria y por la que hasta hoy no da –ni se le piden- detalles exhaustivos!

Dos anónimos electorales, cuyo inmenso caudal insignificante de votos, será confirmado el 9 de abril, se desgañitan pidiendo la renuncia “inmediata” de Maúrtua, pero no dan razones y muestran titulares y versiones frívolas de un incidente deleznable. ¿O alguien me quiere decir que no se dan discrepancias en todas las instituciones? ¡Lo que pasa es que hay vacas sagradas y una de ellas, pretexto para mil y un temas, es nada menos que Javier Pérez de Cuéllar!

¡Quien tiene que pedir disculpas, previa justificación, si la hay, al Perú, es don Javier Pérez de Cuéllar!

¿Qué cosa firmó en notas reversales en 1969 con Chile, cuando era Secretario General de la Cancillería, el embajador Pérez de Cuéllar? ¿No fue una aceptación de límites marítimos con Chile? ¿No fue acaso ésta la acusación que le endilgó, pocas semanas atrás el candidato presidencial aprista Alan García Pérez? Que él se callara por razones misteriosas es un asunto que NO enerva la tremenda gravedad de la aseveración. Si Torre Tagle sostiene, como política oficial, que no hay límites marítimos con Chile, ¿qué hizo don Javier al sostener, muchos años atrás, todo lo contrario? ¿Qué fue lo que le espetó la canciller chilena Soledad Alvear muy al oído y discretamente y que después en corrillos íntimos Pérez de Cuéllar ha reconocido como un yerro lamentable?

El embajador Pérez de Cuéllar presidía un Consejo Consultivo en RREE al cual él ha renunciado. Ni por solidaridad, ni por decencia, ni por un ápice de dignidad, el resto de ese mencionado CC ha hecho lo mismo. No debe olvidarse, por razón ninguna, que ese CC berreaba en todos los idiomas por la firma del Perú a la Convención del Mar porque “fortalecía nuestra posición negociadora con Chile”. Pero ¿de qué están hablando si ya, lustros antes, Pérez de Cuéllar, habría concedido aceptaciones que no se condicen con la política oficial del Perú?

Ni el olvido o la amnesia selectiva pueden permitir –o seguir haciéndolo- que Javier Pérez de Cuéllar, el funcional y amistoso con Estados Unidos, ex Secretario General de NNUU, persista mudo sobre un tema álgido para el Perú. ¿Actuó contra los intereses del Perú don Javier? ¿Cómo se califica, de ser cierta, esta actitud? ¿Y cómo se castiga a quienes incurren en estas inconductas?

Si otros callan, ¡es asunto de ellos! ¡Y que respondan –algún día- por sus sospechosos silencios! ¡Yo tengo que acusar, yo acuso!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!