Diez días después de las elecciones presidenciales y parlamentarias, calificadas como significativas e históricas, Haití recupera a su ex presidente René Preval, quien, con la mayoría de los votos, no tuvo necesidad de organizar una segunda vuelta.
Los haitianos no escatimaron la ocasión para expresar su alegría, pero sobre todo su esperanza de que el presidente electo les garantizará la paz y la prosperidad tanto tiempo deseadas. Así, millares de haitianos se lanzaron a las calles, durante los últimos cinco días, para denunciar lo que calificaron como «espantosa falsificación de los resultados».
René Preval parece querer fundar un país democrático, lo que se manifestó en sus palabras, y especialmente cuando hizo saber que su mandato será seguramente transitorio y que el presidente derrocado, Jean Bertrand Aristide, exiliado en Suráfrica, tiene derecho a volver.
Dos años después de la separación de Aristide tras una vaga operación orquestada e implementada por las fuerzas estadounidenses, la situación, en la mayor parte del país, mejora cada vez más gracias a los «cascos azules», integrados en su mayoría por soldados latinoamericanos, magrebinos, yemenitas y jordanos.
En realidad la situación es crítica en Haití, la «Somalia de América», el primer país negro que obtuviera su independencia en 1804. Es el Estado más pobre de América Latina, sin infraestructura ni servicios esenciales, de ahí que la Organización de Naciones Unidas esté llamada a apoyarse en la legitimidad del último escrutinio para apoyar el desarrollo en todos los campos, y sobre todo para que reine la paz en el país.

Fuente
Tymat (Líbano)
Periódico del movimiento político libanés «Agrupación de Izquierda para el Cambio».

«هايتي: أغنى مشهد انتخابي تشهده أفقر دولة لاتينية», por Paul Al-ashekar, Tyma, 18 de febrero de 2005.