“En el año 2000 formamos una red de Hip Hop activista a nivel nacional, con la cual elaboramos un proyecto que empuje al artista a comprometerse en la lucha social. ¿Cómo se construye esto? Pues, a través de los espacios que hacen a la lógica de la Educación Popular, convocando a la gente a participar. De esos encuentros nacen colectivos de trabajos que van fortaleciendo al taller, y a la vez se van articulando con otras experiencias que permiten armar una organización a nivel nacional”, explica de entrada Guerrilero Cultur, sentado junto a cuatro compañeros de la movida chilena del Hip Hop en el Café literario de las Madres. 
 
¿Y porque el Hip Hop como herramienta?

Yo me metí en el Hip Hop en el ‘89, tenía 13 años. Pero recién en el 2000 empecé la experiencia política de la canción. En Chile hay mucha presencia de esta cultura, la juventud chilena está enrolada en esta vertiente de expresión artística. Entonces, nuestra intención es darle fuerza social, porque si bien la cultura Hip Hop tiene desde sus orígenes su peso de denuncia, nuestra propuesta es que pase de la denuncia a la acción social, concreta, y eso obviamente, posicionados con una política de enfrentamiento al sistema capitalista.
 
¿En qué consiste la experiencia de los talleres?

Los talleres comenzaron hace un tiempo, con una organizaron de nombre Hiphoplogía, que logró unir los diversos talleres en las comunas de Santiago hasta formar una red que se va fortaleciendo con los chicos que hacen los trabajos en los territorios. Y cada taller es un espacio donde pueda participar cualquier persona de manera gratuita. Consta de poder juntarnos, en la población, en la villa, en cualquier espacio útil para encontrarnos y para expresarnos libremente. Vemos qué es lo que tienen los chicos para comunicar, cómo expresan sus problemas y cómo buscan las soluciones con sus propias manos. De esta manera planteamos que la educación no está atada a la lógica del orden y la disciplina, que también se aprende divirtiendo, cantado. Por ejemplo, algunas veces luego de las prácticas-encuentros se hacen conciertos, a un precio simbólico, pero sí se debe entregar un libro, y ese texto va a algún espacio de la comunidad, a la biblioteca libertaria. Y puede ir la gente a leer.
 
¿A qué se debe la intención de cruzar la música con la Educación Popular?

Es que después de los diecisiete años de dictadura, de censura, engaños y mentiras, se tiene que tratar el tema de la educación para el verdadero conocimiento y el sano aprendizaje. Porque ha habido mucha confusión en la información, y en las mismas agrupaciones de jóvenes se desconoce el trabajo de la participación política de las organizaciones populares en la década del ‘70. Y los primeros pasos se dan lentamente, pero los avances sobre el conocimiento de la historia, de la lucha social, se van consiguiendo. Y este es un proceso largo, y recién ahora estamos armando una propuesta real con gente que se suma y van naciendo los caminos para llevar a cabo una acción. 
 
¿Cómo surgió la idea de venir a la Argentina?

Es la segunda vez que venimos, estuvimos en noviembre en el Tercer Congreso de Salud Mental, que organizaron las Madres de Plaza de Mayo. Y ahora llegamos con la intención de conocer el Hip Hop de acá, que es muy pequeño a comparación de Chile, y además vemos que muchos están ajenos a la construcción política. Y además vinimos para conocer las acciones de las organizaciones sociales, con su trabajo, su metodología. Entonces, de esa forma, llegamos a muchos lugares, por ejemplo Mar del Plata. Y en Buenos Aires nos juntamos con los compañeros del comedor Los Pïbes, del barrio de La Boca, de donde nos invitan a formar parte de la Coordinadora Latinoamericana de Trabajos Territoriales. Además estuvimos realizando foros y talleres en Moreno, Virrey del Pino, Laferrere, en La Matanza, y nos sirvió para ver cómo es el trabajo diario en las organizaciones, puesto que en nuestro país no está tan maduro el trabajo de los compañeros nucleados en estructuras sociales del pueblo. Entonces nos sirve para ver el manejo y las formas de llevar a cabo el trabajo con jóvenes y niños a los cuales hay que incorporar a la lucha.
 
¿Y con qué se encontraron?

Con organizaciones sociales muy bien paradas; diferente a Chile, donde todavía estamos débiles en esta cuestión. Acá se ocupan los lugares, Fábricas Recuperadas, Centros Culturales, Asambleas Barriales, un montón de emprendimientos que son interesantes para aprender. Eso allá es difícil, porque el sector privado está muy fuerte. Nosotros queremos formar un centro donde se pueda enseñar todo: talleres, video, grabar discos. Pero eso lo tenemos que buscar por las buenas, y eso en la autogestión es difícil, ya que no trabajamos con las instituciones, y la ocupación resulta imposible, porque no tendríamos apoyo de la sociedad, entonces llegan las fuerzas especiales y te la dan, te rajan a balazos.
 
¿Ya habían visitado otros países, otras experiencias?

En el 2002, fuimos al Foro Social Mundial, en Porto Alegre, a la carpa Hip Hop contra el Capitalismo. Estuvimos con la gente que realiza Hip Hop en Brasil, donde el proceso de politización en las letras y en el trabajo con la comunidad es muy fuerte, en las favelas principalmente. Y de esa experiencia aprendimos mucho para crear una red de Hip Hop. En Brasil se desarrolla el movimiento más fuerte en cuanto al trabajo político y de base; luego le sigue Chile. Ahora en abril, en Chile, se hará un encuentro Acción Social, que durará tres días, con foros, charlas, videos, recitales, con personas de diferentes países hermanos para realizar activismo político a través de la canción.

Más allá del trabajo político, ¿cuál es su trabajo artístico?

Yo llevo un disco grabado como solista y ahora cuando vuelva al país grabaré el segundo, y lo mismo mi hermano. Siempre trabajando de manera independiente, autogestionada, sin desesperarse por editar los trabajos discográficos. Pero, de todas formas, nosotros no pensamos que el artista debe limitarse nada más a eso, quedarse en el disco, y creer que con eso ya contribuye y no hace falta más nada, si no que el arte debe estar al servicio de la lucha social, y obviamente, debe tener que ser del mismo nivel que el de las corporaciones mediáticas que entregan buen material pero con otro mensaje, y en eso estamos trabajando. Y además la idea es crear medios de contrainformación para difundir nuestro arte, ya sean revistas, radios. Ya hemos realizado estos trabajos alguna vez, pero ahora habrá que retomar esa labor o articularla con los compañeros.