De casualidades, coincidencias, fortuitas ocasiones, bestias y brutos, dicterios y orgullos, complicidades y no pocos crímenes, ausencias y depresiones, está plagado el tramo final de la campaña eleccionaria. Nadie en su sano juicio podría justificar las palabras proferidas contra la señora Eliane Karp, del inoportuno ex vocero del partido de Ollanta Humala, Daniel Abugattás que, más las declaraciones explosivas de Antauro, promovieron varios sismos, pataletas, soponcios y burradas que estas bestias peludas de la derecha son expertas en confeccionar. Siempre, o casi siempre, con resultados completamente adversos a lo que sus fiebres pretenden conseguir. No sería de sorprenderse, si Ollanta gana, gracias a la gratuita campaña mediática en contra, en un solo envión.

¡Dios los cría y ellos se juntan! De derecha orgánicamente servil y vendepatria militante a zurdos caviares, financiados por el dinero norteamericano, todos son variantes de una misma música anti-Ollanta por motivos y pretextos mil. Las pseudo-razones son múltiples y desopilantes unas más que otras. Con Humala adviene, según estos mantenedores de un sistema asimétrico, profundamente injusto y racista, el caos, el alejamiento de las inversiones, la falta de lluvias, las pestes bíblicas y nuestra democracia erosionará sus sólidos fundamentos rescatados en las calles de la revuelta y la marcha de un lustro atrás. En suma, “regresamos al pasado”, involucionamos, nos sumimos en el charco más negro y en la zanja más oscura.

¿Será verdad tan terrorífico panorama? ¿Cuánto vale la justicia en Perú?: ¡vale el equivalente de dólares que se tenga en el bolsillo! ¿Qué tan hermosa es la libertad de prensa?: ¡es tan hermosa que tan sólo tienen tribuna los patibularios de mil y un estafas anteriores y recientes que hablan a favor del TLC, de las licitaciones y concesiones, en pro de los contratos-ley y porque se mantenga la “seguridad jurídica! Los “formadores” de opinión tienen algunas “opiniones”, sesgadas y según cómo les pague el patrón y les ordene cómo emitir los rebuznos. El dinero blanquea y da respetabilidad. Si no se lo tiene, entonces, hay que asimilar los denuestos y las campañas o linchamientos que suelen acontecer con los que son incómodos, preguntones o directos en sus múltiples expresiones públicas o privadas. Total, dicen, tenemos la sartén por el mango.

El escritor español de origen peruano, Mario Vargas Llosa, cumplió 70 años y estrenó en Lima una película basada en un libro de los muchos y brillantes que ha confeccionado. Además, estuvo en el matrimonio de su hija. También, se dio tiempo, en su atareada agenda, para estar en la tribuna de la Defensoría del Pueblo, hoy convertida en Premiaduría de Amigotes, gracias a Beatriz Merino, y despotricar contra Ollanta Humala el nuevo heraldo negro del caos en el Perú. A su hijo, Alvaro ¡qué coincidencia! le retiraron la denuncia y pudo volver del exilio. También ha emitido opiniones doctorales y sesudas contra el embajador del Apocalipsis, el tan mentado Ollanta. Estas oportunas fechas merecen un exhaustivo examen sociológico.

En la televisión pareciera ser que sólo hay un objetivo: criticar a Humala por lo que dijo, por lo que no dijo y por lo que va a decir. Zahoríes, augures, “analistas” del pasado y del presente, son fieles a la camiseta democrática y defienden con uñas y dientes cuanto su contrato estipula como parte de su venta laboral. No son pocas las campañas en pro de las inversiones, de las concesiones, de las privatizaciones y de la sagrada inversión que pronto hará brotar montañas de riqueza y producción a lo largo y ancho del país.

Pero las bestias peludas no atinan a comprender que todos sus esfuerzos son de resultado absolutamente inverso. Entre otras razones, es importante consignar que el Perú de estas pandillas minoritarias, adineradas, supuestamente rectoras de la opinión pública, es otro distinto, lejano e inalcanzable para el común de las inmensas mayorías del Perú que miran de lejos el boato y el derroche, la inmoralidad abyecta y que, para colmo de males, paga todo, sufre todo y no puede aplicar justicia, una justicia que les es esquiva a menos que cuenten con el dólar compra-conciencia para torcer las leyes y convertir al hampón en blanca paloma o merecedor de indemnizaciones millonarias que sus rábulas se encargan, en diarios y canales, de ennoblecer y santificar porque “así es la democracia” por la que se “fajaron”.

El desordenado, a ratos anárquico e inorgánico mensaje de Ollanta Humala, sintoniza con la mayoría del pueblo porque da cuenta de hechos que a simple vista retratan la profunda injusticia ambiente en el Perú. No dicen ¡absolutamente nada nuevo! pero lo repiten por calles y plazas como antaño lo hacía un partido que hoy está, en inverosímil posición silente o anodina, a la derecha o casi a la diestra más extrema de UN que es el ghetto más recalcitrante de los momios, vendepatria y orgánicamente serviles. La derecha tiene esa particularidad vergonzosa: es vasalla y antiperuana. Cuando los genízaros y bestias peludas pretenden minimizar a Humala, logran el efecto contrario y nadie sabe si lo hacen por burros o hay alguna razón mucho más cínica.

Una interpretación discurre por el siguiente esquema: si Ollanta accede al gobierno y no tiene cuadros reconocidos y sí absolutamente desconocidos, en tradicional giro peruano, será más fácil comprar al peso a muchos de sus parlamentarios y ministros para seguir ejerciendo el poder real, el fáctico, el que mueve los goznes de la nación y decide qué y cuánto producimos y a dónde exportamos o con quién nos alineamos. Gobierno no es poder y sin pueblo organizado y un Estado fuerte y valetudinario para imponer su majestad poderosa y legal donde haya que hacerlo, no hay chance de avanzar con libertad y pan. Las bestias peludas prescinden del pan y la libertad y arrojan sólo migajas y fantasía al pueblo. Por eso son minoría desconectada, grupúsculo privilegiado y sus valores agregados adquiridos, muchas veces con dinero de fuera, pero en nombre de los pobres, siempre consagra modus vivendi que pasan de abuelos a hijos y nietos, con múltiples propiedades inmobiliarias y dinásticos puestos en los bancos, en las empresas transnacionales o en la administración pública, donde robar es un placer hedónico y parte indispensable de la currícula profesional.

El proceso de encantamiento venal es el mismo y conocido: se enamora al prospecto; se le ofrecen puestos, becas, coimas y facilidades. Si no acepta, se le condena al ostracismo y si sigue fastidiando, entonces se le pulveriza a través de una prensa servil capaz de cualquier cosa con tal de servir eficientemente al amo pagador. ¡Cuántos talentos han sido fabricados por los medios! ¡Doctores en naderías, catedráticos de monsergas, repetidores vulgares y cacatúas mediocres, son, hoy por hoy, prohombres, monumentos de la ciencia, el periodismo y la política en Perú! Y a duras penas pasarían como palurdos imbéciles en cualquier otra parte. Menos aquí.

Ollanta Humala debe estar feliz. Lo propio su hermano Antauro quien, según sondeos recientes, ya estaría asegurando una curul desde donde pregonar sus altisonantes y no siempre muy cuerdas expresiones. Pero, no son blancos ni altos y tampoco pertenecen a los círculos que el poder de las bestias peludas consagra como partes fundamentales de cualquier carrera en Perú. No es de gran conocimiento público pero aquí tenemos un exclusivísimo club que agrupa a los poseedores de motocicletas Harley Davidson y entre esos idiotas químicamente puros hay dos ex ministros de Toledo y uno es candidato a parlamentario. El otro infeliz, un ex canciller y ministro de justicia, pagó miles de dólares para ser admitido como socio del Club Nacional, el estercolero que los grandes señorones del Perú, erigieron para ser el símbolo de su sinverguencería y latrocinio. ¡No sé cómo hasta hoy no ha sido incinerado ese antro!

El miedo es mal consejero. En lugar de pelear con planteamientos inclusivos y abiertos, las bestias peludas se agazapan y proclaman un espíritu de cuerpo que será, a la postre, su perdición o su reacomodo. ¿Acaso no se sabe que múltiples empresarios ya están tendiendo puentes con Humala? ¿O que ya los hay en su entorno, planeando sin duda cómo seguir exprimiendo la cansada ubre del Estado?

La realidad es maestra impecable y el olor de la calle empuja una definición de repente en una sola vuelta y ¡sanseacabó! con los otros dos competidores, porque sólo hay tres. El resto tendrá que rumiar su aniquilación, por voluntad popular y clarísima, en libros, revistas o memorias que siempre tendrán uno que otro lector. La oportunidad de saber quién es quién se presenta el próximo 9 de abril. Hay que estar alertas para evitar los desmanes o las montoneras destructivas y ociosas.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!