Conmemorando los treinta años del golpe militar se realizó en la Sede de la Subsecretaria de la Gestión Pública (SGP), una conferencia de la que participaron la Ministro de Defensa Nilda Garré, Hebe de Bonafini, el Subsecretario de la Gestión Pública Juan Abal Medina, y Jorge Giles, Director del Instituto Nacional de la Administración Pública.

Testimonio de los tiempos que vivimos: quienes participaron del panel junto a la Presidenta de las Madres, son funcionarios del Estado dramáticamente atravesados por la historia de los últimos treinta años. En sus discursos, expresaron una ruptura concreta con los lineamientos seguidos por los gobiernos transcurridos desde 1983 tanto en relación a los ‘70 como a la dictadura.

Abrió el encuentro “A 30 años del golpe”, Juan Abal Medina, quien tuvo a cargo la presentación de los panelistas. Con infrecuente poder de síntesis ofreció luego su caracterización del golpe militar mencionando algunos espantosos guarismos socioeconómicos de la post-dictadura como constatación de sus objetivos centrales: cambios distributivos en perjuicio de los trabajadores, destrucción del aparato productivo, crecimiento exorbitante de la deuda externa, alineamiento total al nuevo orden internacional.

Otro aspecto esencial, según su consideración, fue el corte abrupto mediante el Estado Terrorista, de la gran movilización social de los setenta, resultado de una larga acumulación política (cuyo origen ubicó, por lo menos, en la primera mitad del siglo pasado), principal obstáculo a los proyectos y las ganancias de las dirigencias económicas argentinas, alineadas al nuevo orden internacional según la necesidad de las grandes metrópolis mundiales.

En el contexto de la post-dictadura, Menem pudo, en “democracia”, concluir la política iniciada por Martínez de Hoz: destrucción del aparato productivo, transnacionalización del capital energético del país etc., todo soportado por la corrupción y una trama jurídica obscenamente aceitada para el saqueo y destinada a la obstaculización de cualquier revisión política posterior.

El resultado del final de siglo: fuga de capitales, deuda externa exorbitante, desempleo a niveles desconocidos por el país, pobreza, marginalidad, indigencia; esta política, según los conceptos de Abal Medina, terminaría estallando en diciembre 2001.

Así como lo mencionaría al día siguiente el Presidente de la Nación, el joven Subsecretario aludió también a las complicidades sociales, que en diferentes grados facilitaron la política de los genocidas.

En el final de su discurso, Juan Abal Medina señaló la desconsideración de los gobiernos constitucionales anteriores en relación con la lucha de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, siendo que en buen grado el pueblo argentino debe a ellas el recobro de la democracia y, gracias a ellas, su dignidad quedó a salvo.

A continuación, Jorge Giles tuvo una intervención profundamente emotiva; coincidió con Abal Medina en su caracterización de la dictadura. Luego hizo referencia a las cartas que escribía a su madre desde la prisión, en ellas incluía siempre un párrafo encabezado con las palabras: “Hebelinda”, o bien “Mamagrande”; su madre sabía, entonces, que ese párrafo era para Hebe; de ese modo su hijo Jorge sorteaba la censura de la prisión. Recordó luego que el primer llamado telefónico que hizo al ser liberado por la dictadura fue para la Presidenta de las Madres.

Giles reivindicó la política del Presidente Kirchner, particularmente aquella que tiene relación con la sanción política a los genocidas de la última dictadura, y la visión presidencial de los 70.

Como un reflejo del impulso generado desde la primera magistratura (anulación de las leyes de impunidad, descuelgue de los cuadros de los genocidas en el Colegio Militar, condena política de los genocidas en las puertas de la ESMA, etc.) identificó las declaraciones del general Bendini reconociendo que “el 24 de marzo de 1976 señala el comienzo de una política de enajenación del patrimonio nacional, de endeudamiento externo, de destrucción del aparato productivo en beneficio de la especulación financiera de pérdidas de derechos sociales y políticos y de desarticulación del Estado argentino”.

Giles interpretó que hay un momento político diferente, hacia adentro del país y también en Latinoamérica y lo visualizó francamente auspicioso.

Hebe trazó luego las líneas fundamentales de la política de Madres, construida durante estos casi treinta años de resistencia. Expresó seguidamente su descreimiento ante las llamadas “autocríticas” de los jefes de las FF.AA. (que últimamente se han hecho tan frecuentes); dijo que para ser creíbles tendrían que estar acompañadas por hechos concretos. Autocrítica verdadera del Ejército: nombres de los genocidas que participaron en los secuestros, la tortura, la desaparición de nuestros hijos. Que la “autocrítica” de los aviadores, incluya los nombres “de los que tiraron a nuestros hijos al mar, al río; para creerle a Godoy, tendría que decir quiénes participaron, por ejemplo, del secuestro y desaparición de nuestras Madres”.

De lo contrario, dijo, sólo sirven para lavar sus culpas ante la historia. Sus palabras fueron acompañadas de una salva de aplausos del público presente. El general Bendini escuchaba desde la primera fila.

La Ministro de Defensa manifestó que justicia, memoria y verdad son el único camino para cualquier reconstrucción posible del país. Ratificó que la impunidad no puede ser base de ninguna construcción social ni política.

Cada una de las intervenciones fueron lúcidas, francamente políticas, dotadas de una gran carga emotiva.

Fue también evidente la ternura, el respeto, la consideración de todos hacia las Madres.

Las palabras vertidas por estos funcionarios del Estado argentino, no fueron olvidadas unos segundos después de terminada la conferencia. La emoción profunda no puede fingirse. Faltaban algunas horas para el valioso discurso del Presidente Kirchner en el Colegio Militar. Cuando las Madres hablan de un momento político distinto no se equivocan.