Hipótesis I: El poder económico, financiero y mediático de la Venezuela pre Chávez, sumado a la vieja legión politiquera -que sumió al país en la miseria-, más la logística guerrera- mafiosa empujada desde Washington, redobla el paso hacia la desestabilización del gobierno bolivariano en el marco de una guerra civil.

Hipótesis II: La oposición a Chávez (compuesta por los actores antes mencionados) presenta un candidato a presidente y procura ganar las elecciones del 2007: a riesgo de una nueva derrota.

Hipótesis III: Una combinación de las hipótesis precedentes prepara el camino al 2007 dosificando la violencia política y social, en procura del desgaste terminal del gobierno de Chávez, y obliga a la comunidad ’progresista’ internacional a pronunciarse por la paz y el orden. Y en ’gestiones de buenos oficios’ le requieren a Chávez que dé un paso al costado, en tanto su figura se torna ’irritativa’, principio y fin de todos los caos. En el reciente referendo Chávez asestó una bofetada estruendosa a varias bandas: a los deseos de sus opositores internos; en la boca de Bush; en el rostro inhumano del neoliberalismo y en la insaciable arremetida global del imperialismo de EE.UU..

Varios factores concurrieron para que el resultado fuera el que fue. Entre ellos, la extraordinaria y ejemplificadora batalla en el campo cultural comunicacional, en aras de darle visibilidad masiva al proyecto en marcha, a la identidad de la disputa, a los protagonistas de un lado y del otro, y a los intereses antagónicos más profundos de la confrontación planteada.

El gobierno de Chávez maneja resortes de poder económico -el petróleo-; controla un nada desdeñable poder de fuego; alimenta una lucha sin cuartel contra la partidocracia obsoleta y corrupta en la arena institucional y construye, sin desmayos, una alternativa informativa-comunicacional.

Chávez -su gobierno-, informa y comunica desde un lugar definido y en atención a las prioridades políticas en la lucha contra el poder real. Establece una pelea en varios frentes al mismo tiempo, asentada en un eje comunicacional sostenido en un principio sustantivo: ’En la lucha de ideas, las ideas que no se conocen no luchan’. (Documentos UTPBA-FELAP).

La decisión política de hacer visible el proyecto transformador, desde las voces propias y el amplificar esas voces al interior de Venezuela y más allá de sus fronteras, revela una importante capacidad para establecer un combate de ’igual a igual’ en términos conceptuales y en el intento inteligente de procurar un cambio en la correlación de fuerzas en términos instrumentales.

La defensa de la soberanía nacional, en perspectiva latinoamericanista-antimperialista, encuentra en Chávez a un comunicador decidido a hacer de la confluencia entre política y comunicación un todo indivisible. Chávez sabe hacia dónde va y cómo ir, abriendo a cada paso una más efectiva y punzante caja de resonancia, en pantalla gigante. Cuestión que el enemigo maneja al dedillo, apuntando sin escrúpulos al cerebro humano.

Así las cosas, toda violencia programada para voltear a Chávez tendrá su respuesta en diferentes escenarios. Y ninguno de ellos podrá ser ocultado por el ruido mediático de quienes quieren al presidente venezolano fuera de la presidencia. Hace algún tiempo Chávez decidió romper la lógica impuesta y, además de ganar en las urnas, garantiza sus triunfos fuera de ellas. Una novedad en el tablero geopolítico regional y mundial de la última década.