La primera conclusión que debe sacarse de las elecciones del martes es que la mayoría de los israelíes expresaron su gran falta de confianza con respecto al Likud de Benjamin Netanyahu. Este rechazo no está relacionado únicamente con su política exterior, sino también con su política económica. El éxito del Partido de los Jubilados muestra igualmente el peso del voto contestatario y la identificación de los electores con la difícil situación de los más antiguos. El Likud tendrá que reinventarse.
Otra conclusión del escrutinio es que el tiempo es corto, pero que la tarea a realizar es inmensa. La visión contraria del Likud en cuanto a la retirada fue derrotada, pero Kadima, el partido de esa retirada, tendrá que construir una coalición y las negociaciones serán difíciles. Ehud Olmert, en vísperas de las elecciones, declaró que no aceptaría en su gobierno partidos opuestos a la retirada unilateral, la razón de ser de Kadima. Sin embargo, las declaraciones de las últimas 24 horas indican que la retirada de algunas zonas de Cisjordania no tendrá lugar, algo perturbador, pues eso podría traer como consecuencia el retraso indefinido de dicha retirada.
La Knesset debe tranquilizar a los electores y fijar las fronteras de Israel.

Fuente
Ha’aretz(Israel)
Diario de referencia de la izquierda intelectual israelí. Propiedad de la familia Schocken. Tirada de 75,000 ejemplares.

«Kadima’s historic role», por la redacción de Ha’aretz, Ha’aretz, 30 de marzo de 2006.