Para lo único que podía ir el ciudadano norteamericano que funge de presidente del consejo de ministros del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, al Establo, era para ser objeto de la interpelación acordada por un número muy importante de legiferantes semanas atrás. ¡Pero no! el polaco se pasea como Pedro por su casa y se ha dado el lujo de sustentar el urgente viaje del presidente Toledo a Estados Unidos para la firma del TLC. Y los anuentes genízaros de la Comisión parlamentaria confirmaron su servilismo y desverguenza otorgando el malhadado permiso.

El pretexto mamarrachiento para diferir la interpelación a PPK fue el comicio reciente. ¿Por causa de qué el Establo, de inmediato, no se reúne de urgencia, para acometer el ineludible deber de cuestionar a quien ha sido uno de los más desvergonzados cómplices de la estafa que es el gasoducto de Camisea? ¿Es que no pueden, siquiera por mínimo amor propio, los parlamentarios, mostrar algo de dignidad?

Si ni siquiera, el desde hace mucho tiempo deslegitimado Congreso, interpela a un vendepatria notorio y caradura, porque PPK no se siente afectado y se ríe de todo el país, ¿cómo pretende convalidar un TLC riesgoso y que afecta a gruesos sectores productores del agro? Y que también presupone la creación de tribunales ad hoc, especiales, para contenciosos entre el Estado peruano y las empresas que vengan con el TLC y cuyos fallos estarán por encima de las leyes peruanas porque corresponden a temas dentro de un tratado para el Perú y un simple acuerdo comercial para Estados Unidos.

Cuanto firme el presidente Toledo o su ministro Ferrero, tendrá que pasar a un Congreso que reúna los requisitos indispensables de respaldo ciudadano. El actual Establo no tiene ni pizca de validez. Hace años que perdió cualquier clase de representatividad ante la opinión pública y ante la historia porque han legislado con dedicatoria, se volvieron cómplices de situaciones vergonzosas y contra el pueblo del Perú y en beneficio de empresas transnacionales y hay grupos que aún impulsan con descaro traidor, leyes que mutilan el Mar de Grau como es la adhesión del Perú a la Convención del Mar.

Ha hecho bien el candidato Ollanta Humala en señalar sus reservas y puntualizar sus críticas a la acción que acomete Toledo cuando el comicio ha dicho que su partido, Perú Posible, está en franca extinción. Alan García no se ha pronunciado y eso constituye un serio error político. ¿Qué ocurre o hay trapisondas de esas que convierten a la política en un desague pestilente lleno de inconductas?

La iniciativa legislativa que más de 60 mil ciudadanos han presentado al Congreso para que discuta la obligatoriedad de un referéndum para aprobar el TLC con Gringolandia, podría ser una de las pocas salidas honorables y dignas del moribundo Establo. De repente hasta para ganar un poco de piedad porque el juicio ciudadano sobre el Congreso es implacable, duro y brutalmente feroz por reprobatorio.

¿Qué prisas hay para firmar el TLC? ¿Quién o quiénes están haciendo negociados oscuros y apisonando los caminos vedados contra el destino del pueblo peruano que no quiere imposiciones foráneas y vasallismos vergonzantes? ¡A los traidores hay que señalarlos con el dedo acusador y la promoción de su fusilamiento moral debe ser una realidad pronta y urgente!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!