El método rindió frutos. El 24 de marzo 30 mil personas tomaron las calles de Phoenix y Tucson, en la mayor concentración de este tipo en la historia de la entidad donde más leyes antimigrantes se han promulgado en el país.

Bermudes no fue el único con ese poder de convocatoria, pues en el debate sobre una eventual reforma migratoria en Estados Unidos, la radio en español se ha convertido en actor central de un movimiento ya considerado el más importante de las pasadas tres décadas en ese país.

Detrás de cada una de las marchas efectuadas en una decena de ciudades estadunidenses hubo una alianza de locutores hispanos quienes, por medio de sus programas, lograron reunir a casi un millón de migrantes, la mayoría indocumentados.

La radio fue clave para las movilizaciones, explica Javier Salas, conductor del programa Un Nuevo Día, que la cadena Univisión transmite en Chicago, Illinois. "Es el medio de comunicación más fuerte de la comunidad latina en Estados Unidos", dice.

De hecho, fue gracias a este medio que las movilizaciones se efectuaron en paz, sin caer en la provocación de grupos supremacistas como Minuteman, que trataron infructuosamente de sabotear la marcha en Chicago.

"Fue mi programa el que pidió que se usaran las banderas estadunidenses, a sugerencia de un radioescucha, y también nosotros convocamos a guardar un minuto de silencio por los muertos en la frontera y en la guerra de Irak", afirma.

La importancia de la radio en la movilización de migrantes se reiteró el pasado martes, cuando un grupo de organizaciones convocó al Gran Boicot Americano 2006, que incluye dejar de asistir a escuelas y centros de trabajo, además de cancelar la compraventa de mercancías.

Uno de los convocantes del movimiento es Ricardo Sánchez, El Mandril, locutor de la estación Qué Buena de Los Angeles, y responsable, junto con Eduardo Sotelo, El Piolín, y Renán Armendárez Coello, El Cucuy, de la exitosa movilización de Los Angeles.

Los programas de ambos locutores registran la mayor audiencia en la comunidad hispana de Estados Unidos y por ello su participación en la marcha se ha considerado fundamental, según Alberto Avilés, columnista de La Opinión de Los Angeles y consejero del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME).

"Nos inspiramos en el caso de Chicago, pero los sindicalistas y los clubes de oriundos no se habían puesto de acuerdo en la fecha de la movilización", cuenta. "Finalmente imperó la cordura y gracias a la promoción de los medios de comunicación se batieron varios récords".

Por lo pronto, la participación de la radio hispana y sus locutores no se agota con el boicot del próximo primero de mayo.

Especialistas como Demetrios Papademetriou, codirector del Instituto de Políticas Migratorias, advierten que el movimiento contra la HR 4437 vive su momento más crítico, especialmente con las marchas de estudiantes.

"Un solo error que se cometa, un pleito, una bandera que se queme, y la simpatía ganada hasta el momento se transformará en horror", explicó a los consejeros del IME. "Ahora tienen la atención de todos los medios, incluso los no afines a la migración, que están esperando captar esas imágenes para colapsar todo".

El papel de la radio, pues, es convocar a la calma durante las movilizaciones, reconoce Javier Salas. "Cualquier organizador, club o federación que participe debe tener como prioridad la seguridad de nuestra gente, el respeto a las banderas, y evitar lo que sucede en otros países, como Francia, donde se rompen cristales y se cometen robos", explica.

"Mucha gente está enojada con nosotros porque el Senado nos da la razón, porque entiende que los migrantes no somos criminales ni terroristas sino trabajadores y padres de familia. Eso no gusta a los xenófobos, y por eso no debemos darles armas para que nos ataquen."

Los pasos siguientes

En la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) le llaman march momentum, un latinajo mal compuesto para definir al movimiento que líderes migrantes e investigadores comparan incluso con la lucha de Martin Luther King por los derechos civiles de la comunidad afroamericana.

Y con esta premisa, explicó a consejeros del IME Miguel Monterrubio, coordinador de asesores de la Subsecretaría para América del Norte, la dependencia emprendió "una serie de acciones de impacto" que concluyeron en la pasada reunión en Cancún de los jefes de gobierno de Estados Unidos, Canadá y México.

Tales acciones, sin embargo, no incluyeron la consulta a los migrantes, quienes han seguido su propio camino, señala Alberto Avilés. "Lo más importante de las marchas es que los mexicanos ya nos dimos cuenta de que nuestro destino no está en manos de las organizaciones sino en las nuestras".

Paradójicamente, el activismo de la radio hispana es un riesgo para las agrupaciones pro migrantes, que podrían ser rebasadas ante el poder de convocatoria de los locutores cuyo interés -advierte Avilés- es otro.

"Los programas de vaciladas y de chistes lo que hicieron fue aprovechar el momento para elevar el rating. Esos locutores no son nuestros líderes, al menos no en la comunidad de Los Angeles", señala.

Una posición que comparte Javier Salas, de Chicago. "La responsabilidad de los medios es básica, pero no debemos ser protagonistas". Los comunicadores, insiste, están obligados a ser profesionales; "no podemos dejar el liderazgo a los comediantes, eso daña a la comunidad".

La advertencia no está de más, sobre todo ante la certeza de que el movimiento por los derechos civiles de los migrantes apenas comienza. "Es algo muy grande que se puede salir de control -advierte el consejero Avilés-. Pronto lo veremos: las marchas de Chicago y Los Angeles quedarán chicas ante lo que viene".

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