La profesión económica ha adoptado métodos
de la teoría del juego porque ofrecen
percepciones más hondas acerca del comportamiento
humano. El tradicional modelo
de homo economicus ese siempre racional
individuo que lleva al máximo su propio
interés en la competición con los demás-
es ahora considerado poco realista. Este
desolador modelo del comportamiento
humano que ocupa el centro de la economía
está demostrándose cada vez más equivocado
según muchos otros científicos.

La de economista es una poderosa
profesión que ostenta una posición dominante
en las políticas públicas y en la toma
de decisiones en el ámbito privado. Sin
embargo, muchos economistas admiten que
sus modelos no son dignos de confianza,
raramente predicen los rendimientos y resultados
económicos y han fracasado en
cuanto al desarrollo económico. Por ello
me pregunto ¿cómo hizo el Banco de Suecia
en 1968 para persuadir al Comité del
Premio Nobel a fin de que aceptara otorgar
un premio de un millón de dólares para la
ciencia económica? Peter Nobel, descendiente
de Alfred Nobel y abogado especializado
en derechos humanos, cree que fue
un esfuerzo de relaciones públicas para legitimar
a la economía como una ciencia.

Nobel agregó en una reciente entrevista
conmigo: "No pienso que la economía sea
una ciencia y espero que el Premio del Banco
de Suecia sea desvinculado del Premio
Nobel."

En 2004, cuando el premio fue otorgado
a otros dos economistas de la Escuela
de Chicago, Finn Kydland y Edward
Prescott, por el ensayo en el que pretendían
demostrar (con matemáticas de fantasía)
por qué los bancos centrales deberían quedar
libres de vigilancia política, muchos
matemáticos manifestaron su rechazo.
Los últimos ganadores del premio,
Aumann y Schelling, son hábiles investigadores
del comportamiento humano y de
los juegos, aunque, como los economistas,
enfocan sus trabajos mayormente en los
conflictos y la competición.
Esta predisposición tanto en la economía
como en la teoría del juego trata
inadecuadamente a la mitad más cooperativa,
participativa y altruista del comportamiento
humano. La prueba del predominio
de la cooperación en los éxitos de la humanidad
es ahora confirmada por nuevas investigaciones
científicas sobre las hormonas,
incluyendo la oxitocina (que permite
la vinculación afectiva) y las células "espejo"
en los cerebros humanos, que son una
base para la empatía con otros seres humanos.
No resulta sorprendente que el Premio
2005 del Banco de Suecia haya ido a teóricos
del juego.

Los modelos matemáticos
de Schelling se enfocaban en los conflictos
y fueron usados sin éxito- durante la
guerra de Vietnam por el Pentágono para
tratar de romper la resistencia del Vietcong.
Aumann también trabajó durante la Guerra
Fría y asesoró a Estados Unidos sobre la
estrategia militar de la Unión Soviética.
Entre 1965 y 1968 Aumann colaboró con
el Pentágono sobre cómo jugar el "juego
de póquer" armamentista con los soviétiicos.
Pero tratar de usar modelos matemáticos
para calar más hondo en el comportamiento
humano puede ser tan inapropiado
como usarlos en la economía.

Las nuevas investigaciones efectuadas
por otras ciencias muestran cuan complejo
es en realidad el comportamiento
humano. La mayor parte de las disciplinas
que estudian a las sociedades y las interacciones
humanas abarcan el entero repertorio
del comportamiento humano, desde los
conflictos y la competición hasta la cooperación,
la participación, la compasión e incluso
el altruismo.

¿Cómo es que la economía y la teoría
del juego se entusiasmaron con la competición?
Una explicación es que las teorías
de Charles Darwin fueron pirateadas por
las elites en la Gran Bretaña victoriana que
vieron en "la supervivencia del más apto"
la justificación para el sistema de clases.

Una explicación más profunda es simplemente
la psicología masculina. La economía
ha sido siempre patriarcal en su núcleo.
Su definición de "comportamiento
racional" como la potenciación competitiva
del propio interés implica que el comportamiento
cooperativo, participativo y
compasivo, así como las actividades del
voluntariado son "irracionales".

De acuerdo
con esta lógica, la economía ignora todo
el trabajo no retribuido (que constituye por
lo menos el 50% de toda la producción en
la mayoría de los países), al mismo tiempo
que trata de "antieconómico" el trabajo de
las mujeres que crían a sus niños, manejan
el presupuesto del hogar y cultivan alimentos
para su familia (lo que yo llamo la "economía
del amor").

Los teóricos del juego enfocan tales
juegos competitivos de "ganar-perder" o de
"perder-perder" como el "dilema del prisionero",
en el que la falta de confianza entre
dos acusados de un crimen lleva a cada uno
de ellos al peor resultado para ambos.
Sin embargo, una reciente investigación
sobre cuestiones femeninas mostró que
las mujeres rechazan el "dilema del prisionero"
y obtienen el mejor resultado (un juego
de "ganar-ganar") porque confiaron una
en la otra.