Es obvio que en esa historia tan larga existen
prácticas educativas y científicas que
tienden cada vez más a ser vistas como
eso, como parte de la Historia y de viejos
paradigmas. Pero ello no significa que esas
cosas superables o superadas vayan a cuestionar
la pertinencia de una idea que sigue
demostrando un potencial pedagógico
enorme y que pueden además actualizarse
perfectamente, su arraigo y valiosa tradición
les permite, si se toman algunas medidas,
ser claves en este proceso en que lo
que se desea es que la ciencia.

Pero, en tiempos de fuertes
cuestionamientos al positivismo hipotético
deductivo y a la ciencia en general como
diosa que fue a mediados del siglo XX
(cuando nacían los hoy llamados CCTEA),
es obvio que hay que hacer ajustes, porque,
hablando en criollo la situación (a no
llamarse a engaño) es de "corremos o nos
encaramamos". Los ajustes, a juicio de este
modesto neófito coordinador zonal de
Mérida (vaya responsabilidad….), deben
ir por los siguientes lados:

 Se debe impulsar una reforma del
reglamento que tienda a ampliar las posibilidades
de utilizar metodologías distintas
al método hipotético-deductivo (la investigación
acción, las metodologías cualitativas,
por nombrar solo dos), hoy en día
están en fuerte auge. Sabemos que el reglamento
no las niega, pero en los hechos
no las estimula, cuando se pone peso a las
exigencias de presentar hipótesis.
 Es importante, aunque esta no es
una ponencia que pretenda profundizar en
el debate sobre los paradigmas, que los
docentes encargados de los CCTEA reciban
formación sobre las implicaciones que
implica utilizar cada uno de los paradigmas.

La crítica al positivismo va más allá
de quienes asumen determinadas posiciones
políticas. Esta corriente ha sido el sustento
teórico de los países centrales que
dominan el mundo, eso hace que sea imperativo
que los países llamados periféricos,
dominados o tercermundistas nos tracemos
otros enfoques metodológicos que
se adapten a nuestra condición y particularmente
revisen críticamente una metodología
que lo que hace es ver la realidad
a partir de una simplificación y reducción
de la misma (una hipótesis es una relación
entre tres variables y allí está su error fundamental,
la realidad-al menos la socialsiempre
es más compleja que lo que pueda
verse a través de una relación tan limitada)
Otro aspecto que debe ser punto de formación
para los coordinadores de CCTEA es
que la ciencia hoy en día ha sido cuestionada
en su supuesta neutralidad. Cabe acá
la cita textual que sigue: "Hay autores que
creen que la neutralidad de la ciencia debe
ser matizada, como afirma el investigador
Carlos Verdugo Serna en su clarificador artículo
‘El mito de la neutralidad de la ciencia’:
‘Es difícil atacar la tesis de la neutralidad
valorativa de la ciencia sin enfrentarse
a la sospecha de estar defendiendo posiciones
oscurantistas, retrógradas o irracionales.
Pero, a pesar de ello, tal tesis requiere
ser examinada, en primer término, porque
hay buenas razones para pensar que una
interpretación cerrada de ella es insostenible
y, en segundo lugar, debido a que continúa
siendo usada para evitar o disminuir
la responsabilidad socio-ética de los científicos
puros. Después de todo, piensan algunos,
si la búsqueda de la verdad o del
conocimiento puro es moralmente neutral,
sus actividades de investigación también
lo son.’"

En este sentido, el físico francés Jean
Marc Lévy-Leblond se muestra contrario a
la idea de la neutralidad de la idea basándose
en cuatro puntos: a) Los científicos,
que rechazan la responsabilidad de las consecuencias
nefastas de su trabajo, reclaman
en cambio elogios y reconocimiento por
los efectos positivos; b) La ciencia sería
neutra si fuera una forma de conocimiento
puro, al margen de influencias externas,
pero existen multitud de intereses que influyen
en las investigaciones; c) Ni la ciencia
escapa a las influencias directas de los
condicionantes sociales ni los científicos
se encuentran al margen de la sociedad, y
d) La idea de neutralidad sería cierta si el
balance entre posibles beneficios y perjuicios
sería equilibrado, pero las estructuras
sociales actuales hacen que los segundos
sean más probables. En definitiva, según
este autor, el conocimiento no se obtiene
de forma totalmente objetiva porque el
contexto social determina la producción
científica, ‘sobre todo en nuestra época, en
la que la mayoría de los trabajos de investigación
necesita inversiones financieras y
humanas considerables’. (Alex Fernández
Muerza en www.argenpress.info/notaprint.
asp?num=018096)

 Se debe ser menos pomposo en el
reglamento en la utilización de ciertos nombres
que ahuyentan la participación de colegas
docentes con debilidades de formación
en metodología de investigación. Para
un docente no es nada claro cómo se puede
pretender que niños y niñas deban poder
elaborar por sí mismos unas "bases teóricas",
por ejemplo. Es cierto que el reglamento
vigente procura ser poco exigente
cuando explicita que en muy poco espacio
se debe abarcar esos complejos tópicos, pero
cualquier persona que haya pasado por una
Universidad suele entender que bases teóricas
es más que lo que se puede decir en
tan pocas palabras. Esto, más allá de toda
sana intención, confunde, y pone al docente
en una situación de desamparo, al menos
mirado desde cualquier punto aislado de la
provincia venezolana. Sobre este tipo de
formalidades excesivas posiblemente pudiera
encontrarse otros ejemplos en el reglamento
vigente.

 El reglamento se cuida en calificar
como "orientadores" a quienes obstinadamente
la gente sigue llamando "jurados".
Compartimos esta visión, pero sin embargo
nos preocupa que la práctica que observamos
es que los orientadores actúan más
como jurados que otra cosa, siendo a veces
severos y presionando a niños como si fuesen
adultos. Es cierto que eso no es culpa
del reglamento, pero quisiéramos sugerir
que una solución definitiva para este problema
podría ser que adolescentes se incorporen
a los equipos orientadores, conforme
con el espíritu de la LOPNA y el artículo
78 de la CRBV y su noción de democracia
participativa. Esto también tiene que
ver con los cambios de paradigma, recordemos
que ya los niños, niñas y adolescentes
ya no son "menores" y son sujetos plenos
de derecho.

La proporción sugerida es la de un
adolescente por cada dos profesionales adultos.
Esto obligaría a los profesionales que
integran el equipo orientador a bajar su nivel
académico porque entrarían en la necesidad
de negociar con estos muchachos.

La posible parcialidad de los adolescentes
involucrados podrían ser matizada con
medidas como que en una convención o
encuentro distrital podría participar
"orientadores adolescentes"de otros Distritos,
creativamente se podrían buscar
también otras alternativas. Además, muchas
veces los muchachos suelen ser más
honestos y transparentes que nosotros los
adultos. Para la designación de los adolescentes,
podrían establecerse métodos
democráticos de elección por los propios
niños, con lo cual se estaría enriqueciendo
el carácter de formación ciudadana de
los CCTEA. Hacer esto sería coherente con
el mismo reglamento que califica a los
niños como "directivos" y sitúa a los docentes
en el inferior nivel de "coordinadores"

 En otro orden de ideas, es necesario
explicitar en los documentos base del
programa cuestiones como "desarrollo
endógeno", "integración transdisciplinaria",
riesgos socio-naturales, y otros,
la educación bolivariana ha tomado un
rumbo y hacia allí se debe ir. El Ministerio
de Ciencia y Tecnología ha incorporado
explícitamente en sus políticas ir más
allá de las divulgación de al ciencia para
pasar a la popularización de la misma, por
lo que también hay que tratar de marcar
pauta en esos campos, el programa educativo
científico más difundido del país, los
CCTEA, no pueden estar al margen de
esos fenómenos. Deberíamos servir de piloto
en el complejo tema particular de lo
transdisciplinario y allí ver si podemos
avanzar sobre dudas que incluso en los
altos niveles universitarios aún no se han
podido resolver.

 Sería clave poder retomar políticas
de dignificación como la dotación de
los CCTEA en las escuelas y la remuneración
 Se debe hacer un esfuerzo y salir
al paso de esos esquemas e imágenes que
califican a los centros de ciencia como
"espacios cerrados" y se debe mostrar con
fuerza las variadas experiencias de integración
y participación comunitaria que
existen en todo el país.
 Los CCTEA son, a nuestro juicio,
la herramienta más poderosa con la que
cuenta una institución educativa para el
cumplimiento del artículo 107 de la
CRBV y de catalizar la difícil aplicación
del Eje Transversal Ambiente (¡cómo nos
costó que el Ministerio de Educación en
su momento lo aprobara y hoy cómo cuesta
que los docentes lo apliquen!).

Si han surgido en los liceos
bolivarianos los "Centros Conservacionistas
Francisco Tamayo" es porque a
nuestros directivos educativos de hoy la
temática ambiente les preocupa, entonces
es vital que se en esos niveles se tenga
bien claro el gran aporte que los CCTEA
hacen en este sentido. ¿Será posible lograr
un sano diálogo en ese sentido? La
exposición de nuestros niños a cada vez
más frecuentes tragedias originadas en la
crisis ecológica convierte a esta posibilidad
en un mandato. Los muchachos y muchachas
de toda la variada geografía
venezolana se lo merecen.