Ha manifestado el ex presidente del Congreso, Antero Flores Aráoz, duras críticas contra la Agencia Peruana de Cooperación Internacional y por su nula acción sobre el financiamiento que reciben esos problemas modernos que son las ONGs (organizaciones no gubernamentales). Pero, don Antero, apellidó sus venablos porque se refirió sólo a aquellas que hacen, según él, campaña contra el TLC. ¿Pretende el legiferante que APCI se convierta en una Gestapo de nuevo y antipático cuño? ¿O él ya fue contratado, por su sapiencia abogadil, para defender a empresas que se favorecerían con el TLC firmado por un gobierno de salida?

Más aún. Aludiendo a los dirigentes de APCI, Flores Aráoz, destila una fórmula para que sean cambiados si no funcionan. Curioso razonamiento. Insisto: ¿puede ser APCI una agencia de soplones comisionada de escrutar exhaustivamente el financiamiento de algunas ONGs? El propio Flores Aráoz no pretende esto. El se ha referido a aquellas que tienen que ver con la oposición al TLC con Gringolandia.

Las cosas claras. Hasta donde entiendo APCI no es la Contraloría, menos la SUNAT y ¡tampoco el Congreso! ¿Hay que investigar a las ONGs por razón de oponerse supuestamente al TLC? ¿O hay que emprender un análisis social, profundo y descarnado sobre la tremenda y monstruosa falsedad armada, a partir de muchas de estas organizaciones en el Perú, fabricando líderes de idiotas y mediocres químicamente puros o en torno a la perversa forma paliativa en que han encarado, estas mismas instituciones, graves problemas nacionales a los que jamás dan solución sino píldoras efímeras para aliviar jaquecas episódicas?

En realidad a quien corresponde esta exégesis, previa investigación, es al Congreso. Don Antero jamás ha dicho nada sobre la comercialización que de los derechos humanos han hecho no pocas ONGs. Protestan de oficio y por mecanismos clásicos si alguno de sus temas está en la agenda. Pero ni se dan por enterados si lo que ocurre no involucra a relacionados o a vetas poco rentables para sus propósitos. Frente a las explosiones del gasoducto de Camisea, apenas si expresaron “su preocupación” hace pocas semanas. Cuando volvió al Perú el colega periodista Ricardo Ramos Tremolada y fue a parar de la escalera del avión a la cárcel, no aventuraron ¡una sola palabra! Pero ¿cómo iban a decir nada si quien lo zampó entre rejas era nada menos que el zar de las ONGs en el Perú, Niño Diego García Sayán? Y la Defensora del Pueblo, Beatriz Merino, socia de Niño Diego, tampoco abrió la boca porque las ONGs tienen múltiples contratos de financiación pasados, presentes y futuros con esa institución tan devaluada en poquísimos meses por la señorita Merino.

Por ejemplo, la ONG CIED, cuyo presidente es Juan Sánchez Barba que también lo fue de la Asociación Nacional de Centros (ANC), ha recibido un financiamiento de Sociedad Minera Cerro Verde para un proyecto de recuperación del anexo de Sogay-Arequipa, pero resulta que Sánchez es el jefe del gabinete de asesores de la ministra de la Mujer, y desde esa posicion ha "ayudado" a conseguir el dinero de Cerro Verde. Pero, Juan Sánchez Barba es un respetado personaje del mundillo exclusivo y excluyente de las ONGs limeñas que no tienen escrúpulos cuando se trata de efectivo o de quién provenga, porque tanto da Chana que Juana. ¡Qué desverguenza!

Otro datito más que interesante y revelador, también de Arequipa: el presidente de la Comision Ambiental Regional de Arequipa es Pablo Alcázar Zuzunaga quien, a su vez, es el gerente de Relaciones Comunitarias de Sociedad Minera Cerro Verde. Y la Comisión Nacional del Medio Ambiente, CONAM, apoya esta rareza de tener al gato de despensero. Alcázar fue antes presidente de la Cámara de Comercio de la Ciudad Blanca

Entonces ¿el Establo congresal está pintado en la pared? No hay cómo negarlo, para vergüenza del país y para daño monumental del bolsillo de los contribuyentes que mantiene a un hato de gente sin mayor representación patéticamente demostrada en el último comicio. Haría bien Antero Flores Aráoz en procurar una investigación de esas ONGs que han desvirtuado hace muchísmos años los principios rectores y fundacionales que les procuraron ingentes recursos. Casi todas abominan del imperialismo, del dólar y del país símbolo de esa moneda, Estados Unidos, pero son los mejores conocedores de esos billetes, los anhelan y añoran, ruegan y así financian sus talleres, folletitos, fórums y también inventan líderes de opinión y analistas al por mayor que sin estas ONGs carecerían, merced a su manifiesta e imbatible mediocridad, siquiera de influencia de cualquier tipo. Basta con ver la televisión u oír la radio.

De repente APCI es muy lenta o burocrática. ¡Hay que corregirlo! Es posible que su actuación pública adolezca de cancerosos y aberrantes esquemas que no solucionan a tiempo sus urgencias o turbulencias. Y hasta, quizás, paguen excesivamente a inútiles que no lo merecen. Que el Congreso pida cuentas, eso es legítimo. Pero no lo es que se haga una crítica parcial, sesgada, con nombre y apellido porque algunas ONGs, tendrían una motivación particular o puntual. ¿Y el resto?: ¡bien gracias! ¡De ninguna manera don Antero, o todo o nada!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!