Su cabeza y la mía son objetivos de un nuevo tipo de guerra, una guerra de la que no hay registros ni noticias en ningún medio de comunicación globalizado. No la busque en Internet, será en vano.

No hay tanques ni fusiles, no hay frente, ni retaguardias ni vanguardias. El objetivo ya no es matar, es controlar y dirigir las conductas humanas.

La balas ya no apuntan al cuerpo, la munición no es de plomo… es información, encuestas, sondeos, consignas e imágenes planificadas y ejecutadas por expertos en insurgencia y contrainsurgencia, en comunicación estratégica y psicología de masas, es la guerra en su estado puro… la guerra psicológica a través del uso de la dialéctica de Ciro y Jenofonte: el control de la mente.

La llaman Guerra de Cuarta Generación, tiene su culminación a partir de la decisión militar, pero lo importante de su forma no es su desenlace clásico sino su fondo ideológico, su proceso de justificación a partir de la propaganda ejecutada en forma de guerra psicológica.

Sus tanques pensantes trabajan incansablemente en la búsqueda de consenso social a través, no de unidades con base en la discusión política, sino de unidades mediáticas de propaganda que, estratégicamente ubicadas, crean las condiciones para el control y el dominio de países y sociedades sin necesitar el uso de la fuerza.

Como en la guerra militar, el plan de guerra psicológica está destinado a aniquilar, controlar o asimilar al enemigo.

Pero en esta guerra psicológica no se usan armas, se usan ideas.

La represión clásica –policía, ejército- muta en control social. Consignas de tipo publicitario-político son apoyadas por operaciones mediáticas que persiguen un sólo objetivo: criminalizar los conflictos sociales.

Se planifican y diseñan los operativos en centros clandestinos diseminados por todo el mundo; sus tácticas y estrategias son revolucionarias y tienen precedentes históricos: Gedeón, Ciro, Jenofonte, Sun Tzu, Napoleón, Clausewitz, y tantos otros generales que formaron la cadena de mandos de la guerra clásica.

No hay batallas decisivas, se crean pequeños conflictos localizados que producen violencia extrema.

Estos conflictos no tienen orden aparente de relación.

No hay más batallones ni divisiones. Pequeñas células dotadas de la última tecnología y de gran poder de maniobra detonan conflictos sociales y políticos mediante operaciones de guerra psicológica, sus grupos de están infiltrados en la población civil para provocar hechos de violencia y desmanes sociales.

Se manipula la información para provocar desinformación y la acción psicológica es orientada a direccionar el control de la conducta masiva.

Los objetivos no son físicos como en la guerra clásica, son psicológicos.

Las unidades de apoyo táctico (aviación, marina) son reemplazadas por un gran aparato mediático, con base en las redacciones más grandes del mundo y su teatro de operaciones es la televisión, la radio, la prensa gráfica y la publicidad.

El capitalismo cumplió su primer objetivo: las mayorías deben aspirar a comer lo mismo, vestir igual y divertirse igual.

Ahora trabaja por el segundo y más importante logro: todos deben pensar igual.

De la primera fase se encargó la publicidad, de la segunda los medios y la red de redes creada por el Pentágono para la Guerra Fría, la vieja Arpanet hoy Internet.

En la Guerra de Cuarta Generación, el campo de batalla no está en el exterior, está dentro de las mentes, tu mente.

VÍCTIMA Y VICTIMARIO

El objetivo estratégico clave es manipular, controlar y dirigir al nuevo sujeto social: el sujeto-media-masa.

El sujeto-media-masa es fruto del acierto político más grande del capitalismo: el consumismo global.

Es a la vez, víctima y victimario de las operaciones psicológicas, es una célula consumista-transmisora, ya no es espectador…es protagonista.

Así, ese sujeto-media-masa que fue preparado para consumir todas las mercancías del capitalismo por sus transnacionales a escala planetaria, también es preparado para dar consenso al poder.

Este sutil cambio mental y cultural de los dominados es la culminación del proceso de colonización psicológico: no existen fronteras entre dominador y dominado.

Pero la guerra psicológica de las ideas capitalistas tiene una variante: el invisible terrorismo internacional.

MALDITO BUSH

A partir del 11-S, el sujeto-media-masa es soldado inconsciente y coopera con los planes imperiales de control y dominio social tanto en el imperio como en el mundo dependiente.

Para el sujeto-media-masa, Irak es sólo responsabilidad de Bush y sus halcones, no del capitalismo y sus transnacionales. La habilidad del aparato mediático de la guerra psicológica es plantear toda la responsabilidad en el “loco y mesiánico Bush” -que será reemplazado por el demócrata de turno-, como si Bill Clinton no hubiera bombardeado Irak, como si Jimmy Carter, Ronald Reagan, John Kennedy y tantos otros no hubieran favorecido los intereses de Wall Street, del Complejo Militar Industrial y de la Banca Internacional, que es donde se generan, diseñan y planifican las guerras de conquista.

Llevaron a todo el mundo miseria, hambre, muerte y el modelo de vida americana.

Hoy el aparato mediático a escala global insiste con el miedo al musulmán.

Entonces cuando es necesario aparecen Bin Laden, Al Zahuajiri; Al Zarkaui; Al Jazzera; Al Arabiya. Parece que todos son de ellos, ¿no?

El miedo y el terror como recurso para lograr convencimiento y consenso para atacar hoy Siria e Irán, mañana Venezuela y la Triple Frontera ¿quién sabe?

Pero eso sí: Del Capitalismo…ni noticias.

EL “ELAN”

En la vieja guerra del siglo XVIII el ejército prusiano cambió el sentido de la carga de caballería dosificando el “Elan” -paso de trote antes de la carga- y definió a su favor la decisión en muchas batallas. El secreto estaba en el ritmo de la carga y no en la carga propiamente dicha.

Según Federico Engels el “Elan” se adaptaba a la política: “A través de una continua presión de la propaganda, que podría ser utilizada como astuta estrategia revolucionaria, como arma útil para ejercer una presión crónica…se podría alcanzar la conciencia… del mismo modo que un ataque de la caballería prusiana logró mayor “Elan” si los caballos, antes de entrar a distancia de carga del enemigo, trotaban primero quinientos pasos”.

Trasladado a la política, el “Elan” sería el “timming” –regulación- en tiempo.

El “timming” se convirtió en la medida de la estrategia maestra.

Hoy debemos volver a trotar nuestros quinientos pasos.

NUESTRA RESISTENCIA

Bajo el título de: Equipo Conjunto de Operaciones Psicológicas, los 1.200 expertos de la guerra de cuarta generación en Fort Braga (Estados Unidos) estudian y revisan la historia, ésta, al final, les dará otra lección: todos los imperios –de cualquier tipo- mordieron el polvo.

Para los que formamos parte de la acción y el discurso contrahegemónico, la tarea para cambiar la relación de fuerzas es LA TAREA.

Esa tarea es romper la lógica de comunicación impuesta por la guerra de cuarta generación.

Todos los que formamos parte de esta resistencia debemos revisar y refundar nuestros esquemas comunicacionales. La importancia de la prensa es vital, estratégica.

La altura del desafío requiere de ideas de comunicación que hagan honor a nuestra historia de lucha.

Para el final una frase por demás ilustrativa: “La Comunicación Propia debe ser entendida como una estrategia de organización para la acción conjunta en la construcción de poder propio y no reducida a su valor instrumental” (1).

El tamaño de la lima es gigante, nuestras ideas y voluntad de lucha también.

(1) “La Naturaleza del Escorpión”. Juan Carlos Camaño, presidente de FELAP.