Que el nipón cobarde Kenya Fujimori tenga cerrado el hocico en Chile, es una exigencia del derecho internacional y bajo esa condición explícita la Corte Suprema del país sureño consideró que debía tener libertad condicional porque no implicaba ésta, peligro de fuga ni de nada parecido. Pero que, como ha informado La Tercera hace 48 horas, el presidente Toledo haya condicionado la perpetuidad o permanencia de LAN en cielos peruanos, en charla con la mandataria Bachellet, por la mudez del ex mandatario, constituye una afrenta, un chantaje y casi una traición a la patria.

El silencio de los dos candidatos, Ollanta Humala y Alan García sobre un tema que es una papa hirviendo, representa una miopía sin atenuantes. ¿Cómo así tan hábiles para llamar sinverguenza o demandarle que no se meta en el proceso, Humala y García, y en momentos en que nos dice la prensa chilena que Toledo y Bachelet canjearon el silencio de Kenya Fujimori por la salud comercial y aeronáutica de LAN-Chile por los cielos peruanos, no pronuncian una sola palabra? ¿Les quema el tema ríspido del vecino austral? ¡Ni siquiera han expresado una sílaba sobre la traición aleve y miserable cometida por la dictadura fujimorista en Arica y los derechos peruanos en 1999! ¿Saben algo del tema? ¿O callan adrede?

A nadie escapa que el saliente gobierno de Toledo, sus canes más fieros, el ministro del TLC, oficialmente de Comercio, Alfredo Ferrero y otros cómplices, hicieron cuanto les fue posible para pulverizar a Aerocontinente y regalar cielos peruanos a LAN. Es más, hoy, y es fácil comprobarlo, la aerolínea de marras, tiene el 80% del mercado en un virtual monopolio. También es bueno recordar que un torneo futbolístico, bajo la organización del perrito faldero de San Dionisio Romero Seminario, Arturo Woodman Pollit, obsequió los espacios a esta misma empresa de aviación. Por tanto, hay una “coherencia” de reclamo en la solicitud de garantías por la no locuacidad del rufián Fujimori.

El uso de los cielos peruanos es una decisión de Estado. Jamás puede ser patrimonio volitivo de la errática visión de ningún presidente. Mucho menos si se está yendo en medio de una censura monumental como la que dio el pueblo el 4 de abril al otorgarle una ridícula cantidad de votos al partido que había ganado las elecciones un lustro antes. ¿Entonces, fue cierto lo que afirma la prensa chilena? ¿Qué clase de mandatarios son los que confunden el país con su minúscula y falible visión personal de un asunto estricta y jurídicamente nacional?

El charco en que se expide la segunda vuelta electoral, con balazos, dicterios de todo decibel, acusaciones de fraude sin ninguna prueba, frivolidades en lugar de planteamientos, audios de hace años que se pretenden hacer pasar como recientes y vigentes, no pueden, bajo ningún punto de vista, obliterar ni disimular que, si hay veracidad en lo escrito en La Tercera, hay responsables de malos manejos y conducción desatinada del Estado. Es aberrante, sin duda alguna, que los postulantes, no se den por enterados de un fiasco que acontece frente a sus narices.

El delincuente Kenya Fujimori tiene que guardar silencio porque así son los preceptos internacionales. No puede ser su inhibición materia de un canje o de un chantaje que, a todas luces, es sumamente perjudicial para la salud aeronáutica del Perú. Y es hora que los responsables de la cosa pública, declinen la profunda estupidez militante de que hacen gala a cada minuto y abran la boca, aquí sí y con justo derecho, para poner orden en casa y evitar contrabandos de lesa dignidad y dañinos.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

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