En un encuentro entre Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, producido en 1975, a instancias del periodista Orlando Barone, conversan, entre otras cosas, sobre las noticias:

Borges: Quiero decir, Sábato, que no se hacía ninguna referencia a las noticias cotidianas, fugaces.

Sábato: Sí, eso es verdad. Tocábamos temas permanentes. La noticia cotidiana, en general, se la lleva el viento. Lo más nuevo que hay es el diario, y lo más viejo, al día siguiente.

Borges: Claro. Nadie piensa que deba recordarse lo que está escrito en un diario. Un diario, digo, se escribe para el olvido, deliberadamente para el olvido.

Sábato: Sería mejor publicar un periódico cada año, o cada siglo. O cuando sucede algo verdaderamente importante: “El señor Cristóbal Colón acaba de descubrir América”. Título a ocho columnas.

Borges: (sonriendo) Sí... creo que sí.

Sábato: ¿Cómo puede haber hechos trascendentes cada día?

Borges: Además, no se sabe de antemano cuáles son. La crucifixión de Cristo fue importante después, no cuando ocurrió. Por eso yo jamás he leído un diario, siguiendo el consejo de Emerson.

En otra entrevista opina sobre la televisión y dice que “Antes se soñaba más, ahora, con tanta televisión... Lo que sucede es que cuando ocurre algo se lo anuncia inmediatamente y no se da tiempo a que se cree una leyenda al respecto.
Yo, por ejemplo, alcancé a ver por televisión la llegada del hombre a la Luna. Esa inmediatez ayudó a que se formara parte de la noticia del día y se olvidara después con tantos nuevos Apolo.
En cambio, hubiese sido distinto si se anunciara que el hombre había llegado a la Luna y después cada uno soñara cómo había ocurrido. Sin embargo, nos acosan con tantas noticias.”

Sobre la opinión que Borges tenia con respecto a los reportajes no difiere mucho de lo que acontece hoy día, siempre las mismas preguntas, nunca una repregunta que haga reflexionar al entrevistado.

Siempre lo obvio. Así opinaba: “Generalmente siempre son las mismas preguntas. La primera es si soy argentino. Les digo que sí, que al fin y al cabo no es tan raro ser argentino, puesto que estamos en Buenos Aires y en esa ciudad habrá seis o siete millones de argentinos y que en el país habrá 20 o 25 millones.
Raro sería ser argentino en Groenlandia o en Pakistán. Otra pregunta repetida es si todo lo que escribo lo hago primero en inglés y luego lo traduzco al español . Yo les digo que sí, que, por ejemplo, los versos: “Siempre el coraje es mejor,/ nunca la esperanza es vana,/ vaya pues esta milonga,/ para Jacinto Chiclana” se ve en seguida que han sido pensados en inglés; se notan, inclusive, las vacilaciones del traductor.
Pensemos que si escribir es difícil, mucho más difícil es escribir primero en un idioma extranjero y luego traducirlo. No creo que nadie haga eso. Creo que yo sería en la historia de la literatura el primer caso si procediera de una manera tan tortuosa.”

Otra pregunta es: “¿Cuál ha sido el momento más importante de su vida? Son preguntas que no tienen contestación, porque los momentos más importantes... uno generalmente se da cuenta de cuáles son mucho tiempo después (si es que se da cuenta). Además, ¿qué quiere decir más importante? ¿Más importante emocionalmente? ¿Intelectualmente?”

Borges, eternamente Borges. Borges el gorila, Borges el polémico, Borges el que avaló la más sangrienta dictadura militar. También se debe recordar esta infamia de José Luis Borges, en homenaje a nuestros periodistas detenidos desaparecidos, retomo lo dicho por Eduardo Galeano en Memorias del fuego: “Le horroriza todo lo que reúne a la gente, como el fútbol o la política, y todo lo que la multiplica, como el espejo o el acto del amor.
No reconoce otra realidad que la que existe en el pasado, en el pasado de sus antepasados, y en los libros escritos por quienes supieron nombrarla. El resto es humo. Con alta finura y filoso ingenio, Jorge Luis Borges cuenta la Historia universal de la infamia. De la infamia nacional, la que lo rodea, ni se entera”.