Recientemente, el analista Fernando Krakowiak publicó un artículo en la prensa peruana, donde se revela la importancia de la participación mayoritaria de los Estados en el manejo de la explotación hidrocarburífera.

Empecemos con Arabia Saudita, el mayor proveedor de petróleo del mundo con el 22 % de las reservas del planeta, que nacionalizó el petróleo en 1988, con la creación de la Saudi Arabian Oil Company. Las multinacionales operan en sociedad con el Estado con una participación minoritaria. En el caso de KUWAIT, la industria del petróleo es controlada por el Estado a través de la empresa Kuwait Petroleum Corporation. Las empresas extranjeras como BP, Chevron, Shell, Total, se limitan a contratos de servicios.

IRÁN en 1970 nacionalizó el petróleo, en la actualidad el Estado controla todos los eslabones de la cadena productiva, limitando las inversiones extranjeras a un 25 por ciento. En NIGERIA, siendo el primer productor de petróleo africano tiene una participación que va del 50 al 80 por ciento de la producción. En LIBIA, la empresa estatal Nacional Oil Company (NOC) controla más del 65 % de la producción. La asociación con empresas extranjeras es posible solo en alianzas transitorias donde el Estado es por Ley el mayor accionista.

En MÉXICO, el petróleo es monopolizado por el Estado a través de PEMEX, que posee 14,8 billones de reservas. Lamentablemente el gobierno de Vicente Fox, sufrió el chantaje de EEUU que condicionó al gobierno la firma de un acuerdo migratorio para 4,5 millones de mexicanos, a cambio de que México se abra a las inversiones extranjeras. La presión fue rechazada por Fox. Con Hugo Chávez en VENEZUELA, que nacionalizó el petróleo en la década de los 80, se puso fin a 32 contratos firmados con veinte petroleras en la década de los 90. Se crearon empresas mixtas donde la estatal PDVSA tiene el 51% de las acciones. A este porcentaje se suma el pago de regalías e impuestos de ley.

Recientemente en BOLIVIA el presidente Evo Morales nacionalizó los hidrocarburos revirtiendo la participación del Estado al 82 por ciento.

Ese es el mapa mundial de la participación en el negocio petrolero, lo que indica a las claras que el camino que nos toca seguir es la nacionalización del petróleo.
La historia de los contratos petroleros está plagada de entreguismos que han afectado los sagrados intereses nacionales, postergando o más bien agravando los niveles de pobreza, analfabetismo, desempleo, insalubridad, etc. Mientras, en Venezuela el gobierno de Chávez envió a 30 mil estudiantes con becas universitarias para que se especialicen en las mejores universidades del mundo, recibiendo el beneficio de la transferencia tecnológica y de conocimientos en aras de mejorar las industrias, la investigación científica y el desarrollo sostenido de ese país hermano.

En otro ámbito, en el Ecuador se han firmado hasta la presente 17 contratos de participación, donde Sixto Durán Ballén encabeza la responsabilidad de haber concesionado 11 bloques petroleros.

Lo censurable es cómo ex funcionarios y trabajadores de Petroecuador se prestaron para la entrega de varios campos petroleros, como se puede apreciar en el Cuadro 1, donde constan los personajes que, incluso hoy, todavía forman parte de Petroecuador y algunos trabajan para las empresas petroleras privadas.

Los vientos de cambio en América Latina demandan de nuestro pueblo la decisión histórica de recuperar los recursos naturales. Antes de que se vaya la OXY ya habíamos alertado al país de la sobre- explotación de los campos, donde la producción en algunos pozos alcanza el 95% de BSW (cantidad de agua mezclada en solución con el petróleo y gas), quedando apenas un 3% de crudo para extraer de los yacimientos. Empresas como Repsol YPF demuestran en los cuadros de producción la misma dramática situación. Por ejemplo en el campo Tivacuno se han detectado pozos con 95% de agua. Es tal la sobre explotación que por cada barril de petróleo que extrae Repsol, saca 12 de agua de formación, una bomba para el medio ambiente, sin duda.

Por tal razón, los técnicos estatales hablan de que para salvar las escasas reservas de los pozos dejados por la OXY es necesario bajar la producción, es decir rediseñar bombas más pequeñas que las instaladas, a fin de disminuir paulatinamente el corte de agua (BSW).

El pueblo debe entender que no es más eficiente una empresa petrolera porque saca más petróleo, la experiencia demuestra que lo racional es producir de manera sustentable para que la misma producción sirva a las actuales y, sobre todo, a las futuras generaciones. Una razón más para demandar de forma urgente la nacionalización del petróleo en el Ecuador.

Ecuador acusado de cleptócrata, según OXY

El término cleptocracia ha sido acuñado por la petrolera OXY al referirse a nuestro país, así lo expresó Stephen Chasen, alto ejecutivo de la petrolera norteamericana en los EEUU al referirse al Ecuador ante la decisión del Gobierno de haber declarado la caducidad del contrato, y en aplicación de la Ley de Hidrocarburos, revertir las instalaciones petroleras y pozos al Estado.

Por cierto, buscamos el significado de la palabra “cleptocracia” en varios diccionarios de la Real Academia de la Lengua Española sin tener éxito. No obstante, podemos interpretar este término al ser una palabra compuesta, en base al significado conceptual, a saber: Clepto= hurto; Cracia= administración pública. Asociando los conceptos se podría decir que cleptocracia, significa la propensión de la administración pública al robo, al hurto de bienes ajenos.

Sin duda que el gobierno tanto del ex presidente Gutiérrez como el actual de Alfredo Palacio, fueron demasiado condescendientes con la petrolera norteamericana, pues desde agosto de 2004, fecha en que el Procurador del Estado demandó la caducidad del contrato, nadie quiso tomar la decisión de sancionar a la petrolera. El resultado es que el primer año OXY produjo más de 36,5 millones de barriles de petróleo, y en los 8,5 meses posteriores hasta la fecha de declaratoria de caducidad, el 15 de mayo de este año, la empresa gringa extrajo 25,5 millones de barriles. Del total producido, 62 millones de barriles, la OCCIDENTAL sacó del país más de 2 500 millones de dólares.

Una de las denuncias graves en contra de la petrolera tiene que ver con la práctica habitual de perforar pozos sin autorización del ministerio del ramo; se le acusó con pruebas irrefutables de que había perforado en un bajo estructural que no corresponde al bloque a su cargo, sino que había invadido propiedad de Petroproducción. Pero lo más escandaloso -un secreto a voces en el ámbito petrolero-, es que la OXY aprovechó la perforación direccional para extraer reservas de crudo de yacimientos ajenos, pertenecientes al Estado. Algo así como si el vecino del barrio, sin mi consentimiento, hiciese conexiones clandestinas para robarme la luz de mi casa, o el agua, con el deshonesto propósito de aprovecharse de lo ajeno para no pagar el consumo.

En anteriores entregas ya se denunció cómo la empresa norteamericana estaba sobreexplotando los yacimientos, aprovechando los altos precios del petróleo; se dijo que el Bloque 15 había alcanzado el 90 % de BSW (cantidad de agua en solución con el petróleo) y que en Edén Yuturi el porcentaje pasaba del 60 por ciento. El perjuicio para el país debe entenderse en que a medida que sube el BSW se ponen en riesgo las reservas recuperables de los yacimientos, dejando de ser negocio producir un 3% de petróleo, como es el caso del campo Indillana, cuando sale más costoso tratar el agua de formación y reinyectar la misma, a través de un complejo sistema de bombeo a fin de inyectar el agua al subsuelo y así evitar la contaminación ambiental.

Bien diría Jorge Glass, de Televisión Satelital, en el programa Gestión Empresarial, que OXY nos está dejando luego del saqueo “el bagazo”, es decir los desechos, pues de nada sirven las instalaciones con tecnología de punta, los sistemas de Internet o telecomunicaciones por fibra de vidrio; ¿de qué vale la automatización y control electrónico de válvulas, motores, líneas de flujo, etc, si tenemos que producir agua tóxica en lugar de petróleo? Por ello sostengo que es y será más eficiente producir petróleo en Petroecuador, no solo por los bajos costos de producción de apenas 4 dólares el barril, en contraste con la privada, de 12 dólares el barril; sino que la empresa estatal sí cuida los reservorios en el tiempo para evitar el incremento agresivo del agua de formación, preservando el recurso para las futuras generaciones. Por cierto, es tan eficiente Petroproducción que, sin repuestos, sin contratos para dar mantenimiento a las instalaciones, reciclando la chatarra, ha logrado mantener la producción en 200 mil barriles diarios.

Un dato interesante que debería motivarnos a la reflexión sobre la necesidad de nacionalizar el petróleo es el costo del galón de combustible en el país no petrolero -supuestamente más desarrollado en Latinoamerica- como es el caso de Chile, donde cuesta 11 dólares el galón de combustible de 95 octanos. Al ritmo de sobreproducción de las petroleras privadas, llámense REPSOL YPF, ANDES PETROLEUM, SIPEC, PERENCO, PETROBRAS, TECPEC, PETROSUD, PETROBELL, PACIFPETROL, AGIP, etc., nos están forzando a todos los ecuatorianos a ser, en poco tiempo, importadores de derivados a precios internacionales. En la actualidad, con un costo de casi 2 dólares el galón de gasolina Super y 1,45 de Extra, el costo de vida en el Ecuador es tremendo, ¿qué nos espera cuando dejemos de ser exportadores de petróleo?

En conclusión, cuando la OXY desde el imperio del Norte nos tacha a los trece millones de ecuatorianos como cleptócratas, ofende la honra, el buen nombre de Ud. amigo lector, cuando en realidad la cleptomanía parece haber sido la práctica usual de la petrolera norteamericana.