La comunidad de inteligencia estadounidense ha descubierto que Corea del Norte preparaba una prueba de su misil Taepodong 2, que podría alcanzar Alaska con una ojiva nuclear. ¿Qué deben hacer los Estados Unidos?
William Perry y Ashton Carter, ex secretario de Defensa el primero y asistente del mismo cargo durante la administración Clinton el segundo, piden un ataque preventivo, asegurando que no creen que Kim Jong ataque a Corea del Sur como respuesta. Pero, ¿podemos estar lo suficientemente seguros? Una forma de analizar la cuestión norcoreana es volviendo sobre las posiciones de los responsables del caso en 1994. Ya en aquella época, Perry y Carter preparaban una ofensiva que, según lo que dijo el propio Carter en 2002, habría provocado miles de muertos estadounidenses y decenas de miles de muertos norcoreanos, sin contar a los millones de refugiados. Sin embargo, ambos pensaban que una Corea del Norte con el arma nuclear sería peor. Hoy, Perry y Carter no explican por qué ya no creen que una ofensiva estadounidense pudiera provocar tales daños.
Pueden pretender que hoy las relaciones entre Seúl y Pyongyang son mejores o que tales consecuencias son preferibles a un ataque nuclear contra los Estados Unidos. Sin embargo, ante el Senado, en 1995, afirmaron que no habían recomendado la opción militar a Clinton.
Sin lugar a dudas deberíamos haber atacado entonces. Hoy, la amnesia histórica de Perry y Carter no nos sirve de nada.

Fuente
Los Angeles Times (Estados Unidos)

«Tough talk on Korea, too late», por Gabriel Schoenfeld, Los Angeles Times, 23 de junio de 2006.