Al final del partido de la Copa del Mundo de fútbol 2006 que jugaron contra la República Checa, dos miembros de la selección de Ghana, John Pantsil y Addoquaye Pappoe, festejaron la victoria (2 por 0) agitando en el terreno una banderita de Israel. Ambos futbolistas declararon que querían dar las gracias a sus fans israelíes, ya que los dos juegan habitualmente en el Hapoel y el Kfar-Saba, dos clubes israelíes.

El Estado de Israel no participa en la Copa del Mundo. El gesto de los ghaneses provocó indignación en el mundo árabe y dio lugar a una protesta oficial de la Liga Árabe. El ministro israelí, de Deportes, por el contrario, expresó públicamente su alegría.

«John no estaba conciente de las repercusiones de su gesto. Pedimos excusas a todas las personas que hayan podido encontrarlo chocante. No volverá a suceder», declaró el vocero de la Federación de Fútbol de Ghana. Ni el país africano ni la federación tienen posiciones definidas en cuanto al conflicto entre israelíes y palestinos, y los Black All Stars están en Alemania simplemente para participar en la Copa del Mundo, explicó el vocero.

Declaración poco convincente. ¿Cómo es que Ghana ya no tiene posición en cuanto a la cuestión israelo-palestina? En realidad, durante la presidencia de John Kufuor, Accra se acercó a Tel Aviv y el gesto de los dos futbolistas fue cualquier cosa menos espontáneo. Hoy por hoy, el Estado hebreo desempeña un papel esencial en África negra y tiene la intención de que se sepa.

Días después, se anunciaba que el príncipe saudita Al Salid ben Talal, en un gesto desacostumbrado, donó 100 000 dólares a la selección de Ghana. El príncipe, poseedor de la quinta fortuna a nivel mundial y avispado hombre de negocios, tiene intenciones de implantar sus empresas en ese país.