Elecciones México, julio 2006.

A todo lo que ha
ocurrido desde la asombrosa jornada electoral, por la concurrencia
y civilidad del pueblo mexicano, ahora tenemos que agregar las
inconsistencias dadas a conocer y reconocidas por el propio
Instituto Federal Electoral y el hallazgo de papelería electoral en el
Bordo de Xochiaca, Estado de México; por lo anterior y para mayor
incertidumbre en el desaseo, hay que agregar que se omitieron 2
millones 500 mil votos por inconsistencias, según declaró el propio
IFE, es decir, son 11 mil 184 actas las que presentaron
inconsistencias y que ahora dicen que los votos no contabilizados
en el Programa de Resultados Electorales Preliminares PREP,
podrían ser sumados en las 300 Juntas Distritales

Sin embargo tuvieron que adelantarse y agregan que en materia de
votos no contados en el mismo, estos equivalen a 743 mil 795 para
el PAN, 809 mil 3 votos para la Alianza por México, 888 mil 971
votos para la coalición Por el Bien de Todos, 13 mil 946, para
Nueva Alianza, 28 mil 40 para Alternativa Socialdemócrata, 15 mil
19 para candidatos no registrados y 82 mil 452 son votos nulos.

Contabilizados estos reducen la ventaja del panista, Felipe
Calderón Hinojosa a sólo 257,532 votos, y no 402,708, o de otra
manera, en lugar de 1.04 puntos porcentuales de diferencia bajó a
sólo 0.64 por ciento.

También por eso extraña que presionado o no por los diecisiete
gobernadores del Partido Revolucionario Institucional, el principal
derrotado de la contienda electoral presidencial, Roberto Madrazo
Pintado, al punto de las lágrimas, aceptó su fracaso, producto
fundamentalmente de las miserables pugnas internas y se sumó al
reconocimiento del Instituto Federal Electoral, el cual alargará,
seguramente hasta este fin de semana o días más, su decisión
final. ¿Quién cargará con lo que queda del PRI, el cual desde la
pérdida de Los Pinos en el dos mil, nunca aprendió a ser partido?

Extraña ciertamente la actitud asumida por la cúpula tricolor, pues
no obstante que había sido ponderada su anterior presencia de la
noche del día de las elecciones al haberse convertido en el muro
de contención de un posible madruguete al que se le llamó el
parón del PRI, 24 horas después sin tener argumento alguno para
hacerlo se adelanta a las autoridades electorales y se dedica a la
práctica fácil de los reconocimientos, probablemente interesados.

Tan malo es que en estos momentos de incertidumbre se
descalifique como se reconozcan triunfos, o se manifiesten
perdedores como triunfadores, antes de que las autoridades,
precisamente encargadas de sancionar el ejercicio democrático,
den a conocer su dictamen final.

Todavía faltas muchos pasos por dar para que el pueblo de
México, que se dividió en tres por las luchas electorales, conozca
de la decisión final y que la misma sea creíble.

El propio consejero presidente, Luis Carlos Ugalde, tal parece que
está haciendo llamados al aire a actores políticos sordos que se
niegan a escuchar y menos a atender las recomendaciones de la
autoridad electoral, que están basadas en la Ley misma.

Ya se dijo que este miércoles de acuerdo de las disposiciones
normativas se iniciará el recuento de las actas correspondientes
de los 300 distritos electorales, que tomará desde luego en cuenta
las 11,184 actas de las inconsistencias, misma contabilidad que
se llevará al cabo en sesión pública.

Además del descubrimiento del material electoral encontrado en
un basurero de Ciudad Netzahualcoyolt, tendrá que ser analizado
minuciosamente, no sólo por las autoridades electorales sino
también por las autoridades federales de procuración de justicia,
esto es, por la Fiscalía Especial de Delitos Electorales de la
Procuraduría General de la República.

Decíamos al principio qué pasará con los despojos del Partido
Revolucionario Institucional, que desde que perdió la Presidencia
de la República en el año 2000, jamás aprendió a ser partido y
continuó siendo una agencia de colocaciones sin tener mayores
puestos que ofertar. La derrota ignominiosa, como en el fútbol,
valga el símil, obliga a la renuncia de todos y cada uno de sus
actuales dirigentes, y como dice y exige el senador Manuel Bartlet
Díaz, a refundarlo a partir de sus bases sólidas, consistentes y
leales.

Por ahora, lo que importa es que el proceso electoral concluya de
acuerdo a la civilidad y a la entrega de la ciudadanía mexicana
sufragante. Simple y llanamente, que sea convincente y que
convenza.

ALAI AMLATINA, 05/07/2006