Por consiguiente, el presidente George W. Bush y su equipo de trabajo tenían razón cuando denunciaban el peligro iraquí e hicieron bien en derrocar al belicoso régimen de Sadam Husein. Como consecuencia de esa noticia, el Senado aprobó, el 23 de junio, por 60 votos contra 23, el mantenimiento de las tropas estadounidenses en Irak.

En realidad, el informe revelado por Rick Santorum y citado por “Fox News” menciona que se encontraron obuses sin explotar de gas mostaza y sarin en los campos de batalla en que se libró la guerra entre Irán e Irak. En la mayoría de los casos, los gases habían perdido su efectividad con el tiempo y no presentan más que un peligro relativo, aunque puede ser que todavía estén activos. El informe agrega que, según los periódicos iraquíes (que generalmente escriben los propios ocupantes), los rebeldes podrían obtener algunos de esos medios y utilizarlos contra las tropas de la Coalición.

A causa del uso intensivo de gases durante la Primera Guerra Mundial, las convenciones de Ginebra prohíben hoy ese tipo de armas. A pesar de ello, y casi un siglo después de ese conflicto, cada año aparecen toneladas de artefactos sin explotar en los antiguos campos de batalla del este de Francia.

Los informes de los inspectores de la ONU que dirigiera Hans Blix antes de la invasión de Irak demostraron que ese país había abandonado la fabricación de armas de destrucción masiva en 1991 y que se había ocupado además de destruir rápidamente las que tenía almacenadas.

# Voltairenet.org (Francia)