El escenario y su protagonista: Andrés Manuel López Obrador a su llegada al Zócalo, donde exigió limpiar los pasados comicios mediante el recuento de voto por voto
Foto José Carlo González

En el corazón de la ciudad, colmado por más de medio millón de ciudadanos, Andrés Manuel López Obrador convocó a una marcha nacional por la democracia para el próximo miércoles y a otras movilizaciones pacíficas, y anunció que hoy presentará la impugnación de los comicios del 2 de julio y que luchará hasta el final porque se limpie un «proceso fraudulento de origen».

Una elección -dijo- en la que el presidente Fox, «sin recato alguno y sin cuidar su investidura», utilizó las instituciones y los recursos públicos para favorecer «al candidato de la derecha», a Felipe Calderón. En dos ocasiones se refirió al Ejecutivo federal como un «traidor a la democracia».

Ante esa multitud que expresó su rechazo al fraude no sólo a gritos, sino en miles de leyendas en mantas, cartulinas, pancartas y volantes que exhibieron o se pegaron en la espalda y en el pecho, el tabasqueño dejó en claro que la lucha por la defensa del voto va más allá de su papel como dirigente, porque se trata de evitar un retroceso para el país.

«Fox, traidor a la democracia»

«Si les permitimos que se impongan mediante el fraude, va a ser una regresión. Por eso molesta la actitud de Vicente Fox, que llega a la Presidencia gracias a los avances democráticos y cuando está en el poder se convierte en un traidor a la democracia».

El escritor Fernando del Paso, quien habló antes que el candidato perredista, expuso que el «fraude brutal» no se dio sólo el 2 de julio, sino mucho antes, en una campaña política «de agresividad sin precedentes para enlodar, difamar y descalificar al adversario».

López Obrador expuso que además de la campaña de corte «fascista» que lo presentó como «un peligro para el país», el Instituto Federal Electoral (IFE) se convirtió en ariete del PAN y se entregó por entero a la simulación y al servicio de los grupos de poder, que ahora quieren imponer en la Presidencia de la República a «un empleado incondicional, a un pelele que les garantice perpetuar la corrupción, el influyentismo y la impunidad».

«¡No al fraude, no al fraude!», coreó por varios minutos la multitud que rebasó la Plaza de la Constitución y se extendió, como una gran mancha amarilla, por las calles que confluyen al Zócalo, desde 20 de Noviembre hasta Izazaga, y desde 5 de Mayo, avenida Juárez y Tacuba, hasta el Eje Central.

Gente del pueblo; artistas e intelectuales, como Elena Poniatowska; luchadores sociales, entre ellos Rosario Ibarra; perredistas, pero también ciudadanos sin partido, que escucharon indignados las grabaciones de pláticas entre Elba Esther Gordillo y el gobernador priísta de Tamaulipas, Eugenio Hernández, y entre este último y el secretario de Comunicaciones, Pedro Cerisola, de las que se desprenden las maniobras en favor de Felipe Calderón y para legitimar al IFE.

Más adelante escucharon al tabasqueño informarles que pedirá al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que se abran los paquetes y se cuente voto por voto, porque hay evidencias contundentes de que le quitaron sufragios para otorgárselos a Calderón.

Informó que este domingo la coalición Por el Bien de Todos presentará el recurso ante ese tribunal para impugnar los comicios del 2 de julio. «Vamos a demostrar que se han violado los principios rectores de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad establecidos en el artículo 41 de la Constitución».

Un grito de júbilo estalló cuando el candidato sostuvo que si se cuenta voto por voto se puede revertir el resultado del IFE.

En esta concentración, que él llamó asamblea informativa, pero que se convirtió en un mitin, adelantó que además de los recursos legales ante el TEPJF, acudirá en su momento a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a la que demandará que ejerza su facultad «para practicar de oficio la averiguación de los hechos que constituyen la violación del voto público y la ilegalidad de todo el proceso».

Se le vio muy emocionado, porque a sólo dos días de la convocatoria a ese encuentro, la respuesta fue una asistencia superior al medio millón de personas, multitud que le expresó su respaldo incondicional por medio de miles de mensajes, la mayoría en cartulinas escritas a mano, como la que portaba una anciana con la leyenda: «¡Estamos listos, señor, usted ordene!»

Frente al templete, donde lo acompañaron la plana mayor del PRD; artistas, como Ernesto Gómez Cruz, José Alonso e Isela Vega; sus hijos y los dirigentes de los partidos de la coalición Por el Bien de Todos (PRD, PT y Convergencia), se colocó una monumental paloma blanca de cartón (de cuatro y medio metros de alto por cinco de ancho) que tenía escrito en el pecho: todos por la paz y el respeto al voto. En el otro extremo, un gallo, también enorme, de colorido papel celofán.

En ese ambiente, advirtió que el proceso electoral no ha terminado y, por tanto, nadie puede proclamarse vencedor ni llamarse presidente electo.

Un nuevo coro: ¡López Obrador, presidente!", interrumpió su discurso por unos minutos. Al retomarlo formuló tres llamados: al TEPJF y a la SCJN les pidió valorar detenidamente la trascendencia histórica de su decisión; al Ejército Mexicano, «institución fundamental y garante de nuestra soberanía», que no permita ninguna intromisión en las sedes distritales donde se encuentran los paquetes electorales.

A los medios de comunicación, de manera respetuosa les solicitó no cerrar los espacios informativos y no ceder a las presiones, «que tengo entendido están recibiendo del gobierno federal y de nuestros adversarios».

Convocó luego a las movilizaciones para protestar contra el fraude electoral. La primera, el próximo miércoles, una «marcha nacional por la democracia», que partirá de los 300 distritos electorales que hay en el país hacia el Distrito Federal. Y la siguiente, para el domingo 16 de julio, a las 11 horas, que saldrá del Museo Nacional de Antropología e Historia hacia el Zócalo capitalino.

Pidió a PRD, PT y Convergencia, a todos los diputados y senadores perredistas, y a los ciudadanos interesados «en el destino de la democracia», que participen y ayuden a organizar las movilizaciones. Aclaró que no se afectará el derecho a terceros, que no se van a tomar carreteras ni a caer en la provocación, ya que se trata de un movimiento pacífico.

Asimismo, convocó a la formación de comités de difusión que ayuden a informar a todos los ciudadanos de las acciones que se llevarán a cabo, con miras a contrarrestar la estrategia «que ya han montado nuestros adversarios» para confundir y desalentar la lucha por la defensa del voto.

Sus simpatizantes entendieron muy bien a qué se refería, porque las protestas contra las televisoras se repitieron durante el mitin, y cuando éste concluyó. ¡Fuera Televisa!, se escuchó muchas veces.

Pero no tantas como «¡No al fraude!», «¡No estás solo!» y «¡López Obrador, presidente!» que los miles de asistentes al Zócalo y sus inmediaciones repitieron al llegar, y luego, casi durante la hora que tardaron en poder salir del lugar.

Al final, seguían cargando las pancartas que ayer mismo elaboraron: «No somos tontos, ¡fraude!», la otra con «Abajo Felipe, AMLO, presidente», y una muy elaborada, distribuida en serie que dice: «No al pinche fraude electoral». Varias jovencitas caminaron hasta el Eje Central luciendo camisetas blancas con la leyenda impresa: «Nos nos quitarán el derecho a la esperanza».

Seguían emocionadas por el agradecimiento que López Obrador dio a los asistentes al mitin. «Esto es lo que nos respalda, lo que nos permite seguir luchando. Vamos hacia adelante hasta triunfar, gracias de todo corazón, con todo carino, amorosamente».

Fuente
La Jornada (México)