Ilegalmente, el IFE (Instituto Federal Electoral) dio por ganador de la contienda presidencial, el jueves 6, a Felipe Calderón Hinojosa.

En efecto, el presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, al anunciar el resultado del conteo, calificó los resultados del IFE en estos términos: «La regla de oro de la democracia establece que gana el candidato que tenga más votos» (por cierto, Ugalde tuvo como padrino de su propia boda al mismo Felipe Calderón, lo cual ha dado mucho qué decir a la opinión pública sobre la supuesta imparcialidad del «árbitro» electoral, sobre todo a partir del procedimiento viciado y el resultado comicial dado a conocer por el IFE).

Sí, efectivamente, pero esa calificación no le correspondía hacerla a él, sino sólo al Tribunal Federal Electoral (Trife, o para exactitud, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, TEPJF), una vez que este órgano hubiese revisado el proceso electoral y los comicios, y formulado su dictamen, si a la postre no declara la anulación de estas elecciones. Para llevar a cabo su tarea el Trife tiene como plazo último el 6 de septiembre próximo. Con su apresuramiento, Ugalde colocó una piedra más en el cúmulo de sospechas de irregularidad, o incluso fraude, tanto hacia los conteos electorales realizados por el organismo que preside, como hacia la limpieza misma del proceso entero. La gente se pregunta cuál era, o es, la prisa en declarar presidente electo a Calderón. Y aumentan con ello las suspicacias.

El ilegal adelantamiento de Ugalde más bien viene a dar certidumbre a las conjeturas de irregularidad, o incluso fraude, registradas en el proceso electoral y en los comicios del 2 de julio. Por razón lógica, los panistas aceptaron “con humildad” el llamado de las urnas, en tanto que los priístas, cuya votación se desplomó hasta el tercer sitio, también se apresuraron a aceptar su derrota y tal “llamado de las urnas”, con la esperanza de que con ello se vuelva inatacable dicho “llamado”, pasando igualmente por encima de la ley y del dictamen ulterior del Trife.

Los perredistas de López Obrador mantuvieron su postura impugnatoria de la elección, declaración que confirmaron en la llamada asamblea general del zócalo capitalino el sábado 8, en la imponente concentración a la cual, según nuevas apreciaciones, acudieron más de 200 mil simpatizantes de AMLO. En ella, López Obrador reiteró que impugnaría la elección, cosa que comenzó a darse este domingo 9, ante el Trife. Y mientras, siguieron creciendo en la sociedad entera las dudas y las sospechas de fraude, aunque formalmente ni López Obrador ni el PRD hayan dado la calificación de fraude al resultado electoral.

Y siguen y seguirán los dimes y diretes, en tanto que ante las sospechas de fraude se ciernen nubes de un conflicto pos electoral mayúsculo.

Picotazo: ah, que Zapatero tan... ingenuo

Mientras tanto, en lo que no puede ser calificado sino como una ingenuidad de parte del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, éste gobernante también se apresuró a felicitar a Calderón por su supuesto triunfo electoral. No extraña que de igual forma lo hayan hecho Bush de EEUU, Harper de Canadá y Uribe de Colombia, pues en su genética ideológica y política está apostar por la derecha, aunque se salten la ley mexicana. Pero que lo haya hecho Zapatero es más reprobable por el hecho de que su sempiterno detractor, el franquista Aznar, haya venido a apoyar públicamente a Calderón. Una poca de mesura, señor Zapatero. La prudencia es la mejor medicina contra la ignorancia.

Fuente
Argenpress(Argentina)