“Ninguno tenía la expectativa de entrar a trabajar en Clarín, o ser chupado por algún multimedio”, explica Vanina Chiavetta, responsable de la dirección de la radio, (el otro es Leandro Cravé estudiante de comunicación de UNLM). La FM, ubicada en el 94.5 Mhz, fue pensada como un emprendimiento alternativo desde sus inicios, pero con la idea de competir por el público con los medios masivos. Público al que tratan de conquistar con “productos de calidad, pero con otros contenidos”.

Freeway emite su señal en uno de los centros urbanos más poblados de la provincia de Buenos Aires, una zona en la descansan historias y mitos sobre las bandas del rock nacional, y quienes construyen a diario la radio, reclaman su derecho a exponer esas historias, en definitiva reclaman su derecho a existir como medio alternativo.

 ¿Cómo empezó la idea de armar una radio alternativa?

La idea fue de Leandro Cravé, el director de la radio. Él había empezado el primer año de Comunicación Social en la Universidad de La Matanza, tenía el lugar, y entonces surgió la iniciativa de generar un espacio propio de comunicación. Yo me sumé por una cuestión económica. Supongo que le debió haber sucedido a más de uno, que trató de emprender un medio alternativo de comunicación y lo estafaron cuando iban a comprar el transmisor. Hacía falta un socio que invirtiera para comprar el equipo y me sumé. Al mismo tiempo, yo también había empezado a estudiar en la Universidad y la idea me pareció buena. La verdad es que al principio no teníamos demasiada conciencia de lo que se podía generar, y de lo que se generó con el medio. Fue como empezar un emprendimiento que uno sabe cómo empieza pero no, cómo termina.

 ¿Pensaron en el formato del medio antes, o se fue dando a medida que avanzaba el proyecto?

Nosotros decidimos desde el principio que íbamos a hacer una radio vinculada con la zona. No fue casualidad que un emprendimiento de esas características estuviera ubicado en el oeste (Haedo, Ramos Mejía), cuna de bandas de rock y de muchas movidas culturales. Sabíamos que la radio iba a tener que ver con eso. Costó armar la idea, pero teníamos en claro que queríamos difundir música que se estaba gestando en la zona. Hubo un momento, cuando empezamos a transmitir, en el ‘97, en el que muchas bandas, que ahora son conocidas, estaban haciendo sus demos, y creíamos que era necesario generar un medio que las difundiera.

 ¿Cómo es su relación con las bandas de rock que difunden desde la radio?

Muy buena. Esto puede sonar raro porque las cosas se manejan de otra manera en el medio, pero nosotros no cobramos un centavo por difundir su música. Estamos acostumbrados a que los grandes medios tengan su pauta con EMI o Sony o el sello que fuere. Para nosotros, los integrantes de las bandas son amigos, y difundimos lo que hacen. La repercusión es impresionante. En todos los recitales hay banderas de la radio y generalmente se nos agradece la difusión. Desde ese lado el objetivo se alcanzó y lo que generó la radio es importante.

 ¿Ustedes eran un grupo de estudiantes que fue creciendo profesionalmente al mismo tiempo que la radio?

Sí, pero el camino no fue sencillo por diferentes motivos. Nosotros dábamos los primeros pasos en el ámbito de la comunicación, o sea que éramos estudiantes de primer año, no éramos profesionales, ni periodistas experimentados. Sí teníamos bien claro qué era lo que queríamos hacer en función de la comunicación. Ninguno tenía la expectativa de entrar a trabajar a Clarín, o ser chupado por algún multimedio. Estudiábamos desde otro lugar y teníamos claro, que nuestro objetivo no era jugar en las grandes ligas. Al mismo tiempo, sabíamos que armar un medio alternativo iba a ser algo muy difícil.

En el ‘98 cuando llaman a concurso, nosotros no nos habíamos enterado. La verdad es que no manejamos bien lo que sucede desde el punto de vista legal en el ámbito de la radiodifusión. Gracias a algunos colegas de otros medios, nos enteramos del llamado a concurso, y empezamos en ese momento con una tarea faraónica. No sólo desde el punto de vista económico, lo que implicaba juntar el dinero para comprar los pliegos, empezar a conectarse con gente del Consejo Nacional de Ingeniería Telecomunicaciones Electrónica y Computación (COPITEC), que nos ayude a armar la carpeta técnica. Empezar a ahorrar desde todos los lugares posibles, conseguir algún profesor que era ingeniero matriculado para que nos haga las carpetas técnicas más baratas. Finalmente pudimos presentar todo en tiempo y forma, y teníamos la esperanza de que, a un año de haber salido al aire, ese iba a ser el camino para la legalidad, y de hecho no lo fue.

 ¿Cuénteme cómo fue la experiencia de armar un medio que sirvió como práctica profesional, además de ser un medio de vida?

Además de difundir la cultura rock del oeste, la idea era generar un espacio de capacitación. Lo vivimos como un medio para aprender, y fue importante abrir las puertas para que otros estudiantes de comunicación, de locución y de operación pudieran instruirse en Freeway. Luego nos conectamos con escuelas de zona que tenían intereses vinculados con la comunicación. Especialmente con la Universidad de La Matanza, porque la mayoría nos estábamos formando ahí.

 ¿Cómo armaron la programación de la radio?

El trabajo es sumamente horizontal. Tenemos en claro que la radio se construye con toda la gente que trabaja en Freeway. Por semana pasan más de 80 personas, hay espacios de coproducción, pero también tenemos muchísimos espacios propios. Ellos construyen a diario la historia de Freeway. Cada uno viene con un proyecto a cuestas, proyectos que piensan para afuera, proyectos arraigados a nuestro lugar en el mundo. Por ejemplo, uno de los programas trabaja con la cultura rock en la zona. Entonces vienen las bandas, se las difunde y se organizan recitales a beneficio.

Todo tiene que ver con el afuera, con la gente que imaginamos como posible oyente. Por ejemplo, desde el programa que hacemos los sábados que se llama las “Las vueltas de la radio”, se hicieron fuertes vínculos con las ONG. Pasamos la música que nos gusta, pero además construimos relaciones, por ejemplo con el Foro de Cooperativas de La Matanza.

 ¿Qué opina sobre la posibilidad de que declaren de interés comunitario a los medios alternativos?

Sería una alternativa que daría cierta legalidad. Es buena la experiencia de algunos medios de Quilmes, a los que la Cámara de Diputados reconoció como de interés comunitario, y ahora tienen cierta tranquilidad.

 ¿Cómo se llevan con la publicidad?

En la Universidad no te preparan para venderte o para armar un medio que se sostenga desde lo económico. Estamos trabajando para crecer en lo profesional y en lo económico, pero en éste último punto aprendemos a medida que marchamos. Esto de lo independiente, que siempre se pone a jugar cuando hablamos de un medio alternativo, está directamente ligado a la publicidad. No estamos casados con nadie y eso nos permite ser libres en lo que cubrimos, en lo que informamos. Sí estamos muy comprometidos con la economía social y podemos plantearlo libremente.

El problema que tienen muchos medios alternativos zonales es que dependen de la pauta oficial. Entonces aparecen medios zonales, que no son alternativos. Donde juega esto de “soy zonal, pero quiero ser como Hadad”. Nosotros no tenemos esos propósitos, tenemos bien en claro que nos comprometemos con la gente de nuestra zona, queremos informar lo que sucede en el barrio, y a veces se nos complica por una cuestión económica. Por eso sería importante que se distribuya la pauta publicitaria de acuerdo al potencial de cada medio, pero sin comprometer el mensaje. No necesitamos que nos pongan el mismo capital que le ponen a Clarín, pero proporcionalmente nosotros tenemos nuestro público, que es tan importante como el que lee a ese medio, por tanto también merecemos recibir publicidad del Estado y de las empresas privadas.

 ¿Qué opina usted sobre el periodismo alternativo y las formas o la estética de los medios alternativos?

Para nosotros, la forma es tan importante como el contenido. Por eso hacemos hincapié cuando nos presentamos, en que Freeway es un emprendimiento universitario del oeste. La mayoría de la gente que pasa por la radio, tiene alguna relación académica con el periodismo. No decimos que no se pueda ser periodista de oficio, pero nosotros creemos que todo lo que implica el estudio de una carrera, abre la cabeza a un montón de conocimientos y lecturas que vale la pena tener. Por lo general, los programas están íntegramente realizados por gente del ámbito de la comunicación. Después, la calidad de lo que se dice, lo que se graba, apunta a la misma calidad que puede ofrecer un gran medio. Porque entendemos que si uno compite con ellos en la búsqueda de audiencia, se tiene que ofrecer un producto de calidad, pero con otros contenidos.