Por todo esto es que sorprende el poco interés de los trabajadores, especialmente los afiliados de base y los no organizados, por el Congreso de la Central más grande del país (580.000 afiliados). Y sorprende aún más que los dirigentes sindicales no logren posicionar los temas fundamentales de la vida laboral ni en el imaginario de los trabajadores ni mucho menos en la agenda pública.

En lugar de hacer un esfuerzo por caracterizar el nuevo sujeto trabajador, las nuevas formas de explotación, las tendencias en materia de regulación laboral o la necesidad de reconstituir el movimiento de los trabajadores como referente social y político, las dos tendencias dentro de la Central se dedican a descalificaciones mutuas y a salirle al paso a la mera coyuntura. Ejemplo evidente son los comunicados sobre democracia interna, la no realización de la última Junta Nacional o el Acuerdo Tripartito en el marco de la OIT, que si bien son discusiones que se deben abordar, reflejan problemas más profundos donde se debe centrar la atención.

En pro de una perspectiva más amplia, resumimos los temas centrales del próximo Congreso, sobre los cuales todos y cada uno de los afiliados a la CUT, pero también los trabajadores en general, deben reflexionar y fijar posición:

  1. Contexto internacional. El cual debe cogerle el pulso a los desarrollos actuales del capital, sus tendencias, los cambios en los modelos productivos y las nuevas formas de explotación.
    Por otra parte, se debe hacer una caracterización a fondo de los procesos latinoamericanos, alrededor de los cuales se argumentan varias de las posiciones dentro de la Central, en especial las que opinan que hay un proceso democratizador que va en contravía del capital, al cual hay que emular.
    Finalmente, habrá que analizar los cambios en el mundo del trabajo, los procesos de descentralización productiva y los impactos en las subjetividades de los jóvenes trabajadores.
    Por ello hay que ir más allá de análisis formales, que buscan que la realidad se ajuste a las tesis de los partidos, lo cual convierte el análisis de la realidad en un ejercicio inútil y dogmático.
  2. La estructura organizativa de la Central. La cual debe surgir precisamente de caracterizar el desarrollo de la contradicción entre el capital y el trabajo. La discusión hasta hoy está pensada en términos de milimetría política. Es decir, no se piensa en la clase trabajadora sino en el aparato en el cual los partidos o fuerzas se pueden desempeñar mejor.
    La estructura de la Central debe dar cuenta de las nuevas dinámicas económicas, de los pauperizados, de los trabajadores invisibles. Para ello hay que profundizar en esta caracterización y mirar el mundo de la calle y de las nuevas relaciones laborales. Es ahí donde toman sentido los debates sobre sindicatos de industria y afiliación directa.
  3. Contexto nacional y posición ante el régimen de Uribe. Va a ser una discusión fundamental, ya que de por medio está la posición de la CUT ante los escenarios de concertación, pero más especialmente su comportamiento como oposición. Las definiciones implican caracterizar muy bien las estructuras de poder y el diseño de dominación surgido de la ligazón de los intereses del capital transnacional con el Gobierno.
  4. Las relaciones internacionales de la Central. Cuya definición debe estar orientada sobre una clara perspectiva de qué fuerza social se debe levantar para confrontar al capital, lo que supera tanto las consideraciones de orden burocrático y económico, como las lecturas de buenos y malos.
  5. Un bloque de discusiones que poco a poco se posiciona y que toma centralidad: jóvenes y mujeres. Tema muy importante en el contexto actual, reconocida la tendencia creciente de vinculación mayoritaria al mundo laboral de estos dos sectores. Tema también tabú en un sindicalismo dominado principalmente por hombres mayores de 45 años.
  6. La educación sindical. Cuya discusión y definición debe estar enmarcada no solo en el problema metodológico o los acuerdos de cooperación con sindicatos europeos, sino en resolver la pregunta por el proyecto cultural de los trabajadores.

Seguramente hay otros temas, pero consideramos que los relacionados requieren esfuerzo importante, pero especialmente debate ampliado a las bases. El V Congreso no puede ser un ejercicio de ponencias ciegas y sordas “aplaudo y apruebo lo de mi bloque”, sino un proceso educativo de mucha gente, que reflexiona y construye salidas a un problema estructural del país y del mundo actual.