El encuentro fue impulsado por la ORIVA (Organización Regional Indígena del Valle) y la Normal de Guaquari “Miguel de Cervantes Saavedra», con el apoyo del colectivo Jenzera, en el marco del proyecto de formación profesional docente que estas instituciones realizan. En esta ocasión participaron docentes de 12 municipios, 18 instituciones educativas y dos etnias: los Nasa y los Emberas Chamí.

El tema central del encuentro fue el territorio y cómo se puede aportar, desde la educación, a su construcción y fortalecimiento. El encuentro, mas que partir de definiciones y teorías, retomó las diferentes percepciones que los maestros tienen del mismo y de sus prácticas pedagógicas. Al final, que entre todos y en diálogo se construyan conceptos y praxis acordes a las necesidades y la realidad de las comunidades.

En el desarrollo de este ejercicio colectivo, cuando se habló de territorio, llegaron a la cabeza diferentes ideas: medio ambiente, biodiversidad, economía, espiritualidad, salud, educación, subsistencia, alimentación, sabiduría, gobierno, normas....

También se hizo clara la dicotomia real-legal: una cosa es lo que dicen la ley y las normas, y otra es su aplicación y el mundo real. Para el caso que nos interesa la dicotomia es entre la Ley 84 y el estado de los pueblos y organizaciones indígenas.

Otro punto que atravesó la discusión fue la relación entre las necesidades institucionales y las reales, de allí la importancia de abordar el territorio tanto desde lo simbólico como desde lo social.

Romper dependencias

Respecto a lo económico, se hizo referencia a la importancia, frente a la dependencia, de una economía propia. Históricamente se han saqueado y vendido los recursos naturales, pero esto no ha significado paliar la pobreza, por el contrario, ésta se ha recrudecido. Como muestra están el petróleo, oro, carbón, bosques, entre otros. Se destacó, de igual manera, la primacía de satisfacer las necesidades alimenticias para toda comunidad, frente a otras perspectivas como el monetarismo que prioriza el flujo de dinero y las llamadas cadenas productivas.

En el aspecto jurídico se destacó la existencia de leyes y de la normatividad requerida –como la Constitución y la Ley 84–, pero la inexistencia de los mecanismos y la voluntad política para su aplicación. En esa medida es importante persistir en un trabajo jurídico para la defensa y apropiación del territorio indígena.

Desde la cultura se retomaron elementos claves, como la lengua, que en algunos casos se están perdiendo, en particular entre los Nasa. Sin embargo lo sustancial no está en los elementos, sino en las relaciones entre estos, y en particular su relación con lo que llamamos territorio, de allí la importancia que tienen otros valores, como el sentido de colectividad o la relación con la naturaleza para definir una cultura y un sentido de pertenencia desde lo indígena.

Por último, desde lo político se destacó la importancia de fortalecer la organización indígena en todas sus instancias, desde lo local hasta lo nacional. Del requerimiento de hacer alianzas con otros actores sociales como campesinos y comunidades negras, también se habló de la necesidad de combatir la politiquería y la corrupción. Se mencionó al respecto el parecido de ciertas prácticas y ciertos líderes con los partidos políticos tradicionales.

Teniendo en consideración estos cuatro componentes (económico, cultural, jurídico y lo político) se precisó la necesidad de elaborar los llamados “planes de vida” para el fortalecimiento y desarrollo de los pueblos indígenas. Es en estos, de manera transversal, donde descansa el aporte de los docentes y la educación en general.

 Un primer campo de acción tiene que ver con indagar, con conocer, con investigar, nuestra realidad y su relación con otros contextos. De ahí la necesidad de producir conocimiento propio.

 Un segundo campo tiene que ver con la necesidad de articular la escuela a las problemáticas y posibilidades del territorio, acercándola a la comunidad y sus diferentes actores.

 El tercer campo se refiere al aporte de los maestros, como líderes naturales, para impulsar movilizaciones y políticas en defensa y construcción de los territorios indígenas.

Al final, luego de este ejercicio colectivo de pensar lo propio, quedamos en continuar reuniéndonos para ahondar estos puntos.