L’Orient-Le Jour, diario francófono libanés dirigido principalmente a la comunidad maronita, dedicó su editorial del 19 de julio de 2006 a analizar el conflicto entre Israel y el Líbano.

Con un tono que va de la queja al resentimiento, el editorialista admite que los abusos del «carnicero israelí» son intolerables pero atribuye toda la responsabilidad al Hezbollah, haciéndose eco así del argumento israelí que afirma que las hostilidades son consecuencia del secuestro de soldados israelíes y que el objetivo del ejército israelí es la liberación de estos soldados. Esto permite al diario L’Orient-Le Jour fustigar al partido chiíta por haber «metido a todo el país, en contra de su voluntad, en una catastrófica aventura».
Sin embargo, como ya hemos señalado anteriormente, los hechos demuestran que esta forma de presentar las cosas es radicalmente falsa. Sobre todo el aspecto cronológico, digno de una pelea de niños, no puede justificar hechos de tanta gravedad.

No sin obviar antes numerosos elementos, L’Orient-Le Jour, acusa seguidamente a Siria e Irán de ser los inspiradores de la «guerra que libra Hezbollah» al afirmar que «el hecho de que esta funesta decisión obedece a consideraciones y motivaciones iraníes, sirias, o ambas a la vez, es algo de lo que está convencido el mundo entero».
Aunque se trata del mismo argumento mil veces repetido por quienes apoyan a Israel, basta un poco de reflexión para descubrir su total inconsistencia. Si se da por sentado que el ejército israelí está destruyendo el Líbano para rescatar a sus soldados, y no a Siria o a Irán, no queda más remedio que reconocer que Tel Aviv no cree que Hezbollah esté a las órdenes de Damasco o de Teherán.

Lo más triste de todo es que L’Orient-Le Jour esgrime el mismo argumento que el gobierno estadounidense para fustigar a un amplio sector de la población libanesa con razonamientos islamofóbicos cuando afirma que «no es poniendo a prueba el culto al sacrificio propio de la comunidad chiíta que se puede poner a esta en contra del Hezbollah en el espacio de una campaña militar». El diario afirma así abiertamente que los chiítas libaneses son poco menos que adoradores dispuestos a la inmolación, cuando no terroristas. El editorialista de L’Orient-Le Jour prepara de esta manera el camino hacia la división del Líbano en grupos étnicos, lo cual responde al proyecto sionista de desmembrar ese país y de reducirlo a un mini Estado maronita.