Todavía no comprendemos las solicitudes dirigidas al Hezbollah, a veces provenientes de dirigentes árabes, a favor de la liberación de los dos soldados israelíes prisioneros. Tal reivindicación sólo puede expresar la magnitud de la complacencia con respecto al agresor sionista.
En este marco, Kofi Annan, uno de los primeros en adoptar esta posición, no considera importante hablar de los miles de detenidos árabes en las cárceles del ocupante. No pidió su liberación, ni antes ni ahora ni seguramente piensa hacerlo en el futuro.
El ejército israelí secuestró a nueve ministros palestinos y a más de 25 diputados, además de matar a varios centenares de inocentes con sus salvajes ataque. Sin embargo, no hemos oído pronunciarse sobre esto a los que han formulado esta solicitud; ni una sola palabra para denunciar la barbarie sionista.
Canjear prisioneros como pide la resistencia en el Líbano y Palestina no es un invento de los árabes o de los musulmanes, es una forma de solucionar los litigios después de mucho tiempo. ¿Por qué entonces cuestionar esta práctica cuando se trata del encarcelamiento de soldados israelíes por parte de la resistencia árabe y musulmana?
La resistencia del Hezbollah es legítima, refleja la combatividad árabe-musulmana en lo que tiene de mejor. La operación del Hezbollah ha desenmascarado la debilidad del ejército israelí, ha puesto a los regímenes árabes frente a su mutismo con respecto a las masacres del Estado hebreo y ha vuelto a poner en el centro la causa palestina en el mundo árabe y musulmán.
Las ofensivas israelíes pueden sembrar el desorden en el Líbano y en Siria, reabriendo el frente del Sur del Líbano y crear una nueva forma de resistencia, tipo Irak y Afganistán.

Fuente
Al Quds Al Arabi (Reino Unido)

«عملية تحرج النظام العربي», por Abdel Bari Atouan, Al Quds Al Arabi, 13 de julio de 2006.