¿Sabrá la bella ministra de Trabajo, Susana Pinilla, que está lidiando con empresarios acostumbrados a mandar, a reírse de las leyes y de las autoridades, a abusar de sus trabajadores y a imponer, a la buena o a la mala, cuanto les venga en gana? Si cree que su notoria preparación intelectual basta para someter a patanes eternos e insolentes, se equivoca muy mucho. ¡Cuidado: debería recordar el cuento de Caperucita Roja y el lobo feroz!

Por ejemplo, ¿sabe la ministra que en Cajamarca hay una empresa chilena, CDR, Central de Restaurantes, que hace trabajar más de 12 horas a los empleados, les trata mal de palabra y pago, no deja sindicalizarse por justos reclamos y planteamientos concretos a esos peruanos, y encima cobra caro por un servicio que firmas nacionales, con igual calidad y estándares internacionales, podrían suministrar a Minera Yanacocha en alimentación y sucedáneos? ¿A cuántos inspectores tiene preparados para ajustarle las cuentas a estos forajidos? Desde hace meses las quejas se suceden interminablemente pero no había un ministerio de Trabajo y una titular, dispuestos, a poner en vereda a estos sujetos.

Durante los últimos quince años, una prensa traidora y envilecida, hizo creer a cientos de miles de peruanos que las palabras dignidad, buen pago, trato excelente y basta de abusos, eran un pecado, sobre todo en presencia de los dueños atarantadores que compraban su espacio de inverecundia al gobierno de turno que permitía de todo en nombre de la sacrosanta inversión explotadora. La ministra Pinilla tiene la oportunidad de dotar a Trabajo del lado tutelar y contra vejámenes que debe lucir su ministerio. La voz del trabajador siempre será oída y tenida como testimonio valioso.

¿Sabe la ministra Pinilla que los empleados bancarios trabajan más de doce horas diarias y que si no lo hacen, se van a la calle? Durante el fujimorato delincuencial comenzaron sus bravatas e institucionalizaron excesos mientras que duró el toledato. No es casualidad que uno de los empleados más eficientes y letales de San Dionisio Romero Seminario, sea un tal Morales Dasso, un chi cheño con todas las de la ley, obsecuente y disciplinado. ¿Tiene previsto la titular de esta cartera, una revisión exhaustiva de los bancos?

Cuando las empresas que despliegan cientos de representantes por las calles, ganan el negocio, afiliando, traspasando, inscribiendo, clientes a sus respectivas planillas, entonces el vendedor debía ganar la comisión ¡de inmediato! Pero no. La empresa paga abusivamente en ¡cinco o seis partes! Es decir, trabaja con el dinero honestamente ganado y prefiere explotar al trabajador que no tiene cómo defenderse. ¿Permitirá este crimen generalizado la ministra?

En muchas minas se suceden los accidentes laborales por falta de medidas industriales mínimas de salvaguarda de las vidas de los trabajadores. Por gastar menos estas empresas contaminadoras generan accidentes. En Camisea y sus obras hay por lo menos 30 a 40 muertos. No sólo eso. La discriminación entre peruanos y extranjeros es evidente y hasta racial. Los peruanos ganan menos y son discriminados, los de fuera se llevan la del león.

Es hora de actuar y hacerlo firmemente. ¡Qué no le tiemble la mano a la ministra Pinilla! El periodismo genuino que no se matrimonia con empresas acostumbradas a sobornar malos profesionales puede y debe ayudarle. A los cavernícolas esos que no se han dado cuenta que ya cambió el gobierno y que aún siguen “exigiendo” un embajador o un funcionario ad hoc para el TLC con Gringolandia, hay que recordarles que su mojiganga y adefesio de gobierno ¡ya terminó! A menos que nos demuestren lo contrario.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

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