Hay que partir de la base de que ninguno de los estadios que actualmente tiene el país en uso cumple con las normas que exige la Fifa para realizar una Copa del Mundo. Puede que la capacidad sea suficiente, pero hay otros aspectos, relacionados básicamente con áreas comunes y seguridad, en los que estamos muy atrasados, como por ejemplo, la exigencia de que todos los hinchas estén sentados, que las tribunas tengan silletería y que se respeten las áreas de desplazamiento. Eso acá no se cumple.

Alemania, que acaba de terminar su Mundial con éxito, tuvo que invertir más de 1.000 millones de dólares para adecuar sus escenarios. Incluso, un estadio en apariencia cómodo y adaptado a las necesidades del torneo como el Olímpico de Múnich no fue tenido en cuenta y se prefirió construir uno totalmente nuevo, el Allianz Arena. Tanto este como otros estadios fueron hechos o remodelados con el apoyo de las empresas privadas, patrocinadores locales y los socios de la Fifa. Así que si Colombia quiere hacer el Mundial, tiene que comenzar a buscar desde ya el respaldo de la empresa privada. Es el camino más viable.

La Fifa también es muy exigente a la hora de pedir sistemas de telecomunicaciones, de capacidad hotelera y de transporte entre ciudades. Hay que tener en cuenta que el país debe tener la capacidad de movilizar cerca de un millón de pasajeros diariamente durante un mundial, y eso no se logra solamente con la capacidad aeroportuaria, que es insuficiente. Se necesita una verdadera red de autopistas y un sistema de trenes que en Colombia, básicamente, no existe. Hay que pensar en tener más hoteles y en telecomunicaciones no estamos tan atrás, pero lo sucedido en los primeros días de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, cuando se cayó toda la red de comunicaciones y no había internet en la sala de prensa, es un problema del que todavía hay tiempo para aprender.

Por último, hay que aplicar toda la voluntad política si se quiere aspirar a la sede del Mundial. Primero, para que no se tenga en cuenta la renuncia a la aspiración de hacer el Mundial de 1986. Y segundo, para romper el pacto que ya tienen los diez países que conforman la Confederación Suramericana de Fútbol para apoyar a Brasil, que luce más fuerte en muchos aspectos, pero que sufre casi los mismos problemas. Si el mítico estadio Maracaná, que acaba de ser remodelado, no cumpliría con los requisitos para albergar un Mundial, algo les pasa a ellos también...