Pronunciamientos del propio presidente estadounidense, George W. Bush, volvieron sobre la disposición de Washington a aplicar el plan con el anexo secreto para todos contentivo de proyectos clandestinos y violentos. Sin preocuparse por las acusaciones de injerencismo, Bush abogó por un "gobierno cubano de transición" y desconoció la validez de las medidas adoptadas de acuerdo con la Constitución nacional para la delegación temporal de funciones hecha por Fidel Castro.

Debe recordarse que Raúl Castro es el primer vicepresidente del país, ratificado por el Parlamento y en el área política ocupa el cargo de Segundo Secretario del Partido Comunista de Cuba desde la creación de su Comité Central, en 1965.

Paralelamente, los principales voceros de las organizaciones miamenses respaldadas por la Casa Blanca hablaron de anhelados alzamientos militares y civiles en Cuba y de una incertidumbre que ni siquiera han visto los periodistas extranjeros acreditados aquí.

Los planteamientos hechos ante las cámaras de televisión tras una reunión de esos grupos con Bush pueden calificarse de una especie de copia exacta a los realizados a lo largo de casi medio siglo por los mismos personajes o sus descendientes. Al igual que en las anteriores oportunidades, sus autores, remedando al avestruz cuando esconde su cabeza bajo tierra, se niegan a reconocer la verdad del panorama presente ante sus ojos.

La situación de normalidad registrada en Cuba, y el respaldo de la población a la proclama emitida por Fidel Castro, materializada en compromisos de incremento de la producción y avance en los programas sociales y en la defensa, constituyen la realidad actual.

Además, los amenazantes adversarios parecen olvidar que similares intentos realizados en el pasado y hasta materializados en agresiones directas no sólo culminaron en un fracaso, sino en el fortalecimiento y radicalización de la revolución.

Los cubanos enfrentaron exitosamente, casi desde el mismo 1959, una ofensiva terrorista de gran alcance con pérdida de vidas y bienes, organizada y auspiciada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con apoyo de las administraciones norteamericanas.

Las arenas de Playa Girón, en la occidental provincia de Matanzas, fueron escenario, en 1961, de los combates en los cuales los cubanos rechazaron la invasión de un ejército entrenado y armado por Estados Unidos y desembarcado con apoyo de sus fuerzas armadas regulares.

Los miembros de las milicias populares liquidaron en las montañas del Escambray, en el centro de Cuba, a grupos preparados por la misma CIA para provocar la desestabilización y el terror entre el campesinado de la zona. Millones de cubanos desafiaron el peligro mortal de una guerra nuclear en Octubre de 1962 para defender, durante la Crisis de los Cohetes, su derecho a la autodeterminación y soberanía.

Uno tras otro, centenares de complots para dar muerte a Fidel Castro y a otros dirigentes fueron frustrados por los órganos de seguridad del Estado, a pesar de que, en su preparación, participaron los especialistas más reputados de Estados Unidos en ese campo.

El grado de organización y eficiencia alcanzado por las fuerzas armadas cubanas y por su estrategia de defensa con la participación de toda la población se enarbola ahora como advertencia para quienes pretendan ignorar capítulos de la historia del último medio siglo.

# Agencia Prensa Latina (Cuba)