Durante más de 150 años la casta económica, las pocas familias que tienen casi toda la riqueza colombiana, ha usurpado el poder político en su propio provecho. Ha usado todas las artimañas y trampas para conservar ese poder engañando al pueblo. Inventaron la división entre liberales y conservadores. Esta división, que no comprendía el pueblo, sirvió para sembrar el odio entre los mismos elementos de la clase popular. Esos odios ancestrales transmitidos de padres a hijos han servido únicamente a la oligarquía. Mientras los pobres pelean, los ricos gobiernan en su propio provecho. El pueblo no entendía la política de los ricos, pero toda la rabia que sentía por no poder comer ni poder estudiar, por sentirse enfermo, sin casa, sin tierra y sin trabajo, todo ese rencor lo descargaban los liberales pobres contra los conservadores pobres y los conservadores pobres contra los liberales pobres. Los oligarcas, los culpables de la mala situación de los pobres, miraban felices los toros desde la barrera, ganando dinero y dirigiendo el país. Lo único que dividía a los oligarcas liberales de los oligarcas conservadores era el problema de la repartición del presupuesto y de los puestos públicos.
Camilo Torres, Mensaje a la oligarquía

Últimamente el Partido Aprista ha venido lanzando a los medios de prensa iniciativas para la participación de los jóvenes en política. Pero ¿qué tiene que ver eso con nosotros el pueblo peruano? Simplemente nada, la ley del concejal joven es un problema de entre las jerarquías de los partidos políticos.

Cada partido se encuentra gobernando por uno o varios caciques que hacen y deshacen en su institución. Son como soberanos feudales de los distintos feudos políticos por los cuales debemos de votar, al final todos ellos, oficialismo y oposición, dependen unos de los otros para subsistir, los de la oposición y los de la defensa del gobierno no son sino partes de un vulgar teatro cuyo único fin es como repartirse la gran torta estatal, las etiquetas y demás distintivos ideológicos en verdad sólo son para aparentar la existencia de un sistema de partidos moderno como en el primer mundo.

Los caciques que manejan los partidos políticos no son de representación quechua, ni aymara ni amazónica los cuales juntos suman mas del 45% de la población peruana, los caciques representan a la nación mestiza del país y su irrupción en las elecciones regionales sólo sirve para fragmentar aún más a los pueblos del interior, son la yuxtaposición cultural de carácter político que se coloca encima de la yuxtaposición religiosa implantada por la Iglesia Católica después de asesinar a los ancianos quechua aymaras durante de la rebelión del TAQY ONCOY o Danza Febril.

Los españoles yuxtapusieron a la cultura andina su religión dividiendo: santo tal de tal lugar, cada pueblo tenía su santo “la Virgen María de Chapi, el Sacro Cristo de Acobamba y de esta manera pudieron aculturar a los pueblos originarios a la vez que los dividían pues a cada cual los jerarcas de la iglesia hacían creer que su santo (tótem al que también cargaban en procesión) era mejor que el otro.

Después de esta yuxtaposición teologal vino también la yuxtaposición política que irrumpió en las zonas quechua aymaras sin destruir la anterior, simplemente existen paralelamente aumentando la desintegración social y así haciendo efectiva la mejor manera de dominación desde la colonia “divide y reinarás” propio del oscurantismo renacentista. Cada provincia está por un cacique que se pone de acuerdo con los grupos de poder de Lima “yo te hago presente aquí y tú me dejas hacer”, esto lo podemos ver en las noticias corrientes: “En el Cusco, el Partido Aprista ya definió en plenaria departamental sus candidatos, a la alcaldía provincial y a la presidencia regional, pero la cúpula de Lima será la que finalmente decida si los ratifica o coloca a independientes” La Republica 13/08/2006. Estos partidos tradicionales no tienen alcance en todo el país, sólo en la nación mestiza de la Costa, y donde ingresan originan el viejo fenómeno de la yuxtaposición cultural y la desintegración social del mismo modo –aunque mas modernizado- que sus paralelos teologales hace 400 años.

Así como las provincias se nombraron por su santo y su lugar, así los partidos políticos intrusos en las naciones originarias del Perú. En las elecciones regionales 2002 en Ayacucho se dieron casos en que unas provincias ganaba Perú Posible, en una provincia salía victoriosa Unidad Nacional, en otra el APRA, en la siguiente Renacimiento Andino, y al colocarlo en un mapa salía una realidad sumamente fragmentada: Perú Posible separaba en dos a la zona donde habían ganado los movimientos regionales independientes, las dos provincias de Perú Posible se encontraban separadas a su vez una de otra por estos mismos movimientos regionales. En total un mapa sumamente caótico donde los partidos mestizos dividen y enfrentan a las clientelas electorales respectivas.

Producto de esta mentalidad colonial tenemos a los “caciques patriarcas” estos son personas que se enquistan en los partidos tradicionales para insertar a sus panacas en unos casos y para crear la suya propia a imitación de los anteriores en otras, como ejemplo estaría el Apra al colocar a la hija del jerarca Rómulo León Alegría como congresista y al haber intentado infructuosamente colocar a la nuera de Jorge del Castllo –actual premier y jerarca aprista- en el gobierno regional, lo cual hubiera tenido éxito si no fuera porque tocó los intereses del cacique aprista de Arequipa, el alcalde de dicha ciudad, que también tenía a su vástago femenino de competidora, y porque la prensa mostró a la ciudadanía cómo compraban votos de la gente pobre con comida a la usanza decimonónica, pero con pobres en vez de “notables” y comida en vez de cheques falsos. Como vemos muchas cosas se yuxtaponen en los caciques lo moderno y los antiguo y lo republicano donde sólo votaba el 3% de la población.

¿Pero, en verdad, existe un cambio en los caciques? Simplemente no. “Luis Jiménez Borra, hijo de la ministra de la Mujer, Virginia Borra, fue elegido en elecciones internas, el pasado domingo, para ser el candidato de la agrupación para la alcaldía de Lima, dicha decisión debe ser confirmada por las cabezas del partido” (Observatorio Electoral de Palestra PUCP Noticias Electorales: Semana del 31 al 6 de agosto) al final el partido que tanto hablaba de la participación de los jóvenes desestimó la decisión de las propias bases y nombro a Benedicto Jiménez candidato a alcalde.

También sucede esto en todos los partidos, y no podría escapar Acción Popular, feudo político del clan Belaúnde: “El presidente de Acción Popular, Víctor Andrés García Belaunde, aceptó la solicitud de las bases, a fin que el congresista Yonhy Lescano sea el candidato a la Secretaría General de ese partido político. En un documento, remitido al parlamentario, García Belaunde, reconoce su aprobación a su gestión tanto en el departamento de Puno como en el país, por lo que le permite presentar su candidatura.” (http://www.laultima.com/noticia.php?id=10190&seccion=Pol%C3%ADtica&idcategoria=2 obtenida el 10 Ago 2006 08:32:04 GMT. 2004-11-10) Estos caciques deciden quiénes entran y quién sale. Fidel Castro hace lo mismo con su isla, también viene de esta mentalidad de encomenderos fue educado y criado así, en su hogar y en su colegio al igual que muchos de estos caciques. El propio Lescano dos años después de pedir permiso denunció la situación en esta legislatura (mucha gente marcó el Frente De Centro mas por este congresista eficiente que por el partido que representa) de esta manera: “Responsabilizó directamente al también congresista Víctor Andrés García Belaúnde de manejar la bancada como "si fuera su chacra", aprovechando su cargo de vocero, con el objetivo de sacar ventajas personales” CPN RADIO 23 jul http://www.cpnradio.com.pe/html/2006/07/23/1/11238.htm

¿Cuál es la verdadera interpretación cultural de la ley del concejal joven? Simplemente permitir las pervivencias de las viejas estructuras patriarcales que los caciques siguen utilizando para instrumentalizar los partidos en provecho propio, tal como lo denuncia el congresista Lescano. El egoísmo de los caciques es tanto, que son incapaces de compartir con los propios vástagos de su minúscula y decadente oligarquía política. Este egoísmo es propio de la mentalidad hispánica de la cual proviene uno y con la que se aculturan otros.

Los caciques son personalidades desintegradas por lo mismo que en cada “innovación” terminan yuxtaponiéndose, quieren partidos modernos y jóvenes pero con los jóvenes de subalternos, y no cualquier joven, sólo los pertenecientes a su diminuto círculo, el pueblo no entra aquí, pues como hemos visto es necesario pedir permiso a los caciques los cuales darán preferencia a ellos mismo, y después a los vástagos según su jerarquía y amiguismos, por eso Luciana León es congresista y Jiménez Borra no será candidato a alcalde.

En verdad los jóvenes de todos los partidos se conocen y forman una fuerte argolla que también al igual que sus padres y abuelos desea succionar la mamadera, pero lo patriarcas-caciques-jerarcas de partidos no lo desean. Es por eso que Luciana León comentó que había recibido llamadas de varios “jóvenes “ interesados en la ley, hasta donde sé un nieto de un jerarca aprista tiene un cargo estratégico en el PPC y se pueden dar varios ejemplos de intercambio de vástagos entre los partidos tradicionales. “Juan Carlos Eguren, joven legislador de UN, criticó que el Apra no haya respetado sus propias elecciones internas que dieron como ganador a Luis Jiménez Borra, joven líder hijo de la ministra de la Mujer” (DIARIO: "LA REPÚBLICA" 13/08/06). Esta ley es sólo entre ellos, no para el pueblo peruano. Los caciques no quieren compartir la mamadera y los apristas están dispuestos a instrumentalizar esta disconformidad para jalar agua a su molino haciendo creer que su partido y los demás grupos políticos tradicionales con los que conviven representan a todo el país, y que los jóvenes vástagos de los jerarcas de los partidos tradicionales también son representativos de todos los jóvenes del Perú. Nada más deshonesto y asqueroso que jugar con las emociones de nuestros sufridos jóvenes del pueblo peruano, más honestos y muchísimo más aptos que estos vástagos de caciques.

EN CONCLUSIÓN: Es la yuxtaposición cultural: el patriarcalismo de los caciques encomenderos coloniales, los clubes de jerarcas de los partidos políticos decimonónicos y ahora la nueva innovación: La participación de los jóvenes. Estos son los factores que se yuxtaponen y conviven entre sí, colaboran a la desintegración social y a la despersonalización de sus individuos. Estos caciques mamaran de la gran ubre estatal hasta que los dientes ya no les ayuden a agarrarse de la mama y hasta que sus labios se cansen, por la vejez, de succionar incansablemente las energías y recursos de nuestro sufrido y engañado pueblo peruano. Y por mientras sus ayayeros cuentagotas pregonarán al anoréxico pueblo peruano: ¡sean buenos ciudadanos! ¡tributen! ¡tributen!