Cuando solicité una entrevista al presidente de la Academia de Ciencias Militares, Majmut Gareev, le expliqué que me interesaban la táctica y el arte operativo que emplearon las partes involucradas en el conflicto libanés-israelí.

Al reunirnos, el general encauzó la conversación hacia un tema algo distinto y dio valoraciones políticas a la recién terminada guerra.

«Es imposible separar la guerra de la política porque resultaría una cosa poco seria -afirmó-. La táctica y el arte de la guerra al nivel operativo no son más que derivados de las tareas políticas planteadas ante las tropas».

A juicio de Gareev, el secuestro de los dos soldados israelíes por Hezbollah fue sólo un pretexto para iniciar la ofensiva. «Todos saben que el servicio secreto israelí Mossad es el mejor del mundo y había rescatado a sus ciudadanos incluso en África, y nada le costaría haberlo hecho también en Líbano -comentó-. Pero aquí el objetivo era distinto porque Tel Aviv ha estado actuando en connivencia con Washington, que ardía en deseos de involucrar en la guerra a Siria e Irán para así poder atacarlos y asestar golpes contra las plantas iraníes de enriquecimiento de uranio».

«Pues ese guión ha quedado sin realizar y es una clara victoria de Damasco y de Teherán, así como de toda la comunidad internacional», dijo el experto.

«Al mismo tiempo es comprensible el proceder de Tel Aviv -prosiguió-. Resulta un gran problema tener al otro lado de la frontera a una organización tan incontrolable como Hezbollah, dispuesta a atacar y matar en cualquier momento. Ello preocupa a Israel, pero éste debe saber defenderse de otra manera: asestar golpes con armas de alta precisión, emplear grupos de comandos, valerse más de los servicios de inteligencia, etc. Nunca podrán ser justificados los bombardeos masivos de la población civil y la matanza de ancianos y niños».

«Verdad es que el mundo árabe es bastante heterogéneo -observó Gareev-. Los países musulmanes no han asumido una postura única, no respaldaron a Hezbollah y no condenaron a Israel».

Señaló que en el transcurso de la guerra libanesa-israelí se ha podido observar un fenómeno nuevo y bastante raro. «Se trata del Ejército libanés, que no sólo no ha defendido a su país, sino que ni siquiera se había planteado esa tarea -manifestó-. ¿Para qué entonces se necesita tal Ejército? ¿Por qué lo mantiene el pueblo libanés?»

En opinión del experto, hay teóricos que promueven el concepto de guerras «sin contacto», cuando todos los golpes son asestados con misiles lanzados desde aire o mar sin necesidad de contactar directamente con el Ejército enemigo. ¿Quién se ve más castigado con esos golpes? Pues la población civil, y también las ciudades, las instalaciones industriales, el sistema energético, los puentes y carreteras, escuelas, hospitales... Los teóricos aseguran que cuando todo quede destruido, el enemigo se rendirá.

«Huelga decir que lanzar operaciones de ese tipo es un crimen contra la humanidad -comenta Gareev-. La ONU debe prohibir bombardear ciudades y atacar a la población civil».


La destrucción de casas, edificios, colegios, puentes, hospitales y otros lugares civiles ha sido la estrategia militar militar israelí en el Líbano, sin embargo no han podido contra los milicianos del Hezbollah._


Fotos Orient Le Jour.

El experto señala que la destrucción de los puentes y carreteras y la matanza de civiles en Líbano no haт traído la victoria al Ejército de Israel. Las guerrillas son invencibles si las apoya la población. Además, las guerrillas no se desplazan por las carreteras ni se esconden en las ciudades puesto que tienen refugios, escondrijos, bases de apoyo logístico, etc., donde pueden ocultarse eficazmente. Allí está su fuerza, y ha sido un grave error de los militares israelíes el no haber descubierto esos sitios antes de empezar la operación militar.

«Otra cosa que me llama la atención es que Tel Aviv justifica sus reveses militares con que Hezbollah aprovecha armas de fabricación rusa -dice el general-. En particular, se menciona el lanzagranadas antitanque RPG-29 Vampir que, efectivamente, es una excelente arma, pero no logro entender por qué se considera que lo había suministrado precisamente Rusia».

Gareev afirma que lo podían haber suministrado tanto Ucrania como Bielorrusia, o cualquier otro país. Polonia, Bulgaria, Rumania y Hungría se están deshaciendo del armamento soviético para adoptar el de la OTAN. El Ejército israelí, por ejemplo, está dotado con armamento norteamericano y a nadie se le ocurre protestar y preguntar qué hace el armamento «made in USA» en Israel.

«Al fin de cuentas todo es política -explica el experto militar-. Las guerrillas de Hezbollah son dueños en Líbano, tienen dónde refugiarse, saben tender emboscadas, cuentan con un eficaz servicio de inteligencia... Y lo más importante, tiene el apoyo de la población, un factor difícil de sobrestimar».

«Los problemas que hoy afronta Oriente Próximo se necesitará solucionarlos tarde o temprano por vía negociadora, y mientras más rápido se hace mejor será para Israel, para sus vecinos y para las fuerzas que están detrás de ellos», opina el general Gareev.