Hospitalizado de urgencia debido a una operación del colon, el presidente Fidel Castro delegó provisionalmente sus funciones a sus más próximos colaboradores, principalmente a su hermano Raúl. En Washington se dice que el dirigente cubano no volverá a tomar las riendas y que es posible que ya esté muerto. En todo caso, el período de transición abre para Estados Unidos nuevas perspectivas en las que podría producirse una acción de fuerza. En ese contexto, se despliegan importantes esfuerzos tendientes a justificar un posible cambio de régimen.

Todas las agencias y diarios atlantistas dedican por tanto despachos y artículos a «la alegría de los cubanos de Miami». Se trata de dar la impresión que los cubanos de Miami no se fueron de Cuba por razones económicas (como, por ejemplo, sus vecinos mexicanos) sino que huyeron por motivos políticos. Para reforzar esa impresión, diferentes responsables estadounidenses –como el gobernador de la Florida, Jeb Bush,– realizan declaraciones alarmistas asegurando que los guardacostas estadounidenses recibieron órdenes para enfrentar una ola de emigración masiva de cubanos que huirían hacia el «país de la libertad» después de la caída de la «dictadura».

Las agencias y diarios atlantistas aseguran sobre todo que los inmigrantes cubanos en su conjunto se regocijan por adelantado de la desaparición de Fidel Castro. Pero la supuesta celebración no reagrupa en realidad más que a un centenar de militantes de extrema derecha. El hecho es que el presidente cubano sigue siendo la personalidad política mas admirada por sus conciudadanos y por todos los latinoamericanos

El método de la lupa de aumento que utilizan esos medios de difusión recuerda, por ejemplo, las imágenes de una docena de palestinos que festejaban los atentados del 11 de septiembre de 2001, imágenes que fueron ampliamente difundidas para sembrar la confusión disfrazando el terrorismo interno estadounidense como expresión de la resistencia árabe. Lo mismo ocurrió en Bagdad con el montaje del falso festejo popular durante el derrumbe de la estatua de Saddam Hussein por los soldados estadounidenses.

El Miami Herald desempeña un papel protagónico dentro de ese montaje. Su misión consiste es servir de proveedor de fotos y videos de militantes de la extrema derecha que brincan de alegría en Miami para presentarlos al mundo entero como representantes de los cubanos en el exterior.