La delegación de intelectuales franceses que se encuentra actualmente en el Líbano se reunió con el presidente de la República Libanesa Emile Lahoud durante la mañana del miércoles 30 de agosto de 2006 en Beirut. La delegación francesa está integrada por Thierry Meyssan, presidente de la Red Voltaire, Dieudonné Mbala Mbala, candidato a la elección presidencial francesa, y por Ahmed Moualek, presidente de La banlieue s’exprime [Los suburbios se expresan].

«Nos ha chocado especialmente el boicot al presidente Lahoud por parte de Francia y la ONU que expresan así su desprecio por la soberanía nacional del Líbano», declaró Thierry Meyssan al salir de la entrevista. Al inicio de la semana, durante su visita al Líbano, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, rechazó reunirse con el presidente del país y prefirió hacerlo con el primer ministro Fouad Siniora, a quien algunos acusan de ser próximo a Israel. Francia se distinguió al invitar al Primer Ministro a la Cumbre de a Francofonía mientras rechazaba la presencia del presidente de la República.

«El respeto a la soberanía nacional sólo es comprensible en el marco del respeto a las instituciones y de un diálogo con el presidente de la República», expresó Thierry Meyssan. «De este intercambio con el presidente libanés se desprende la necesidad de una solución global al conflicto israelo-árabe. Retomando las palabras del presidente Jacques Chirac: “Una paz justa en la región”, lo que significa la retirada de las tropas israelíes –del territorio recientemente invadido, pero también de las granjas de Chebba que ocupan desde 1978–, la liberación mutua de los prisioneros y la aplicación de las resoluciones 242 y 338 de la ONU. Es hora de que Francia, que tiene vínculos con el Líbano desde el siglo XII, respete su compromiso histórico. Ha llegado el momento de tomar una posición: no se trata de una cuestión de equilibrio –que es el respeto de un statu quo impuesto por la violenvcia–, sino de resolver un problema», declaró el periodista y escritor francés. «Esta solución global no puede darse sin una conferencia regional, es decir, sin la reanudación del proceso de Madrid. Hay que tomar en cuenta la nueva situación y pasar por encima de las relaciones personales de unos y otros. Es vital retomar el diálogo con el presidente del Líbano y con todas las fuerzas políticas, sin excluir a ninguna.»