“Estamos negociando. Recibimos una propuesta y la tenemos en estudio. En principio, debo decir que no colma nuestras aspiraciones”, escribió Julio Grondona en una inusual y extensa comunicación a la prensa, el 1° de este mes. Para difundir su pensamiento, el amo del fútbol local escogió la página web de la asociación en lugar de una conferencia de prensa.

La oferta de TSC y también de Torneos y Competencias (TyC) consistió en elevar los 93,5 millones de pesos anuales que pagaron hasta la temporada 2005-2006 a 150 millones, suma que los clubes aceptaron durante una reunión en la que discutieron con Ricardo Anglada, de Clarín, más Luis Nofal y Raúl Burzaco por TyC, que mantiene el contrato con AFA por el programa “Fútbol de Primera”.

Sin embargo, cuando los dirigentes del fútbol se enteraron de la inminente unión entre Multicanal y Cablevisión, los dos principales operadores del cable, rebobinaron la cinta de aquel encuentro con los dueños de la torta y decidieron pedir más dinero.

“La negociación se puso terriblemente difícil”, comentó uno de los hombres más cercanos a Grondona, quien se encuentra en Europa abocado a sus asuntos de la FIFA. Y quedó en un impasse sintetizado en aquella expresión del presidente de la AFA: “...no colma nuestras aspiraciones”.

¿Cuánto dinero, en definitiva, pretenden recibir los clubes del fútbol argentino? Los 93,5 millones que percibían hasta ahora, más un incremento de 180 millones que proviene del siguiente cálculo que hacen: la televisión por cable tendría hoy unos 5 millones de abonados y aspiran a que se les liquiden 3 pesos por cada uno. Esa cuenta arroja 15 millones mensuales y unos 180 por año. Así de simple.

Las instituciones sostienen un argumento histórico: el fútbol es el motor que impulsa al negocio del cable. Y en la AFA repasaron la tarifa del abono básico que se le cobra al usuario (el de Multicanal asciende a 70,50, con IVA incluido y el de Cablevisión otro tanto) y sus directivos pretenden que les paguen los 3 pesos de esa suma. Como no hay acuerdo, la negociación sigue abierta. Tarde, demasiado tarde, quienes no defendieron bien los intereses de sus clubes durante casi quince años se dieron cuenta de que la vaca derrocha leche sobre sus narices.