Dio cuenta, hasta en dos oportunidades, en días pasados, el diario Correo, sobre la inclusión novísima en la Agencia Peruana de Cooperación Internacional, APCI, de la señorita Mariella Pinto Rocha en el puesto de asesora principal de este organismo. Deviene, por tanto, saber si un delicadísimo gozne de esa naturaleza ha caído en manos adecuadas y con el perfil profesional de altos quilates técnicos que demanda esta responsabilidad.

Mariella Pinto Rocha es una profesional especializada en educación inicial. Y ha trabajado desde el 2001 en el portafolio de Justicia y a cargo del proyecto de reforma de los centros carcelarios. Una primera interrogante consiste en saber si alguien diestra en parvularios puede discurrir eficientemente en temas de cooperación internacional. El folleto no sirve, la nota de prensa es ociosa, la propaganda no reemplaza, en ningún caso, la preparación ad hoc que demanda un trabajo de asesoría experta con respecto a este ámbito.

También en Justicia se asignó a Mariella Pinto Rocha la responsabilidad del trabajo en el Fondo Contra-valor con Japón. Sin embargo versiones insistentes dan cuenta que este capítulo encierra hechos lamentables para el Perú. Por ejemplo, los recurrentes incumplimientos con las propuestas técnicas y sus exigencias atrabiliarias a los nipones, habrían demorado en exceso la cooperación japonesa. No sólo eso: uno de los funcionarios de muy alto rango, se habría ganado, los odios de Mariella Pinto Rocha y con ello el pasaporte a una vida cuadriculada porque no hay niña bien que perdone que otros sepan realmente sí de los temas y lo demuestren, ridiculizando, no pocas veces, los dislates y disparates que sus rabietas vomitaban delante de todos.

Lo grave, tremebundo y ¡ultra-necesario de investigar! es ¡porqué de US$ 3 a 4 millones de dólares del Fondo Contra-valor con Japón, apenas si se llegaron a utilizar menos de US$ 1! Sospechas indican que la marcada impericia, estupidez inconcusa y pataletas frecuentes de Mariella Pinto Rocha, fueron indicadores sensibles de una torpeza en perjuicio del Perú. ¡Se atrasaron todas las inversiones! ¡Basta con ver las estadísticas de dicho Fondo! ¿Acaso es esta la credencial que justifica la designación -sin concurso de méritos, pues para eso está el amigote Joselo- para que Mariella Pinto Rocha sea la segunda encargada de la gestión de cerca de 500 millones de dólares que la comunidad internacional dona cada año para la lucha contra la pobreza y la promoción del desarrollo en nuestro país?

Más aún. En la nueva administración del señor Alan García Pérez, la titular de Justicia inquirió por la rendición de cuentas de múltiples viajes a Mariella Pinto Rocha, suceso ante el cual, la aludida montó en cólera, alzó la voz y chilló que “nunca nadie había dudado de su honorabilidad”. ¡Cómo si en la administración pública la honorabilidad y no la pulcra y obligatoria exhibición de gastos, pudiera ser eximida a alguien por el sólo hecho de engreímientos o coronas de costumbre o impuestas a la fuerza! ¿No son todos los empleados, y con mayor razón si están en la cosa pública, iguales ante la ley? ¿Es ultra-terrestre o goza de algún privilegio no escrito Mariella Pinto Rocha?

Pocas horas atrás, un ex embajador japonés, Terada, elogió la política de la administración actual de Alan García porque procuraba reconstruir la relación con Japón tan venida a menos e innecesariamente deteriorada durante la gestión de Toledo. El Fondo Contra-valor no es una instancia económica despreciable. A comienzos de los 90, Japón donó al Perú maquinaria diversa y en lugar de pagar Perú, se forjó un Fondo Contra-valor con intereses muy bajos y hasta inexistentes, lo que en la cooperación internacional se llama donación con cargo.

A partir de 1996, luego de la crisis de los rehenes, Japón acentuó su cooperación con ayuda a los centros penitenciarios: panaderías e infraestructura, tópicos, etc. Entonces, no es un hecho que pueda quedar fuera de los antecedentes entre Perú y Japón. Después de la huida del delincuente Kenya Fujimori, todo lo ocurrido entre nuestro país y Japón pasó por una politización que no ha sido investigada debidamente. Nuestra teoría es que nunca se hizo lo debido para extraditar correctamente a Fujimori y en realidad todo el tinglado sirvió de cortina de humo muy conveniente a la administración Toledo.

En un país normal, el funcionario que atentase contra la buena marcha o funcionamiento de la cooperación internacional, adecuada a requerimientos específicos o proyectos puntuales, debiera ser investigado, sancionado y alejado ¡de por vida! de cualquier ligazón con el Estado, por brutalidad y necedad. No hay excusa válida que pueda refugiarse en antipatías, querellas domésticas o pseudo-explicaciones por ¡quítame estas pajas! ¿Será éste el caso de Mariella Pinto Rocha?

¡Ah, olvidaba un detalle fortuito en la hoja de vida de Mariella Pinto Rocha, la mano derecha de APCI: estuvo en el 2001 como pasajera de “gorra” (peruanismo que alude a quienes no pagan pasajes o los costos que el resto de mortales sí sufraga) en el avión parrandero que llevó a una comitiva de más de 50 personas con el presidente Alejandro Toledo, a Ecuador, Europa y hasta China. El argumento, entonces lo era, para justificar su inclusión técnica fue que era –y es- la novia de Niño Diego García Sayán, el pro-chileno y claudicante ex ministro de Justicia y ex titular de Relaciones Exteriores y convicto y confeso fanático de la adhesión peruana a la Convención del Mar. No debe dejar de notarse que entonces la meritocracia alcanzaba ribetes de escándalo. Hoy, para variar, los tiempos siguen idénticos.

En cualquier caso, un diploma en educación inicial, la sentimental relación con un Adonis de juguete, fabricación aviesa de medios muy bien pagados para semejante estupidez, el saboteo constante y torpe al Fondo Contra-valor con Japón y las pataletas recurrentes, no parecen llenar las expectativas que sobre una asesora o asesor principal del más importante organismo llamado a coordinar la cooperación internacional, requieren como norma fundamental de un desarrollo rectilíneo, eficiente y de acuerdo a lo que el Perú requiere y necesita.

¡Qué sabe el burro(a) de alfajores!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

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