Esta migración calificada equivale al 10 por ciento de los profesionales, científicos y técnicos de alta capacitación formados en las universidades de todos los países de la región.

El fenómeno fue detectado hace más de 30 años, pero se profundizó en la última década cuando ese flujo migratorio hacia los Estados Unidos se incrementó en un 59 por ciento.

El trabajo de la Cepal revela que, contrariamente, las migraciones de profesionales dentro de la América Latina apenas aumentó un 12 por ciento.

Las cuantificaciones pertenecen al estudio "Movilidad Internacional de Talentos en América Latina", realizado por el director de la Cepal, Angel Solimano.

El país con más alto componente intelectual de sus migraciones a Estados Unidos es la Argentina, que tiene 191 científicos cada mil migrantes, seguida de Chile, con 156, Panamá, con 138 cada mil y Perú con 100, entre otros.

La investigación de la Cepal habla de la migración de talentos, a los que define entre otros, como expertos en tecnología, científicos, académicos, estudiantes, empresarios y profesionales en general, y los considera como "un recurso económico importante que crea nuevos bienes, servicios, ideas y riqueza".

Esa pérdida representa una descapitalización estratégica para Latinoamérica y en los hechos no es otra cosa que un nuevo subsidio que el Sur tributa al Norte, aunque en forma de conocimiento.

El autor de la investigación dijo a ISA que este proceso "es una manifestación de la desigualdad internacional del ingreso, que en consecuencia tienen a profundizar la desigualdad internacional del conocimiento".

Solimano entendió que se trata de un "subsidio que en parte regresa vía remesa, pero es insuficiente porque regresa dinero y no el valor agregado del conocimiento que se fue con el talento".

El problema del subsidio intelectual no es nuevo y fue planteado hace 34 años en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad, Chile 1972).

"Hubo intentos de contabilizar el capital humano transferido en la migración calificada, y propuestas para establecer sistemas impositivos de recompensas a los países en desarrollo por esta transferencia inversa de tecnología", señaló un informe de ese encuentro.

Ese trabajo pertenecía al Centro Latinoamericano de Demografía (Celade), y revelaba que la transferencia intelectual ocurre por una combinación entre crisis de los países de origen y políticas agresivas de captación en los países de destino.

"La emigración calificada viene en aumento no sólo por expulsión, sino por políticas agresivas de los países industrializados que demandan cerebros y ofrecen condiciones salariales y laborales imposibles de equiparar en los países de origen", denunciaba.

Ahora, la nueva investigación de la Cepal observó una profundización de aquella tendencia y un aumento vertiginoso desde 1990.

El que más aumentó su expulsión de cerebros fue El Salvador, con una suba del 203 por ciento, seguido de Nicaragua con un 162 por ciento y México, con un 74,5 por ciento.

El promedio argentino creció un 24 por ciento, mientras que el más bajo fue Chile, con un 15 por ciento de incremento.

No obstante la importancia y magnitud de este movimiento migratorio, en 2002 los profesionales sudamericanos eran sólo el 6,5 por ciento de todas las visas de inmigrante calificado (H-1B) entregadas por Washington, asegura la Cepal.

La mayor proporción, con un 65 por ciento del total, fue para profesionales asiáticos en tanto que los europeos sólo tuvieron el 15 por ciento.

La emigración calificada de talentos latinoamericanos es un éxodo intelectual que, según la Cepal, "se traduce en un aumento de las brechas sociales y en una erosión constante a la masa crítica de conocimiento" de la región. Washington captura al 75 por ciento de los estudiantes

Ese es el porcentaje de estudiantes que se queda en Estados Unidos al terminar un curso de especialización. Viajan becados por fundaciones u Organizaciones no Gubernamentales

El flujo de masa intelectual latinoamericana hacia Estados Unidos también se produce en la etapa de la formación, cuando muchos profesionales que realizan allí maestrías o posgrados no regresan a sus países de origen, según una investigación académica.

El trabajo reveló que hacia los primeros años del siglo 21, al menos el 75 por ciento de los profesionales que realizan maestrías en las universidades estadounidenses se quedan a trabajar en ese país cuando terminan la especialización.

"Globalizados pero restringidos. Una visión Latinoamericana del Mercado Global de Recursos Humanos Calificados", es el nombre de una investigación de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) que recuerda que, en 1970, aquella cifra se ubicaba por debajo del 50 por ciento.

En estos casos de trata de profesionales calificados en su campo que llegan a las universidades estadounidenses becados por fundaciones locales latinoamericanas para incrementar la circulación de ideas y conocimientos específicos en sus países.

Por el contrario, regresa a su país más del 95 por ciento de los profesionales que realizan posgrados, doctorados o maestrías en universidades latinoamericanas.

"Los países de la región registran emigración e inmigración de recursos humanos calificados, aunque la emigración hacia fuera de la región ha sido el rasgo más llamativo por su intensidad, tendencia y repercusiones", evalúa en sus conclusiones la investigación de la Cepal.

Las empresas se llevan profesionales de sus filiales En menos de una década, las multinacionales estadounidenses triplicaron la cantidad de profesionales que llevaron a sus casas matrices, provenientes de las filiales latinoamericanas.

La transferencia de ejecutivos y profesionales latinoamericanos desde las filiales regionales hacia las casas matrices en los Estados Unidos se incrementó en un 370 por ciento durante el último lustro.

Esa movilidad interna en las corporaciones estadounidenses es una de las revelaciones más sorprendentes de una investigación de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) sobre migraciones calificadas desde el Sur al Norte.

El estudio revela que en 1996 la cantidad de ejecutivos sudamericanos transferidos desde las filiales a las matrices era de 10.437, mientras que al último día de 2002 fue de 37.082.

El mayor crecimiento ocurrió en Colombia, donde en 1996 había 1.128 y en 2002 ya eran 7. 692. Le sigue la Argentina, que pasó de 1.524 a 6.628, mientras que en igual período Venezuela pasó de 2.179 a 7.963.

Contrariamente, Brasil tuvo unas de las proporciones más bajas, al pasar de 4.175 a 9.562. La Cepal entiende que esto se debe a la buena formación profesional de la región, pero también a que en Estados Unidos hay mejores salarios y mayores posibilidades de desarrollo profesional, además de estabilidad.

La tasa de crecimiento de las transferencias de ejecutivos mostró un crecimiento del 50 por ciento bianual en el lapso analizado. Era de 10.437 en 1996, pasó a 15.315 en 1998, luego a 24.991 en 2000 y llegó a 37.082 en 2002.

Parte del crecimiento se explica en que muchas multinacionales estadounidenses que operan en la América Latina montaron sus oficinas regionales en Miami, cuando al inicio de los noventa lo hacían en Buenos Aires, San Pablo, Bogotá o Caracas.

# Agencia de Noticias ISA (Argentina)