Afirmó Allan Wagner, ministro de Defensa: “La idea es que se inicie cuanto antes, éste va a a ser uno de los acuerdos que vamos a tomar en la reunión del 2 + 2, el 25 de octubre en Santiago de Chile”. Además dijo que se contaría con la colaboración de la Comisión Económica para América Latina “que ya elaboró una metodología que ha sido muy útil para Chile y Argentina…. y también va a colaborar en esto el Programa de Naciones Unidas para el desarrollo”. Sobre el particular subrayó: “Para esa fecha ya habremos concordado con la Cepal y con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo de los detalles operativos incluyendo el financiamiento de este ejercicio”.

Un día antes, es decir el sábado 16, el embajador chileno en Perú, Cristian Barros, replanteó públicamente la necesidad que las Fuerzas Armadas de su país y el Perú homologuen sus gastos contando con el monitoreo de un organismo internacional que verifique esos cumplimientos, todo ello con el fin de desmitificar la supuesta carrera armamentista.

El diario La Tercera de Chile, anunció el domingo 17 que “93 Leopard 2 usados y cerca de 80 Hummer nuevos, adquiridos por el Ejército de ese país, integrarán las brigadas acorazadas que actualmente está formando esa institución y estarán llegando en los últimos meses de este año. El país del sur contará, así, con uno de los todoterrenos que ha estado presente en los recientes conflictos bélicos en Irak y Afganistán. Se planea comprar 120 Hummer más” (Perú21, 18-9-2006).

Entonces se pueden señalar hechos sumamente extraños y servilismos obvios e inolcultables.

1) Como cuando el Acuerdo de Complementación Económica, más propiamente Tratado de Libre Comercio, Chile da las pautas, fija las fechas, marca los renglones más importantes y la sumisión del gobierno peruano es total y vergonzante.

2) El embajador chileno sale el sábado a dar declaraciones y el ministro de Defensa Wagner, el domingo, como para que no se deje de notar, encarrila sus esfuerzos y dice lo que se ha consignado.

3) La homologación fue una propuesta lanzada por Perú antes que Chile comprara los sofisticados aviones F-16, misiles aire-aire de exactitud milimétrica, tanques Leopard y submarinos alemanes con alta tecnología e inclusive un satélite para ataques sorpresa.

4) Ahora que Chile tiene todo este parque militar de alta potencia, es decir que se armó con letras mayúsculas, no para la paz, las armas en esos volúmenes, sólo sirven para hacer la guerra y quien diga lo contrario es un estúpido, necesita “homologación” con Perú.

5) ¿Quiere Chile poner un cerrojo a cualquier compra peruana? ¿Para qué un supervisor internacional (idea del sur), para quejarse hasta por la compra de clavos o llantas o balas?

6) ¿Para quién juega Wagner o quiere celebrar una homologación con empanada y vino tinto?

La defensa del país no puede tener flancos tan groseramente expuestos como lo que ocurre actualmente en el ministerio de Defensa. Por ejemplo repugnante, el viceministro, el traidor Fabián Novak Talavera, es un insulto a la historia del Perú y un acto contra el mínimo sentido de decoro de quienes están al frente de ese portafolio. Es imposible olvidar que aquél rábula fue premiado por Chile en 1999, por negociar en las “negociaciones” entre Perú y Chile. ¿Cómo, con qué autoridad moral, puede un individuo como tal, desempeñar el viceministerio de Defensa?

Semanas atrás, cuando la casualidad más insólita, elevó a ministro de Defensa al señor Allan Wagner Tizón, éste no tuvo otra idea que hablar, por recomendación de sus cófrades intelectuales de ONG, sobre la “seguridad cooperativa”, invención gringa contra las nuevas formas de terrorismo internacional luego de la voladura de las Torres Gemelas de Nueva York en el 2001. Es decir, este personaje ni siquiera tenía idea de qué decía y reiteraba servilmente un guión para realidades absolutamente distintas y foráneas.

Además, en clásico planteamiento burocratista, divagó Wagner sobre un concepto de gerencia por resultados en el ministerio de Defensa, como si los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas fuesen vulgares guarismos de organigrama elaborado por generales de escritorio, expertos en ganar dinero pero conspiradores contra estas mismas Fuerzas Armadas a las que atacan y socavan en su moral institucional desde otros flancos mañosos y pseudo-intelectuales.

¡Esta homologación es un disparate! La asimetría con Chile es patente como patética. Aceptar esta realidad es un principio crítico pero importante. Seguir el amén, como pareciera ser el triste papel de ciertos funcionarios públicos, es persistir en el oprobioso camino de la claudicación traicionera con el país.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

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