Nunca antes el movimiento a su favor en los Estados Unidos había logrado reunir a tantas personas en un llamado para exigir su inmediata libertad y además condenar la política de Estados Unidos que por más de cuatro décadas ha promovido el terrorismo en contra del pueblo cubano y a la vez brindado protección e impunidad a los terroristas que desde territorio norteamericano planifican y ejecutan esas malévolas acciones.

Más de 600 personas, provenientes de alrededor de 30 ciudades y estados norteamericanos y de Canadá, se dieron cita en la capital federal respondiendo a un llamado del Comité Nacional por la Libertad de los Cinco, de Estados Unidos.

Los manifestantes vinieron, de diversas ciudades incluyendo a Washington, Nueva York, Filadelfia, Boston, Los Ángeles, San Francisco, Providence, Albuquerque, Detroit, Chicago y Fort Lauderdale. También vinieron de los estados de Virginia, Maryland, Ohio, Nueva Jersey, Tenesí, Kentucky, Connecticut y Maine. Un total de 54 cubanos emigrados, la mayoría de ellos pertenecientes a las organizaciones que componen la Alianza Martiana, radicada en la ciudad de Miami.

Nunca antes se había visto tan grande manifestación de más de 600 personas que exigían la libertad de los cinco patriotas cubanos, en un recorrido de tres quilómetros a través de las más céntricas calles de Washington y mostrando carteles y pancartas con sus reclamos.

Nunca antes se habían congregado frente a las rejas de la Casa Blanca tantos centenares de personas coreando consignas exigiendo la libertad de los Cinco y condenando la política terrorista en contra del pueblo cubano.

Nunca antes se había logrado reunir un panel con oradores de disímiles entendimientos políticos e ideológicos unidos por lograr la libertad de los Cinco y condenar el terrorismo en contra de Cuba, como el que presidió el simposio que, con la asistencia de un poco más de 300 personas, tuvo lugar en la Universidad George Washington de esa capital después de terminada la marcha.

El panel de oradores estuvo compuesto por Francisco Letelier, hijo de Orlando Letelier, ex canciller del gobierno chileno de Salvador Allende, que fue asesinado por orden del dictador Augusto Pinochet, y ejecutado por terroristas de la extrema derecha cubano americana en la propia ciudad de Washington el 21 de septiembre de 1976. También presidieron Livio di Celmo, hermano de Fabio di Celmo, joven italiano victima de una bomba terrorista detonada en el hotel Copacabana, en La Habana, en septiembre de 1997 bajo las ordenes del terrorista Luis Posada Carriles; Akbar Mohamed, Representante Internacional de la Nación del Islam, potente institución de la comunidad afroamericana de Estados Unidos; Wayne Smith, ex Jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, quien por largos años ha abogado por un cambio en la política estadounidense con Cuba; Heidi Boghosian, presidenta del National Lawyers Guild (Gremio Nacional de Abogados); Saul Landau, politólogo, autor del libro “Asesinato en Embassy Row” que trata sobre el asesinato de Orlando Letelier; José Pertierra, abogado de la República Bolivariana de Venezuela en el caso de la petición de extradición a ese país del terrorista Luis Posada Carriles por su responsabilidad en la voladura de un avión de Cubana de Aviación en 1976, en el cual perecieron 73 civiles inocentes, así como Peta Lindsay, universitaria, representante de la Coalición anti bélica A.N.S.W.E.R; Cheryl Labash, representante de la Red Nacional de Solidaridad con Cuba de Estados Unidos; Gloria La Riva, coordinadora del Comité Nacional de Estados Unidos a Favor de la Libertad de los CincoNational Committee to Free the Cuban Five; y el que escribe, representando al sector progresista de la comunidad cubana emigrada en Estados Unidos.

Nunca antes un grupo selecto de expertos en estas materias se había pronunciado tan diáfana y elocuentemente sobre las mismas. Fue un acto que conmovió a todos los presentes.

Fue puesta en evidencia, una vez más, la inocencia de los Cinco acusados de conspirar para cometer espionaje en contra de Estados Unidos, así como el crimen que contra ellos el gobierno de los Estados Unidos comete en mantenerlos por más de ocho años arbitrariamente encarcelados. Como, una vez más, fue puesta en evidencia la responsabilidad del gobierno de los Estados Unidos en promover una política terrorista de Estado en contra del pueblo cubano, y en brindar protección e impunidad a los terroristas de la extrema derecha cubano-americana radicados en Miami, responsables de ejecutarla.

Ojalá que pronto se cumpla, para la tranquilidad y la paz del mundo, la sentencia incluida en un documento hecho público por la Casa Blanca el 5 de septiembre pasado titulado Estrategia de la Seguridad Nacional de Estados Unidos: “Los Estados que amparan y dan ayuda a terroristas son tan culpables como los mismos terroristas, y tendrán que rendir cuenta por sus actos”.

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Agencia Cubana de Noticias