El nombre de los páramos sudamericanos deviene del sufijo quechua "para" que significa agua o humedad y no a la denominación europea que se refiere a lugar yermo o estéril, barrido por el viento.
Nuestros páramos y bosques de neblina son eco-sistemas muy especializados que se distinguen por captar, almacenar, nutrir,regular y distribuir agua. Es por esta razón que la mayoría de los sistemas hidrológicos de los países andinos septentrionales nacen en este vital ecosistema. Se presentan desde los andes septentrionales del norte peruano (departamentos de Piura y Cajamarca), Ecuador y Colombia hasta Venezuela, constituyendo el complejo eco-regional de los andes del norte.
Son bio-regiones interrelacionadas que ocurren desde los 1,300 a más de 3,500 m.s.n.m, de climatología variable su biología endémica reviste especiales características de adaptación. Su particular y profundo suelo orgánico, almacena el agua captada por sus especiales singularidades (latitud, longitud, temperatura, altitud, geomorfología, especializaciones de su vegetación y otras especiales características) dando lugar a la formación a acuíferos en el área (lagunas) y la distribuye regular y constantemente, beneficiando de esta forma a su biología endémica y a toda la existente aguas abajo. Este profundo suelo orgánico (esponja vegetal) almacena además ingentes cantidades de carbono atmosférico e impide la deshidratacion del suelo.
Estos bosques tropicales de montaña, son los mas biodiversos y endémicos de toda America Latina, su elevada humedad ambiental da lugar a una profusa vegetación constituida por los vegetales mas antiguos del planeta: líquenes, helechos, musgos, orquídeas, rugosos arbolillos diversos y una amplia gama de gramíneas. Su avifauna es superviviente de la edad del hielo, fósiles vivientes especialmente adaptados a estos arcaicos paraísos tropicales de montaña, donde las condiciones climatológicas cambian abrupta y constantemente, en la mayoría de veces del día a la noche, de sol radiante con mucha energía y temperaturas aceptables durante el día a temperaturas bajo cero y elevada brumosidad durante la noche. La avifauna endémica silvestre está especialmente adaptada a esto, los colibríes y otras aves, reducen voluntariamente su temperatura y ritmo cardíaco durante la noche para poder así enfrentar la gélida temperatura nocturna y cuando amanece y sale el radiante sol ecuatorial, recién se movilizan sorprendemente.
El tapir de altura (Tapirus pinchaque), sobreviviente del pasado y cuyos orígenes datan de hace 40 millones de años, tiene su pelaje negro para absorber la mayor cantidad de energía solar, voluminoso y especialmente adaptado, con sus heces fecales es el prodigioso sembrador de su medio mientras abre túneles en su agreste y enmarañada vegetación de los bosques de neblina los mismos que son aprovechados por otras endémicas y raras especies como es el caso de otro sobreviviente de la edad del hielo: el oso de anteojos (Tremartos ornatus), único ursido latinoamericano, descendiente de los extintos osos de hocico corto, con mandíbulas y tracto digestivo especialmente adaptado para aprovechar todo tipo de alimento. Los diminutos venados enanos (Pudu mephistopheles) se movilizan y alimentan por estas carreteras de vida, abiertas por los monarcas de las eternas brumas norteñas: los tapires de altura. Ratones de agua, sobrevientes del pasado, pescan en las profundas y gélidas quebradillas de esta brumosa bioregión, cuya elevada humedad se debe principalmente a los húmedos vientos provenientes del oriente que al elevarse por la cordillera, se condensan, convirtiéndose en agua.
En nuestros bosques montanos o páramos y bosques de neblina del norte peruano se presenta la deflexión de Huancabamba, accidente geográfico muy especial a lo largo de la cordillera de los andes en toda su extensión. Aquí la cordillera de los andes marca un cambio de orientación del eje general del edificio andino además de una modificación de sus características. Al norte del abra de Porculla, los andes norteños y la sierra piurana, muestran una organización totalmente distinta, con una historia diferente a la de la cordillera de los andes, definiendo un límite meridional significativo entre los andes centrales y los norteños, lo cual influye significativamente en la circulación del aire y de las corrientes marinas, determinando el clima de esta especial bioregión.Tal vez esto determine su excepcional y endémica biodiversidad y presencia de fósiles vivientes, eslabones con nuestra prehistorica biología.
Los páramos y bosques de neblina del norte peruano son cabecera de cuencas y aquí nace el río Blanco, Chinchipe (Jaén y San Ignacio de Cajamarca) y el río Huancabamba. Asimismo los ríos Aranza, Tomayaco, Ramos y Quiroz (Ayabaca-Piura) tienen aquí su origen, los mismos que alimentan las represas de San Lorenzo (Piura), de Poechos (Sullana), formando los rios Piura y Chira, aguas abajo.
A la fecha podemos reportar la presencia de una heterogénea biodiversidad, la cual tal vez sea una pequeña parte de la que realmente existe. En este reporte biológico se han registrado nuevas especies para la ciencia mundial además de nuevos registros para el área.
Aves: 200
Mamiferos: 150
Anfibios: 80
Reptiles: 40
Insectos acuáticos: 200
Insectos terrestres: 380
Especies vegetales: 400
En lo que se refiere a registros arqueológicos , podemos afirmar la magnificencia de la misma y es probable que la ciudad perdida de Chicuate de la cual se ocupan muchos cronistas, se encuentre en los brumosos paraísos tropicales de montaña de Ayabaca y de Huancabamba.
Es seguro que la explotacion del proyecto minero río Blanco de la Monterrico Metals, destruya irreversiblemente un oasis de vida arcaica y presente, escribiendo de esta forma las crónicas de millones de muertes anunciadas en todo el norte del Perú.
"El hombre es el peor enemigo del hombre"
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