En días pasados hubo una presencia peruana impresionante en Santiago de Chile, más o menos la mitad del gabinete y una delegación importante de empresarios, que fueron a tratar de incrementar las relaciones económicas comerciales con el vecino país del Sur. Si esto trae resultados positivos en los términos de nuestro intercambio en buena hora. Lo que nos preguntamos porque no se ha hecho algo similar con Brasil con quién si debemos establecer lo más pronto posible una real alianza estratégica. En esta columna, desde su inicio, hemos venido preconizando el que se establezca esta alianza. No solo por la conveniencia de nuestra relación intrínseca sino por el significado que ella misma tiene en el futuro de nuestra propia presencia en la Cuenca del Pacífico. El Perú por si solo no es nada frente a lo que significa el mercado asiático, más o menos una pulga en el mapa, pero si nosotros nos encontramos unidos con Brasil las perspectivas son ya de otra naturaleza. Evidentemente que si a eso le sumamos una relación estrecha entre los andinos la relación de nuestro país adquiere definitivamente otra dimensión. Por ello no dejamos de insistir en la necesidad de establecer una política clara de aproximación con el Brasil e incorporarnos en una economía de otras dimensiones. Definitivamente somos el paso obligado, en ambos sentidos, entre Brasil y Asia y vice versa. Para obtener beneficios de esa situación geográfica debemos convertir nuestra relación en no solo geográfica sino más bien geopolítica. Tenemos que desarrollar una política económica integracionista con ellos lo más antes posible pues el tiempo corre en contra nuestra. En ese sentido y en vista que tenemos en construcción la interoceánica, aparte de desarrollar los proyectos que se encuentren en su margen debemos preconizar el desarrollo de una economía de servicios que facilite el intercambio que se va a producir. Esto implica no solo las vías de intercomunicación, sino las facilidades portuarias adecuadas, transporte, la energía que se va a consumir, el sistema de almacenamiento, el sistema bancario de apoyo a esa infraestructura, los seguros y reaseguros, etc. En fin todo lo que una economía de servicios brinda. Para ello debemos estar preparados, esto no se crea de la noche a la mañana. Implica prepararnos desde todos los ángulos de la economía, desde la preparación universitaria con las carreras y profesiones adecuadas hasta la puesta en marcha de políticas definidas por parte del gobierno que fomenten la nueva visión. Ello también será de un gran atractivo para las inversiones tanto nacionales como extranjeras ¡Qué esperamos!.