Un peligro regional se cierne sobre América Latina, se llama Álvaro. Pero no ese que gobierna Colombia, a quien muy bien se lo ha apodado “el pequeño Bush”. Él también es un peligro latente desde el 2001, pero esta vez nos referimos a otro que podría constituirse en la dupla del terror junto a su tocayo colombiano si gana las elecciones presidenciales el próximo 26 de noviembre, nos referimos al magnate bananero Álvaro Noboa Pontón.

Es un peligro regional porque representa el eslabón que le hacía falta soldar al imperialismo norteamericano en su cadena de dominación sobre el continente, que se rompió precisamente en la conflictiva área andina, con gobiernos progresistas y patrióticos como el de Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia.

De ganar Noboa las elecciones, la política guerrerista de Bush-Uribe tomaría mayor fuerza en la región. Un síntoma es precisamente el desplante último del mandatario colombiano al Ecuador, luego de la nueva protesta diplomática que recibió por el asesinato de dos compatriotas en la frontera norte a manos del ejército colombiano. “Raúl Reyes se oculta y opera desde Ecuador”, ha dicho, al tiempo de llamar a los gobiernos a enfrentar juntos a la guerrilla y dejando en evidencia que los aparatos de inteligencia militar de su país actúan en territorio ecuatoriano, en clara violación de nuestra soberanía.

Estamos en un escenario de agudización de la política fascista en los dos países. En Colombia por la orden de Uribe de intervenir militarmente para liberar a los secuestrados por la guerrilla, que prácticamente los condena a la muerte y con la cual, obviamente, están en total desacuerdo los familiares de las víctimas. Y en Ecuador por el discurso profascista del candidato ganador de la primera vuelta electoral, Álvaro Noboa Pontón, quien ha calificado de terroristas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), considera a Alvaro Uribe su amigo y un aliado en la lucha contra el terrorismo, y ha dicho que no mantendrá relaciones de ningún tipo con países como Venezuela y Cuba. Además ha sido claro en manifestar que aplicará medidas neoliberales, como la firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, les guste o no a los sectores populares. “por cada 500 manifestantes habrá 500 policías”, dice.

Noboa, quien fue condenado internacionalmente por explotar a niños en sus plantaciones bananeras, ha demostrado que no tiene escrúpulos, se presenta como el enviado de dios, se arrodilla, reza y pretende hacer sanaciones milagrosas, entrega sillas de ruedas, alimentos, computadoras, créditos y dinero en efectivo a los sectores más empobrecidos del Ecuador, quiere convertir al país en su más grande empresa (tiene más de 100).

Noboa es un problema actual, de ineludible confrontación política por parte de los sectores populares y de izquierda. Se trata de la vigencia de las libertades políticas y de los derechos humanos en el país y en América Latina; de defender las conquistas de los trabajadores, que han costado sangre y años de lucha consecuente, por ello, votar contra Noboa es una consigna del momento, como lo han sido la salida de la Oxy y la no firma del TLC.