Hay en esta historia aparentemente dos compañías: Hidroabanico, la hidroeléctrica, y Sipetrol, su contratista, pero ambas son la misma cosa. Para no ir más lejos, Pablo Terán Ribadeneira (ex ministro de energía en el gobierno de Gustavo Noboa), el tenebroso hombrecillo situado detrás de todo el dolor y el sufrimiento de nuestro pueblo, es presidente de la primera y mantiene intereses en la segunda.

A partir del día en que nos decidimos a pedir algo, al menos una explicación, empezaron los engaños, las falsas promesas, las acusaciones. Entonces, aparecieron nombres que han pasado a formar parte de esta historia como signos de la desvergüenza, el fraude y la prostitución como López, Flores, Castelo o Sevilla.

A partir de entonces y durante casi dos años, nuestras relaciones con la compañía fueron un círculo vicioso que se resume en esto: nosotros les buscábamos, les invitábamos a dialogar. Ellos, cuando venían, nos hablaban del progreso, de las fuentes de trabajo, del impulso para la región, de la luz para la provincia, de la técnica, del entusiasmo de las autoridades, de las leyes de la República, de la gracia que significaba el hecho de que Hidroabanico se haya apoderado de Jimbitono, de lo maravillosos que eran, de lo malagradecidos que éramos.

Si alguna cosita alcanzamos, se la arrancamos jugándonos en ello nuestra dignidad, azuzados por nuestros hermanos, los trabajadores de la compañía. Sin embargo, y a la larga, ¿qué hemos obtenido? Pese a todos los avances técnicos de que tanto nos hablaban, no se ha construido la multicancha ofrecida, porque el terreno cedido para el efecto es muy pantanoso, dicen ellos. De los estudios de alcantarillado sólo se sabe que están en alguna oficina de la Municipalidad, esperando que el olvido los borre de la memoria de todos. ¿Qué tenemos, realmente? Una computadora Compact, amarillenta, obsoleta, inútil, una computadora que nos costó 140 dólares, porque como vino dañada, tuvimos que mandarla a reparar. Eso sí, la impresora que nos dieron sí es nueva, es una Lexmark de la serie Z615 que tiene un costo comercial de 45 dólares.

Para contrarrestar los impactos sobre la vida de la gente, la Hidroabanico construyó cinco pasarelas sobre el río Balaquepe. Dos de ellas fueron arrastradas por una creciente natural poco después de terminadas. Consideremos que antes la gente iba y venía, para lo que sea, para visitar amigos, recoger los frutos situados al otro lado del arroyuelo, los niños iban a tomarse un baño, a pescar, los ganaderos llevaban a sus animalitos a abrevarse. Ahora todo eso es cosa del pasado. Simplemente, en muchos tramos, el nuevo Balaquepe no se puede vadear. No sólo es el caudal, que ha aumentado drásticamente, sino la velocidad del agua. Además, la compañía ignoró a los finqueros que necesitan cruzar el río con sus animalitos, al construir sólo pasarelas peatonales. Ahora ellos están fregados, porque la correntada tumba hasta a las bestias.

Otros impactos: el hundimiento del cerro por cuyas entrañas pasa el túnel de descarga. El río Upano, al cual tributa el río Abanico, se ha visto resentido por la merma del agua. Todos estos impactos no se ven al día siguiente, empezarán a notarse gradualmente.

Desde el punto en que el nuevo Balaquepe recoge las aguas turbinadas, recorre una distancia de 1,50 kilómetros, ahí desemboca en el río Jurumbaino, el cual 8 kilómetros más adelante embiste a cuatro barrios de la ciudad de Macas, donde está el aeropuerto: los barrios Sangay, Unión, 27 de Febrero y Yambas corren serio riesgo. Pero eso no se toma en cuenta en los Estudios de Impacto Ambiental Definitivos. Ahí sólo se dice que la obra pondrá a disposición de los ciudadanos una solución definitiva al déficit de agua en Macas, ahorrándole al Municipio un ‘gastito’.

El callejón tiene unos 25 metros de ancho y atraviesa nuestros montes como una cuchillada que nos hiere a todos. Es el progreso que avanza, dirá Hernán Flores, el muchacho que los dueños de la compañía han colocado en el puesto de la gerencia general. Los tubos tienen un diámetro de 1,70 metros. A veces, después de bajar de los plantones en la zona de obras para el pueblo, los niños se entretienen corriendo por su interior y pensamos que ese es el verdadero progreso: la felicidad de los niños, una sociedad que haga las cosas para alimentar la vida, no para amasar dinero, no para destruir, no para esclavizar.

Ese chorro de agua sin control se fue a caer por el primer cauce que encontró, el del río Lupique, que discurre por un costadito de Jimbitono. Nosotros le llamamos río, pero en realidad es un riachuelo. Ese riachuelo se desarmó con ese inmenso caudal inesperado. Vivimos momentos de angustia, pensamos que el pueblo se inundaría, que la creciente del Lupique arrasaría todas las casas y a nosotros con ellas.

No se llevó ninguna casa, no engulló ninguna vida humana. Pero se equivocan quienes piensan que no pasó mayor cosa. Las orillas se devastaron, las peceras y las chancheras adyacentes desaparecieron. ¿Eso no es nada? ¿Estamos tan acostumbrados a destruir que eso no es nada? ¿Qué hubiera pasado si la creciente atrapaba a nuestros niños bañándose en esas aguas, jugando, pescando? Mientras tanto, la Hidroabanico ni siquiera tuvo la delicadeza de regalarnos una explicación. Tampoco lo hicieron nuestras autoridades que deben velar por el bien del pueblo.

Ahí fue cuando aparecieron algunas palabritas que se han repetido mucho durante estas semanas y cuyo significado depende de quién las diga y de quién las escuche: negociar, reglas del juego, diálogo, hacer entender, firma, agitadores, infiltrados, leyes. Saber qué significan para los de la Hidroabanico/Sipetrol, y saber qué significan para nosotros ha sido un trabajo duro, parte del intenso aprendizaje que hemos tenido.

Para el 31 de agosto y después de los debates de la asamblea, la posición de Jimbitono se había fortalecido mucho frente a la de la Hidroabanico. Finalmente, se revelaron las verdades sobre esta obra y ante tanta suciedad no cabíamos de coraje. Las violaciones constitucionales y legales son innumerables. Artículos 86, 88, 97 de la Constitución de la República, Ley de Gestión Ambiental, Ley del sector Eléctrico, Ley del Uso y Usufructo, Reglamento de Concesiones Públicas.

Saltó a la luz pública la carta intención entre Hidrobanico y la minera canadiense Corriente Resources sobre la línea de transmisión que la Sipetrol construye para llevar la energía eléctrica de la segunda etapa. Esta servirá sólo a las mineras transnacionales Corriente Resources, Billiton, Lowell Mineral Exploration y otras, ubicadas en los cantones Limón Indanza, San Juan Bosco, Gualaquiza, Panki y Yantsatza. Si enchufan la corriente eléctrica, sus cerros saltarán en pedazos.

Ya no se trataba de unas cuantas obritas, se trataba de nuestra vida, de nuestra dignidad, de nuestros hijos. Las resoluciones son once, pero quisiéramos referirnos a las más importantes:

• Indemnización a los propietarios de los terrenos afectados.

• Asegurar los puestos de trabajo de los obreros de Hidroabanico/Sipetrol, moradores del Jimbitono.

• Revertir los 5 metros cúbicos por segundo al cauce original.

• Que la energía eléctrica de la primera fase sirva a Morona Santiago.

•No iniciar ninguna acción legal contra los dirigentes o miembros de la comunidad.

• NO A LA SEGUNDA FASE DE HIDROABANICO.

• SUSPENSIÓN INMEDIATA Y TOTAL DE LOS TRABAJOS DE SIPETROL EN TODA LA PROVINCIA.