En estos días con la tensión de si se presenta para su ratificación en el Congreso Americano el TLC con el Perú, y si el mismo será aprobado, la visita de medio gabinete peruano a Santiago de Chile acompañado de nutrida delegación de empresarios, se nos viene a reflexión un hecho sumamente importante y que consideramos que solo está examinado tangencialmente y es de que si nuestras fuerzas empresariales y productivas han estudiado con detenimiento las posibilidades de los mercados a los que se quiere llegar. Es decir cuando uno desea emprender un negocio de producción y exportación se tiene que tener en cuenta que antes de decidir que es lo que se va a producir, que productos se piensa elaborar, se tiene que realizar toda una investigación sobre lo que están requiriendo los mercados. No a la inversa, que primero se produce y después se busca el mercado. Este estudio de mercado es toda una ciencia en el cual no solo se aplica las posibilidades de competencia de lo que se entiende por calidad, competitividad, oportunidad y necesidad, sino las potencialidades de eficiencia y eficacia.

Para cumplir con este cometido en principio es bastante difícil que el empresariado nacional lo pueda desarrollar por si solo. Se requiere toda una política al respecto. Es decir el Estado también debe estar involucrado en ese esfuerzo identificando las diversas potencialidades y posibilidades. El Estado a través de sus organismos pertinentes debe hacer una búsqueda de una amplia gama de productos que estén siendo requeridos en el mercado exterior. Una vez identificados los mismos poner en conocimiento del empresariado o fuerzas productivas esta información y es ahí donde el empresario nacional puede identificar en que productos se encuentra en capacidad de intervenir en condiciones favorables.

No somos hinchas de utilizar modelos pero en este caso si es necesario. Nuestro vecino del Sur constituyó hace ya un buen tiempo una organización que se llama Fundación Chile que su principal trabajo, entre otros, es el de la identificación de posibilidades en el mercado externo para proceder a entregarles la información necesaria al empresariado chileno. Nosotros también debemos hacer algo similar, pues con ello facilitamos el trabajo a nuestros empresarios. Consideramos que si el Perú cuenta en la Cancillería con un aproximado de 150 oficinas en el exterior bien se podrían dedicar también, aparte de sus funciones diplomáticas, a este trabajo de identificación pues ya es hora de que desarrollemos una diplomacia económica y no dupliquemos esfuerzos.