Como fuere que devenga la "revolución bonita" , y aunque todavía no tenga definición acabada, puesto que está en pleno desarrollo y construcción, la misma se trata de una experiencia opuesta al capitalismo en su fase imperialista actual o a cualquiera de sus metamorfosis posibles.

Chávez le dice “Mister Danger" o Diablo al actor principal de la oposición, quien con un libreto traducido a todas las lenguas intenta por cualquier medio imponer sus políticas belicistas, propias de las necesidades del aspecto más "maléfico" del modelo hegemónico, y todo en nombre de una supuesta lucha "contra el terrorismo".

Seguramente fue el hartazgo de buena parte de la sociedad estadounidense ante tanta guerra y mentiras lo que mejor explique la reciente "paliza" - para citar textualmente a "Mister Danger"- que acaba de recibir el Diablo en la urnas, que impusieron la vuelta de los demócratas al control de Congreso estadounidense.

Pero atención que la sed de recursos energéticos fue lo que llevó a la Administración de George W. Bush a invadir a Irak, a amenazar ahora a Irán y a propiciar la reciente agresión de Israel contra el Líbano. Y es esa misma sed la que explica su accionar de hostigamiento y amenazas contra la Venezuela que se apresta a cumplir en diciembre con un ejemplar acto electoral.

Es Bush entonces el opositor principal a la democracia venezolana. Veamos ahora a los actores secundarios. El que parece ostentar un perfil más alto es Manuel Rosales, actual gobernador del Zulia, quien tuvo una activa participación en el fallido golpe de estado de abril de 2001, junto a Pedro Carmona Estanga, ex titular de la entidad empresaria FEDECAMARAS y también fallido ex presidente golpista.

A menos de un mes de la fecha establecida para los comicios electorales del 3 de diciembre, en Venezuela comenzó la recta final de una contienda cuya mayor energía final es la de meter en razón a aquellos que aún permanecen indecisos respecto de sus preferencias electorales. Sin embargo, cada vez son más los sectores, incluso de los estratos sociales medios, que se están inclinando por la Revolución Bolivariana y por el presidente Hugo Chávez.

Dos encuestas difundidas la semana pasada por el sitio electrónico Aporrea revelaron que entre 53,2 y el 63,3 por ciento de los electores considera a Chávez como el ganador en las elecciones presidenciales. El Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) le otorga un 53,2 por ciento, entre 26 y 28 puntos por encima de Rosales. La firma Cifras Escenarios C.A. estima la intención de voto por Chávez en el 63,3 por ciento.

Aún así, en el país del petróleo y con una larga tradición de “show caribeño” falta definir la adhesión que pueda concitar el cómico Benjamín Rausseo, más conocido como "Conde Guácharo", quien se propone como presidente. Se trata de un claro exponente “del entretenimiento pasatista“, y encabeza una agrupación política cuyo nombre es PIEDRA.
Una larga tradición conserva también el país tropical con las reinas de belleza o "Mises", síndrome estético y visual de la clase media, comprometida con la búsqueda permanente del supuesto “bien parecer (no sólo) femenino”.

Esos elementos de la clase media - que quedan por fuera de los que buscan igualdad jurídica y social y por eso apoyan a Chávez -, son los que se expresan a través de la imagen "pretty woman", desmotivada y tan discretamente (des) encantada.

Se trata de sectores presumiblemente abstencionistas que sin embargo representan un riesgo para Rosales porque las recientes encuestas señalan que entre ellos cada día son menos los dispuestos a acompañarlo.

El candidato opositor lleva por consigna un desafiante “Atrévete” y se lo nombra como el “candidato de la unidad “. Por supuesto que en los cerros, en los barrios populares, es poca la cabida que tiene, pues mayoritariamente chavistas se han sumado al proceso de transformaciones en forma activa y han sabido interpretar el profundo significado de los planes de salud y de desarrollo social emprendidos por el gobierno, con el apoyo de la solidaridad cubana.

Parece ser que a Bush y a la oposición sólo le quedarían los votantes de los "countries" y de barrios privados. Es decir los ricos y más reaccionarios.

(*) Periodista argentina en Venezuela