El asunto es complicado. A petición de los representantes Jeff Flake, republicano, y William Delahunt, demócrata, la Oficina General de Contaduría de los Estados Unidos (GAO), decidió hacer una auditoría para conocer el manejo de los cuantiosos fondos que se entregan por el Departamento de Estado y la Agencia para el Desarrollo (USAID), a las agencias creadas por los grupos mafiosos miamenses dedicados a la desestabilización de Cuba, y resulta que se descubrió que "existen gastos dudosos" y "significativas debilidades de control" con respecto a esos elevados guarismos.

Se supo, por ejemplo, que personajes como Carlos Acosta, de la titulada Acción Democrática Cubana, llegó a adquirir hasta una sierra eléctrica para "cortar una rama que cayó cerca de la puerta de su oficina", mientras que otras cifras se invirtieron en la compra de juegos digitales de Nintendo y Playstations de Sony, abrigos de piel, costosas golosinas y otros artículos que muchos se preguntan si servirán de algo en la "lucha contra Castro".

Las realidad es que los millones para la contrarrevolución vienen y van sin que nadie sepa ciertamente cómo se manejan, para qué su utilizan y quién los controla y administra. Algo resulta evidente: desde sus inicios, el negocio de la "oposición al comunismo en Cuba" constituye un pozo sin fondo con no pocos corruptos.

Nadie puede olvidar las presiones para obtener fondos que realizan los grupos terroristas a comerciantes, pequeños industriales y personajes de clase media dentro del titulado "exilio", dinero presuntamente destinados a la "guerra contra Castro", y que terminaron convertidos en lujosas casas y automóviles para los "combatientes" y sus familias.

Pero, desde luego, para George W. Bush y su equipo estos tremendos fraudes que ahora salen a la luz parecen ser perdonables. Al fin y al cabo son solo tratativas entre corrompidos, unos radicados en el sur de la Florida, y otros a las orillas del Potomac.

Lo cierto es que a partir de 1996, entregó Washington del fisco nacional 73,6 millones de dólares a estos "distinguidos patriotas cubanos". En 2004 se decidió poner en juego otros 36 millones, y en julio último se acordó elevar el monto en 80 millones adicionales durante un período de 24 meses, junto a 20 millones anuales hasta el pretendido cambio de gobierno en la Isla.

¡Sin dudas, mucho agua como para salpicarse en grande!

Agencia Cubana de Noticias