No hay ningún problema de balcanización, el único conflicto real es el sometimiento de México a estos modelos y por lo tanto el desmantelamiento de la historia de México de la mayoría del siglo pasado, revela el escritor chihuahuense y estudioso de la historia de los movimientos armados en México, Carlos Montemayor.

“Observo lo que ocurre ahora en México como un proceso de adaptación del país a los modelos de la globalización económicos impuestos por una elite empresarial mundial”.

En su opinión, “son lógicas y naturales estas secuelas del proceso de sometimiento de nuestra economía a estas estructuras. Desde finales del sexenio de Miguel de la Madrid, México comenzó a someterse a esa política y tenemos ya tres sexenios, poco más de tres sexenios de globalización o de gobierno neoliberal y se avecina un período mayor aún.

“Esto implica el desmantelamiento de muchos aspectos del Estado mexicano que durante décadas estuvo basado en una idea de Estado benefactor, y ahora esto implica dar marcha atrás en perjuicio de la mayoría de la población. Así, se ha dado marcha atrás en servicios educativos, energéticos, en salud, seguridad de trabajo, vivienda e incluso en seguridad territorial.

“De esta manera, los procesos que está viviendo México son impuestos por esta elite trasnacional. Y eso es todo”, sintetiza el también escritor de novelas políticas que rescatan acontecimientos históricos como la guerrilla de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas en “Guerra en el paraíso”.

En relación con la posibilidad de que los ciudadanos mexicanos se confronten y dividan por sus preferencias políticas, como ha ocurrido en Venezuela, Montemayor minimiza ese escenario: “son solamente aspectos pasajeros, no veo que sean más importantes que el proceso real del sometimiento de la economía mexicana a los intereses de los capitales trasnacionales. El fenómeno es natural. Hay grupos que nos oponemos a estas medidas políticas a esta orientación política y hay grupos que la prefieren así”.

 ¿Cuál es el futuro? ¿Qué hacer ante esta situación actual?

 Esto está desde hace veinte años.

 Sí, pero ¿qué hacer para impedir que el país no se nos desbarate?

 El país se está desbaratando por las propias políticas económicas, no porque las diferencias políticas de la sociedad mexicana lo estén produciendo. Es al revés. Bueno, opciones hay muchas, no puede ser una sola opción. La opción tiene que estar a nivel electoral, a nivel ideológico, a nivel de partidos políticos, de movimientos campesinos, de movimientos populares, de movimientos indígenas, a nivel de movimientos estudiantiles. Todos esos movimientos que puedan ir surgiendo, o sumando, son los únicos que pueden frenar esta economía bárbara de sometimiento de toda la sociedad mexicana a los intereses de la banca extranjera o los capitales trasnacionales. Esa es la única salida.

Agrega que este proceso se puede alcanzar en distintas medidas y latitudes. “Sí se puede en el caso de Bolivia, de Argentina, Venezuela; se puede en el caso de Brasil o de Uruguay, y ninguna de estas reacciones o frenos de los otros países sudamericanos es idéntica.

“De manera que la de México tampoco tiene porqué ser idéntica. Está en nuestras manos. Por ejemplo, si seguimos aceptando además de estas políticas económicas, aceptando procesos electorales manipulados, sucios u oscuros, bueno, este conformismo se podría ligar a otro conformismo en la volatilidad del empleo, que se podría unir al conformismo por la reducción de las aportaciones a la educación pública”.

Montemayor se extiende en la importancia de conjurar el conformismo político. “Se puede ligar al conformismo con la desaparición de los servicios de salud o de pensiones. Y podríamos decir lo mismo si esta inconformidad se suma a las otras inconformidades en los distintos planos del sometimiento de México a estas políticas económicas, entonces, salidas habrá muchas y diversas”.

Para Montemayor el riesgo de que esa inconformidad político-social alcance dimensiones nacionales, es “el que estamos viviendo la mayoría de los mexicanos: el riesgo han sido 20 años de desmantelamiento de las empresas públicas y del Estado mexicano comprometido con el bienestar social. Esos son riesgos ya consumados, así que más riesgos no veo. Solamente profundizar esta pauperización del país”.

A la pregunta de si coincide con la opinión de otros analistas mexicanos en el sentido de que México avanza hacia la militarización de su política como parte de la integración económica que mantiene con Estados Unidos, responde con un lacónico: “Así es”.

Sobre la posibilidad de que la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el frente político organizado en torno a Andrés Manuel López Obrador, conjuguen sus esfuerzos para combatir la política neoliberal del estado mexicano, Carlos Montemayor desestima ese escenario.

“No se trata de que sea viable, es que cada uno de esos movimientos es distinto. Traen su propia dinámica, sus propias finalidades, sus propios procesos. Lo que hay que distinguir es que muchos procesos diferentes son los que pueden influir para imprimir cambios en el país, en estas políticas devastadoras neoliberales”.

 ¿Hay aún espacio en México para una lucha contra el Estado burgués?

 Esa lucha sigue, continúa en Guerrero, y por informaciones que han salido a la prensa desde los propios cuerpos de inteligencia militar, hay organizaciones guerrilleras no solamente en Chiapas, hay en Guerrero, en Oaxaca, el Estado de México, en algunas regiones del centro del país. La opción de la lucha armada ha sido permanente en México.

Subraya: “vuelvo a decir que no se trata de derechas o izquierdas, se trata de que el proceso de sometimiento de la economía mexicana a la globalización económica produce todos estos fenómenos.

“La política de derecha no se refuerza. En el momento en que se acaben todas esas estructuras constitucionales y económicas del Estado mexicano como un Estado comprometido con el bienestar social, en esa medida ya no habrá un país que defender, ni derechos qué defender. Todavía en este momento hay una estructura constitucional que nos permite defender derechos, o sea cuando desaparezcan estos de la Constitución, ya no habrá derechos sociales que defender o qué invocar”.

 ¿No vislumbra en el momento actual de México una derrota de las organizaciones en lucha?

 En la historia de México ha habido derrotas y triunfos, ahora estamos en un proceso de derrota desde hace 20 años. Esta lucha es muy diversificada, no hay un manual para decir cómo deben conformarse las luchas ni las resistencias sociales.

El mensaje de Carlos Montemayor radica en insistir que debe entenderse que el proceso de la globalización no es un proceso natural, no está regido por leyes naturales, ni constituye un episodio positivo de la evolución de la especie humana, sino un retroceso.

Entender que lo que llamamos globalización constituye en realidad, una nueva versión del colonialismo, estamos ante un nuevo periodo de colonialismo y todo lo que hagamos para entender este proceso, denunciarlo y explicarlo, pues sería toda una forma de contribuir al rescate del país.

Publicado: Diciembre 1a quincena de 2006 | Año 5 | No. 69