A penas 4 días después de haber inflado las declaraciones, ya de por sí alarmistas de la señora Eliza Manningham-Buller, directora general del MI5, y de haber afirmado en su primera plana que Al Qaada estaba realizando operaciones de reclutamiento en las escuelos británicas, el diario conservador británico The Daily Telegraph prosigue su labor de dramatización del «peligro islamista». En su edición del 14 de noviembre de 2006, el periódico de gran formato más vendido del Reino Unido asegura que «Irán entrena a los nuevos miembros de Al Qaeda» («Iran’is training the next al-Qa’eda leaders’».

Basándose en «informes» de agencias de inteligencia «occidentales» sobre los cuales no ofrece la menor información, el diario asegura que Teherán trata de tomar el control de la organización de Osama Ben Laden promocionando a Saif Al-Adel, un egipcio que el Daily Telegraph presenta a la vez como miembro de alto rango de Al Qaeda y huésped de los Guardianes de la Revolución iraní. El periodista Con Coughlin asegura que los lazos entre Teherán y Al Qaeda se desarrollaron a partir de la elección de Mahmud Ahmadinejad pero que ya existían fuertes vínculos desde los años 90.

Este artículo se basa exclusivamente en fuentes anónimas y deja en suspenso numerosos elementos. En efecto, si Teherán y Al Qaeda están vinculados desde los años 90 y si, como nos han dicho, Al Qaeda trabajaba con los talibanes, ¿por qué las relaciones entre la República Islámica de Irán y Kabul eran tan tensas en aquel entonces? ¿Si Irán apoya a Al Qaeda ¿por qué Abu Musab al-Zarkaui, de quien nos dijeron que era el dirigente de Al Qaeda en Irak, cometió tantos ataques contra los chiítas cercanos a Teherán, según la lista de atentados que se le atribuyen? Si Al Qaeda es ahora una «tendencia» como afirman hoy numerosos expertos mediáticos para justificar la ausencia de pruebas sobre su participación directa en los atentados de Madrid o de Londres, ¿de qué sirve entonces apoyar a alguien para dirigirlo jerárquicamente? Y así podríamos seguir indefinidamente con este juego de preguntas y respuestas sobre las incoherencias de esta nueva «primicia».

Basta con señalar que se trata de los mismos procedimientos utilizados contra el Irak de Sadam Husein para justificar la guerra: se acusa a Irán de «desarrollar armas de destrucción masiva» y de mantener vínculos con Al Qaeda. Por consiguiente, si dejamos que Irán haga lo que quiera, los «terroristas» dispondrán de «armas de destrucción masiva», lo cual constituye «la mayor amenaza que enfrenta el mundo», según George W. Bush. En este nuevo programa de propaganda, el señor Con Coughlin, director del servicio internacional del Daily Telegraph, parece estar en posición de reemplazar a Laurie Mylroie que tanto divulgó la supuesta alianza entre Sadam Husein y Ben Laden.